martes, 12 de enero de 2016

sábado 8 de marzo de 2008

Terroristas


De entre la sarta de imbecilidades que van hilvanando día a día los responsables políticos -que no, a mi modesto juicio, políticos responsables- hay una que no por repetida hasta la saciedad deja de producirme grima cada vez que la escucho. Se trata de esa, siempre muy enfatizada, que asegura que los terroristas nunca conseguirán sus fines políticos y, además, pueden estar seguros de que darán con sus huesos en la cárcel. Analicemos:

1º.- Se lo creen, luego dicen imbecilidades porque son imbéciles.

2º.- No se lo creen, luego dicen imbecilidades porque piensan que su auditorio está formado mayoritariamente por imbéciles que gustan de creer en agüeros y hechicerías.

3º.- Ni se lo creen ni consideran imbéciles a sus oyentes, pero piensan que, así, pueden dar consuelo al estilo de los curas en los funerales que siempre alaban las virtudes, por lo general inexistentes, del finado.

Resumiendo: discurso de inútiles o arteros para un auditorio de supuestos ignorantes aniñados.


La realidad:

1º.- Prácticamente siempre consiguen sus fines políticos. Prueba del nueve: Arzalus, Pujol y compañía, no paran de recoger las nueces del árbol que sacude ETA.

2º.- A la cárcel van los más tontos, pero sólo una temporada y siempre con la conciencia de estar añadiendo un "cum laude" a su currículum. Es decir, garantizándose un futuro próspero.

3º.- Lo más probable es que en vez de a la cárcel vayan al consejo de ministros. Irlanda del Norte, Israel, la lista es infinita.

4º.- La degradación de la vida social y política del enemigo: ley del silencio, extorsiones de todo tipo, policía neutralizada por su dedicación a proteger amenazados, ergo, delincuentes campando a sus anchas. Inútil proseguir con la lista de sevicias por ser bien conocida de todos. Sobre todo de sus beneficiarios, los nacionalistas.

5º.-Lo más desolador: la soledad e incomprensión de los afectados por la plaga. Se cae el alma a los pies viendo y escuchando a todos esos demócratas de al norte de los Pirineos que no aprueban los métodos, pero comprenden los fines. Al fin y al cabo, supongo, es la simpatía que produce esa aureola romántica que mistifica todo supuesto movimiento de liberación. Liberación de la libertad en casi todos los casos.

En definitiva, que uno no tiene ni idea de lo que es mejor ni peor para combatir esa lacra, pero, desde luego, de una cosa si que estoy seguro: el lenguaje gastado, manido, baboso y estúpido de nuestros políticos no hará si no dar más armas a los terroristas. Bien, seamos consecuentes, enfrentemos la peste con la ley y el estado de derecho por delante. Y a donde no lleguen esas armas, con la Razón de Estado que para eso está. ¿O ya no está ahí la Razón de Estado? ¡Dios mío! ¿Hasta tal punto nos hemos hecho buenos y transparentes? Sinceramente: no me lo puedo creer.


viernes 14 de marzo de 2008

Ciudadanos bajo tutela




Escribo tanto aquí de lo que veo en televisión que supongo a más de uno pensando que mi vida debe ser una verdadera mierda. Algo así como, se levanta, enchufa el aparato y, hale, todo el día mirando. Salga lo que salga. Pero, no, nada de eso. Lo que pasa es que a veces la fortuna me depara la oportunidad de contemplar un programa dedicado a analizar con más o menos profundidad y gracia, un asunto de esos que, por lo que sea, lleva una temporada rondándote por la cabeza sin que sepas cómo darle el remate necesario para poder deshacerte de él. Fue el caso de anoche. Una vez más, en Arte TV. La moderadora y cuatro intelectuales de reconocida solvencia, trataron de encontrar sentido a esa sensibilidad un tanto empalagosa que exhiben los Estados. Me refiero a ese pretendido afán de impedirnos la caída en los más diversos abismos. Ni que decir tiene que la mayoría de las veces muy a nuestro pesar.

Bueno, quiero hacer un pequeño inciso. Cuando dije la presentadora y cuatro intelectuales, en realidad, para ser más preciso, debiera haber dicho, la presentadora, tres intelectuales y un argentino afincado en Francia que por hacer honor a la fama y no querer ser la excepción que confirma regla, supongo, habló más que todos juntos, pero multiplicado por tres por lo menos.

Sostenía el argentino que la táctica del poder consiste en convertir en barbares a los diferentes como paso previo a su marginación del sistema. Así no hay salvación, el sistema craque, croule. Es decir, chirría, se rompe, se hunde.

Bien, muy bien -le interrumpía una y otra vez la moderadora-, todo eso que usted dice suena muy bonito, pero, por favor, para que le entiendan los oyentes, argumente con hechos. Y entonces recordé a aquel conocimiento de los años mozos, de cuando muchos hablábamos con ligereza, persuadidos de conocer la certeza de la de la verdad, que siempre nos apostillaba: ¿y en qué te basas para afirmar eso?

¿En qué te basas? Una interrogativa de cuatro palabras con la que se intenta conocer la clave de bóveda de tantas y tantas teorías lanzadas a la barata. Teorías a la barata, especialidad argentina. Es más fácil parar un sunami que a un tipo de esos en plena pontificación. Que sí el capital, que si los americanos... en fin, que otra cosa no, pero labia...

Menos mal que había allí una señora alemana dotada para la pedagogía. Muy sencillo, dijo, todo consiste en saber diferenciar el ámbito de lo privado del ámbito de lo público. Hechos, insistió la moderadora. Pues mire usted, sin ir más lejos, el habito de fumar: ¿privado o público? Para el Estado, a juzgar por todo lo que legisla al respecto, es evidente que es público. Para mí, en cambio, es absolutamente privado. El ciudadano es libre de ir o no ir a un lugar privado en donde sabe que hay gente fumando. Y el dueño del establecimiento público escoge lo que cree es más conveniente para sus intereses a la hora de permitir o no permitir fumar a la clientela. Ya, eso que dice -intervino entonces la moderadora-, se entiende muy bien, pero también hay que tener en cuenta que fumar perjudica la salud y ,luego, es el Estado el que corre con los gastos de su reparación. Pues que no corra, que el fumador sepa que o paga de su bolsillo los estragos causados por su hábito o se muere. Hay que permitirle escoger.

Lo que pasa, dijo otro de los intervinientes, es que Estado trata de ocultar su impotencia para resolver los graves problemas que afronta la ciudadanía produciendo una chaparrón de leyes y normas que apenas tienen repercusión práctica. Hechos, cortó la presentadora. Inseguridad, diferencias sociales crecientes, inmigración descontrolada. Y todas las leyes del mundo de nada sirven contra eso. Las mafias cada vez más poderosas. Los ricos, más ricos; los pobres, más pobres. Y venga videovigilancia que no impide que aumenten los robos y atentados.

Ya, dijo entonces otro de los que andaban por allí, pero el caso es que es la propia sociedad la que pide al Estado que legisle sobre todas esas cosas que le preocupan, molestan, o lo que sea. Claro, pensé, qué razón tiene este este tío. Como me hubiese gustado a mí en cierta ocasión una ley prohibiendo el ruido de los bares de copas. O, ahora mismo, una que prohíba acumular la mierda de las cuadras a dos pasos de las viviendas. Siempre hay algo que quisieras te resolviese el que manda. Y también, que no se meta en tus cosas, aunque a veces sean de dudosa gracia.

En fin, qué complicado es el mundo. Y no por mucho debatir se acaba viendo más claro. Y por hoy ya he tenido mi dosis. Así que, mejor irse a la cama. Que hay que descansar.

 

sábado 22 de marzo de 2008

Cuidados paliativos y a la fuerza ahorcan


"El Pensamiento Navarro" era un periódico editado en Pamplona que, según dicen, mantenía una línea editorial de corte conservador. Quizá carlista o algo así. Nada de particular, en definitiva. Total, que si ese periódico trascendió en alguna medida los estrechos límites de lo regional no fue por otra cosa que por el chiste que sobre él hizo un día Pío Baroja. Dijo que Pensamiento era del todo incompatible con Navarro. Algo así como un anacoluto, es decir, una inconsecuencia del lenguaje. Bien, ya digo, se trataba de un chiste hecho, seguramente, con la intención de espolear un poco determinadas conciencias. Porque, en Navarra, es de suponer, se piensa más o menos como en todas las partes, si no mejor a juzgar por el grado de desarrollo alcanzado por comparación con otras comunidades. Además, ¿quién no ha conocido navarros sobresalientes por sus capacidades de todo tipo? En fin.


Pero, hete aquí que andaba yo esta mañana echando una ojeada a los periódicos digitales y me encuentro con una noticia que automáticamente me retrotrajo al chiste barojiano sobre el Pensamiento Navarro. Resulta que el nada más ni menos que Arzobispo de Pamplona ha dicho que la muerte de Jesucristo fue digna porque no recurrió a los cuidados paliativos. Osea, que a pelo. Se ve que el insigne purpurado ha querido hacer gala de ingenio y, así, aprovechando las presentes conmemoraciones, ha hecho un juicio moral sobre la muerte de esa desdichada señora francesa que tanto viene dando que hablar estos últimos días.

La frasecita se las trae. Ni Masoch se hubiese atrevido a tanto. Además, si mis escasos conocimientos en la materia no me engañan, es una frase artera, falsa, engañosa. ¿Quien no se acuerda de aquel agónico: pasa de mí este cáliz? ¿Acaso no son esas palabras una petición desesperada de cuidados paliativos? Pues para el señor arzobispo parecer ser que no. Su teoría, o fe, consiste en que cuanto más putas las pasas más de cabeza vas al cielo. ¡Soberbia espirlochería!, que diría el clásico. Bueno, a D. G., no todo el mundo necesita sufrir para alcanzar tan alto objetivo: los nacidos en Bercianos de Aliste, por malos que hayan sido, con sólo ponerse encima un sudario los Viernes Santos ya lo consiguen. Pero claro, no todo el mundo tiene como ellos una bula papal o algo así. Una indulgencia plenaria, creo que lo llaman.

Pues no, lo siento Don Pío, no es cuestión de navarridad, es de simple y llana imbecilidad. Ya lo dijo Nosequién: la indignación es ese mecanismo que reviste de respetabilidad a un imbécil.
Como imbéciles fueron para mí aquellos políticos madrileños que tanto se indignaron porque en un hospital sedaban a los moribundos para evitarles sufrimientos. Imbéciles y perversos, porque si el jefe del servicio en donde se realizaron las sedaciones no hubiese sido un adversario político seguramente nunca hubiesen dicho nada. Como no dicen nada del mismo tipo de sedaciones que estoy seguro harán en los hospitales en manos de sus secuaces.

Y esa pobre señora francesa que, según el arzobispo, ha muerto con indignidad, digo yo: ¿porque no empezó por donde terminó? Es decir, por actuar por su propia cuenta en algo que a ella sola concernía. Pero no, tuvo que inmiscuir al Estado. El puto Estado que tiene que estar en medio de todo y decidirlo todo. Hasta para quitarte de enmedio. Como si eso fuese tan difícil. Y más hoy en día que en internet te informan de todo y te venden lo que necesitas para el trance. A veces, pienso, son ganas de dar tres cuartos al pregonero. Y que hablen de uno.

Y a Jesucristo, ya digo, lo mismo que a Sacco y Vanzeti, porque a la fuerza ahorcan que si no...


viernes 28 de marzo de 2008

El saber sagrado de nuestros ancestros.

 

Al principio me sorprendía e incluso me hacía gracia. Sale un grupo de tipos en taparrabos y todo pintarrejeteaos venga a darle a lo que fuere que les mantenga en permanente estado de coloque. Entonces, va uno de ellos, el más zumbao y con más cosas atravesándole la piel del rostro por lo general y, así, como el que no quiere la cosa, va y suelta: Nosotros lo que queremos es conservar el saber sagrado de nuestros ancestros. Luego, ya, viene lo de las tías con las tetas al aire moliendo mandioca, o algo por estilo, con un bate de beisbol a ritmo de tres por cuatro. Todo muy natural menos, claro, lo que no se ve. Lo que no se ve es el numeroso grupo de reporteros y antropólogos con todo su equipo de todoterrenos, fuerabordas y demás aparataje para filmar. No se ven porque ponen buen cuidado para que así sea, pero están allí. Generalmente, franceses. Y, bueno, al final del reportaje, como para justificar injustificables intromisiones en intimidades ajenas, va y suena una voz en off con tonalidades jeremiacas que dice algo así como: somos unos monstruos señores por estar destruyendo estos últimos vestigios de civilizaciones rayanas en la perfección, léase, la felicidad de la inocencia. Ni que decir tiene que de las panzadas de carne humana y demás lindezas que practican esas gentes ni una palabra. Son la encarnación del paraíso y no hay más que decir.

Yo, cada vez que escucho eso del saber sagrado de nuestros ancestros, me parto de risa. ¿A qué saber se refieren? Se lo diré: todas esas costumbres espantosas de las que tanto trabajo nos costó deshacernos para poder llegar a este estado de relativa libertad individual que, al parecer, tan poco valoran, aunque bien que se aprovechan, esos señores de los todoterrenos, fuerabordas y aparatos de filmar. ¡Qué pena que se acabe todo eso! Claro, para ellos que se les acaba el chollo. A ver con qué van a llenar ahora las parrillas de programación de los infinitos canales televisivos. Tendrán que recurrir a familias de gitanicos ajustando cuentas entre ellos. O a glaciares que se funden. O a topillos que se multiplican exponencialmente. Nada, en definitiva que se pueda comparar al bamboleo de unas juveniles y naturales tetas entre la espesura amazónica.

En fin, decía Larra, a propósito de aquel famoso ¡vivan las caenas!, que es imposible hacer libre por ley a quien es esclavo por costumbre. Yo añadiría que tampoco ilustrado por el estudio al que es ignorante por interés. Y diré algo más: es mucho más fácil liberar a un esclavo por costumbre que ilustrar a un ignorante por interés. ¡Hay que joderse!

 
Coda: De la sección de cartas al director del diario El Mundo.

Niños españoles que no entienden español

Sr. Director:
El motivo de esta carta, que indirectamente dirijo al presidente del Gobierno en funciones, es la libertad de elección; concepto ampliamente defendido en la legislatura recién terminada, que a mi modo de ver, ha sido una realidad un tanto sesgada.
Hace dos veranucos yo trabajaba como recepcionista en un puebluco costero de Cantabria. Los huéspedes procedían, en su mayoría, de Madrid, del País Vasco y de Cataluña. Todos ellos de corte amable y dicharachero.
El problema llegaba cuándo los niñucos vascuences y catalanes me relataban sus andanzas y peripecias. Entonces, se levantaba una barrera infranqueable, a causa del idioma, actuando sus padres como intérpretes para llegar a un entendimiento. Mi expresión era, cuanto menos, de asombro, al ver las limitaciones de estos niños dentro de su propio país, quienes no podían ni tan siquiera entender el menú del día sin la ayuda de un diccionario de español.
Qué tristeza, con sus carucas expectantes por una respuesta que no entenderían. La comprensión de un idioma hablado y escrito debe abrirte puertas, no cerrarlas como es el caso.
Llegado a este punto, me gustaría preguntarle al presidente, ¿dónde está la libertad de elección de estos niños, cuyos padres les imponen su nacionalismo con el apoyo de sus comunidades autónomas? Le propongo al señor Zapatero crear unas becas Erasmus dentro del territorio nacional para catalanes y vascos que ayuden a derribar estas barreras.
Quizás, así, su mente irá abriéndose a la idea de que sentirse español no es tan negativo y de que este sentimiento no te despoja de las raíces de tu tierruca y sus peculiaridades.
Le invito por tanto al presidente del Gobierno a reflexionar, ya que apuntó la idea de unidad Española en su debate con Mariano Rajoy, y creo que aún no concibe ésta visión plenamente.
Jana de Luque Rozas. Madrid.


viernes 4 de abril de 2008

Porque el mundo me hizo así



¡Castigado al rincón hasta que te aprendas la lección! Se empeñó en no querer estudiar y, ahora, estos lodos. Pero a dónde va a ir el pobre si no entiende una palabra de lo que allí se esta diciendo. Y, además, seguro que le da corte porque si se levanta y va allí, a donde el grupo que se divierte haciendo política, a lo mejor alguno le toma el pelo. El Bush ese, por ejemplo, que como es tan chistoso a lo mejor le suelta: ¡Ah, ya te has levantado de la silla, eh!

Arcadi Espada le llama El Adolescente. Bien, si quieren disipar cualquier duda sobre lo acertado del apodo, observen con atención la foto. Apartado, solo, manteniendo el tipo, haciéndose el aplicado, como que repasa los apuntes y así... se van a enterar esos hijos de puta de quien soy yo. Y como me jodan un poco les retiro las tropas de Afgasnistán. En fin, ya lo dijo una vez Bahamontes: ¡menuda somos los ciclistas! Agarro la bomba y empiezo a bombazos con ellos. ¡Con un par de cojones!

Y luego va una afamada academia de idiomas y pone un acertijo a página entera en los periódicos más importantes del país. Dice: ¿en qué se parecen Suárez, Felipe González, Aznar y Zapatero? Respuesta: en que ninguno sabe inglés. O sea, el jefe de gobierno de la octava potencia económica mundial es el único jefe de gobierno del mundo que no sabe inglés. Y no pasa nada. Bueno, sí, un poco desplazadillos los pobres cuando andan por ahí -vuelvan a observar la foto-, pero qué es eso para un Presidente de España. Además, acaso no somos todos los españoles maestros en el arte de hablar idiomas por señas. Por señas nos hemos entendido con los miles de millones de turistas que han venido por aquí y ningún problema. Todos se han ido encantados. Contando maravillas por ahí de lo que por aquí han visto y de como les hemos tratado. Saber idiomas, aquí, es como el trabajar: sólo lo hace el que no sirve para otra cosa.

Y sigue la racha, porque el posible próximo Presidente, el Sr. Rajoy, también habla idiomas por señas. Y otros vendrán que le harán bueno.

 

 

 

 

 

 

 

sábado 5 de abril de 2008

 ¡Bravo Ana¡


Pocas veces en la vida he sentido tanta satisfacción al escuchar un pronunciamiento político. Ha sido como ver al Primo de Zumosol dándole una zurra al matón del barrio. O al niño del cuento gritando que el rey está desnudo. Sí, desde luego que algo tiene que estar pasando para que sean posibles estas efusiones de sentimentalidad sin que los Arzalus y Pujoles de turno corran a rasgarse las vestiduras en público. De lo dicho por Ana a afirmar que Eta y PNV son una sola y misma cosa sólo hay un paso. Sera el próximo a franquear. Y entonces será cuando se termine por donde se debiera haber empezado. Todos los nacionalismos periféricos son subsidiarios de ETA. Sin ella nunca hubieran sido la plaga bíblica que nos viene amargando la existencia hace treinta años. Sin ella, nos hubiera bastado con decirles: niño, deja de joder con la identidad. Y se hubiesen ido a jugar a las canicas al fondo del patio. Que es lo suyo.


 

 

domingo 13 de abril de 2008

Mosquito

 




Miren la foto. ¿Qué dirían que es? Seguro que, un mosquito, no. Y, sin embargo, lo es. Por así decirlo, es un mosquito selectivo. Sólo ataca a los adolescentes. Y ahí, precisamente, reside su gracia. O, si quieren, su malicia.

¿Qué no hubiesen dado mis padres por uno de esos cacharros cuando hace veintitantos años decidieron irse a vivir al edificio Galaxia? Sí, ese que está en Moncloa y que durante tanto tiempo tuvo tanto atractivo nocturno para los adolescentes madrileños. Era difícil resistir allí. Por las noches, barullo. Por las mañanas, alfombra de vomitonas. Y las autoridades, llamándose Andana. Son puestos de trabajo, decían, sin duda, después de haberse quedado calvos por detrás de las orejas. Por aquel entonces fue cuando el alcalde, Sr. Tierno Galván, hizo aquella famosa exhortación a la juventud que tanto dio que hablar: "a colocarse y al loro". Al loro no sé si estarían, pero desde luego que colocados sí y de qué manera. Ellos colocados y el vecindario al borde de un ataque de nervios. Y, sobre todo, consumiendo montones de "orfidal" y similares.

Bueno, Galaxia, en Moncloa, ya no es lo que era porque nada es eterno y la alegría va por barrios. Ya apenas atrae juventud por las noches con la consiguiente satisfacción de los sufridos residentes. Pero, ya digo, va por barrios y, ahora, les toca a otros el asalto de los vándalos.Y a los que Dios se la da, Gallardón no se la alivia. Ni Gallardón ni nadie, que no se trata de gigantes sino de molinos de viento. Con sus aspas enloquecidas por el viento de la moda pastillera. O botellonil. ¡Qué doló!

Y en esas estábamos cuando llegó un inglés. Ingeniero viejo él. Y por demás, hobbesiano hasta las cachas. Tenía una hija adolescente y, a su olor, una nube de moscones alrededor de la casa. Algo habrá que hacer, se dijo, porque, así, con toda esta gorrinería por aquí, no hay quien viva. Y claro, sabido es que no hay nada como que la necesidad apriete para poner las neuronas a maquinar. Sí, a maquinar. Y entonces se acordó de aquellas máquinas con las que había trabajado en su juventud, que hacían un ruido insoportable, pero que, con el paso del tiempo, dejaron de molestarle. Y se puso a pensar en el asunto. Y como era ingeniero, y de los buenos, no tardó en llegar a conclusiones. Esto tiene que ser cosa de la frecuencia, se dijo. De eso que llaman los hercios. Y comenzó a experimentar. Y confirmó sus sospechas: el oído de los jóvenes capta frecuencias que están vedadas al oído de los adultos. Lo demás, chupado. Un altavoz que emita un sonido de 17000 o 18000 hercios de frecuencia a un volumen de 95 decibelios es insoportable para los jóvenes e inocuo para los adultos. Luego, a fabricarlo. Beethoven, llamaron al engendro. ¡Qué ironía!

Bueno, ya van vendidos unos cuantos miles por toda Europa. Y claro, con su uso, llegaron las protestas. Menos en Inglaterra, claro, que ya digo, allí son hobbesianos. Que si va contra los derechos humanos, Que si demoniza a toda la juventud. Juzguen ustedes mismos. Y ya puestos a juzgar, juzguen también sobre el derecho a torturar de esa juventud que tiene a medio mundo condenado al insomnio. Y a esos políticos que han hecho voto de no ocuparse de las cosas de este mundo.


jueves 17 de abril de 2008

"Prohibido prohibir" o "Jouissez sans entraves"



No es que sea un experto en el tema, pero juraría que no hay generación que se precie que, al adquirir la condición abuela, no tenga ya bien elaboradas una serie de bonitas batallitas con las que provocar la desbandada de los nietos. ¡Jo, abuelo, no seas plasta! Bueno, a lo mejor no lo dicen, pero seguro que lo piensan.

No sé si será porque Sarkozy dijo cuando batallaba por la Presidencia que la culpa de muchos males tienen su origen en "Mayo 68" o porque hace ahora cuarenta años de aquello y los medios aprovechan cualquier aniversario para llenar programaciones, el caso es que en Francia no paran de darle vueltas al asunto. Dicho sea de paso, tampoco es necesario que a los franceses les den cuerda para hablar; incluso a palo seco, no hay dios que les pare la verborrea. O el bavardage, por decirlo a su manera.


Total que, para entrar en ambiente, primero pusieron un documental sobre la escuela "Vitrubio", una de las tantas experiencias pedagógicas que se hicieron en aquellos tiempos, pero, en este caso, digamos que a lo bestia. Se intercalaban imágenes de los niños cobaya con otras de los mismos ya adultos mostrando por lo general su desengaño o, por lo menos, reticencias, respecto aquellos experimentos. También hubo quien dijo que aquello fue maravilloso. En cualquier caso, hoy día casi todos se desenvuelven a maravilla por el mundo. Claro está que eran casi todos hijos de progres ricos que no dudaron en sacarlos de aquel laboratorio para llevarlos a colegios convencionales y de los buenos. Y de los hijos de emigrantes, que también los hubo en el Vitrubio, ni palabra que no fuese para recordar a uno que se había suicidado.

Siguió la velada con otro documental, esta vez, sobre la liberación sexual. Concretamente sobre el primer festival de cine porno de la historia que, como no podía ser de otra manera, tuvo lugar en Ámsterdam. Consistió el asunto en una serie de entrevistas a los protagonistas de aquel evento, unos abueletes bastante cascados que se mostraron en todo momento muy ufanos por haber abierto la brecha por la que luego se coló toda esta guarrindonguería que hoy señorea el mundo. ¡Muy entrañables todos aquellos vejetes! Pero, todo hay que reconocerlo, un poco plastas y, eso, por no decir bastante alicortos en sus análisis de la realidad.

Y para rematar, el inevitable debate. Un moderador insoportable, es decir, de los que quiere demostrar a toda costa que él sabe mucho más de todo que cualquiera de los debatientes. Y éstos: por un lado, una alemana encabronada, hija ella de una de aquellas terroristas de la Bader-Meinhof que aparecieron ahorcadas en la cárcel, y, por el otro, un tipo que ha escrito un libro sobre la famosa revolución. Para no dar la lata, resumiré lo escuchado. La alemana dijo que es insoportable ver a unos tipos presumiendo de haber estado experimentando con niños. A continuación tachó de patéticos a unos viejos que se arrogan el protagonismo de algo que es producto natural del desarrollo económico y social y, por tanto, humano. Luego, el tipo del libro resumió toda aquella movida como la expresión tumultuosa del deseo de los pobres, léase los hijos de la cada vez más numerosa clase media, de regirse por las mismas leyes , sobre todo las morales, que los ricos. Es decir, que querían fornicar, divorciarse, abortar, viajar, etc., etc., con la misma facilidad y soltura que lo hacían los ricos. Todo lo demás, como aquellas soflamas utopistas de los Cohn-Bendit y demás cantamañanas, no fue sino el inevitable folclore que siempre lleva aparejada cualquier etapa de eclosión.

Y, por añadir algo de mi coleto, diré que, o mucho me equivoco o sin la salida a los mercados de la famosa pilule y demás métodos anticonceptivos, más la irrupción estrepitosa del ocio en las vidas de la mayoría de los mortales medianamente acomodados, ni Mayo del 68, ni leches.

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