jueves 9 de
abril de 2009
Perros
Los catalanes, ellos, siempre tan a la
vanguardia de, entre otras muchas cosas, la palabrería inútil. Aquí una muestra. Hasta los más ignorantes, o ilusos, saben que si quieres que algo siga
igual no hay mejor forma de conseguirlo que hacer una nueva ley prohibiéndolo.
¡Como si con las que hay ya no tuviésemos de sobra para parar lo que sea!
Ayer, sin ir más lejos, iba con la intención de dar mi cotidiano paseo por el campo y me topé con media docena de perrazos que interceptaban el camino. Me tuve que volver. Eran de un pastor que sostiene que esto está lleno de lobos y necesita de esos perros para defender a sus corderos. Bien, yo no creo que tenga pinta de lobo, aunque uno nunca sabe, y no por eso los perros dejaban de mostrarme sus colmillos bajo la mirada complaciente del pastor, tan simpático él. Y tan analfabeto.
Bien, no toques a los perros porque se te tirarán al cuello. No ellos sino sus dueños. Y también todos esos ciudadanos que tienen un sagrado corazón que se lo pisan. Los buenos de siempre que lo mismo que odian la guerra tienen un amor infinito por los animales. Todo va en el mismo lote.
Y luego, como la chusma tiene por su principal religión que hay que tener todo lo que se pueda tener... aunque sea a costa de empeñarse. Y no te digo ya, si se tiene la certeza de que ese tener produce incontables molestias al vecindario... entonces, ya, el delirio. ¡Qué se jodan y no duerman! Al estilo Cisneros, "estos son mis poderes", y al que no le guste que se queje que ya verás tú qué risa me da.
Sí, sí, y luego, ya en plan más civilizado, esos amigos que van por ahí imponiendo la presencia de su perrito. Es que para ellos va de soi que no necesitan ni preguntar. ¿Quién va a ser el desalmado que no se siente conmovido por los meneos de rabo de mi perrito? Tan leales y cariñosos y que, por si eso fuese poco, mean colonia y cagan algalia.
En fin, que no se crean que les niego sus virtudes, pero como las de cualquier objeto cuando están ligadas a su utilidad benefactora. Que en el caso de los perros no es pequeña: compañía, guias de ciegos, policía, bomberos, etc.. Pero con educación, ¡leches!
domingo 12 de
abril de 2009
Chupando
de la piragua
Nuestro querido Arcadio Espada ha escrito un artículo en el que "como que parece que esta a favor de la represión de las bajadas de internet" . Bien, pues no hemos sido pocos los que, nada más leerlo, nos hemos tirado a su cuello con rabia. No quiero ni imaginarme como debe de estar el pobre hombre: como unos zorros. Exangüe.
Lo peor de todo es cuando uno, siendo "parte", se pone a opinar. Ya lo dijo el clásico: opinión es sinónimo de situación. Y otro, no menos clásico, añadió: una opinión repetida varias veces se transforma en convicción.
Bueno, tengo que reconocerlo, yo también soy "parte". Si no me lo bajo yo, tengo sobrinos o hijos que lo hacen por mí. En cualquier caso, soy beneficiario de la estrategia de pirateado. Y mucho que me regocijo. Frasier, Dr. en Alaska, Holywood al completo... para qué seguir. Arte del mejor a porrillo. Y no por la cara, pero casi. Que los que hablan de gratuidad se olvidan de que hay que comprar una serie de aparatos y pagar una cuota mensual por la "banda ancha".
Sí, desde luego que comprendo a los que ven como se hunde su chollo. Años y años, "chupando de la piragua", y, ahora, la barrera se rompe y su pantano se seca. Y ahí estamos toda la masa de los sedientos dispuestos a que no se desperdicie una sola gota de lo derramado. ¡Acaso no se dijo siempre que la tecnología era herramienta de liberación! ¿Entonces... a qué tanto lamentarse?
Al fin y al cabo, ¿qué es el progreso si no la perdida de privilegios por parte de unos y la ganancia de derechos por parte de otros? ¿Y no les parece maravilloso que a mediocres como a "Sus Satánicas Majestades" se les empiece a poner en su sitio? ¿O les parece deseable que todos esos rokeros de mierda ganen mil, diez mil veces más que un ingeniero aeronáutico de la NASA, por poner un ejemplo?
Bien, pero si los creadores no ganan, se acabó la creación, argumentan los interesados en prohibir las bajadas para seguir "chupando de la piragua". ¡Qué pobreza de imaginación! Ni idea de lo que es el ser humano y sus necesidades espirituales. Será todo exactamente al revés de lo que dicen. La ausencia de incentivo económico acabará con toda esa "basura cultural" que amenaza con asfixiarnos y dará entrada al aire fresco de la verdadera creación: la que nace de la necesidad del espíritu. Y punto.
Bueno, y entonces viene zapatero y nombra a una ministra para que nos persiga. ¡Pobrecillos! Van a poner puertas al campo. ¡Pero hombre de Dios, si ni los ayatolas de Irán ni los comunistas de China, pueden con eso! Si es como llevar agua en un cesto o pintar un pedo de verde. Misión para iluminados.
martes 14 de
abril de 2009
El
círculo infernal
"La apropiación que hizo Aznar de la Constitución y de todo
sentimiento de españolidad obligó al PSOE a tomar la iniciativa y presentar a
sus electores la esperanza de un entendimiento entre pueblos”
."
Podría, vía link, conducirles al artículo
del que procede la verdad incontrovertible con la que inicio mi entrada de hoy.
Pero no lo hago porque estoy convencido de que no serviría para nada. Sólo les
diré que proviene de La Vanguardia -el órgano de expresión de la burguesía
catalana según afirma Félix de Azúa-. Pero podría provenir de cualquier otro
medio porque esa verdad está repetida hasta la saciedad, por activa y por
pasiva, en todo lo dicho y escrito por los que ven en el Partido Popular un
adversario peligroso para sus intereses personales.
¿Se apropió Aznar de la constitución y de todo sentimiento de españolidad? Bien,
si usted lo dice, creo que decencia obliga a que argumente la afirmación, por
un lado, y, por otro, que nos explique en donde reside la maldad de tal
supuesta apropiación.
Pero no se engañen: para nada hace falta dar razones. La maldad de Aznar va
de soi. Llevamos años construyendo esa certeza sobre el aire y ya se
sostiene por si sola.
Se lo decía ayer y hoy pongo otro ejemplo para consolidar la teoría. Situción
=> Opinión => => => => Convicción.
Y una vez la convicción establecida, reafirmamos la situación para cerrar el
círculo maldito. No hay escapatoria. Aznar se
apropió de la Constitución y de la españolidad porque todos lo repetimos todos
los días con las oraciones de la mañana. Lo mismo que repetimos que eso es lo
peor que nos puede pasar. Y que estamos oprimidos por ello. No hay que
demostrarlo. Basta con repetirlo. Técnicas de márketin. A la vista está cómo
funcionan.
Y lo mismo que he dicho sobre la maldad incontrovertible de Aznar, lo podríamos
argumentar para sostener la bondad infinita de los socialistas por
"tomar la iniciativa y presentar a sus electores la esperanza de un
entendimiento entre pueblos".
En fin, como solíamos decir los jóvenes de
antaño con aire declamatorio y una pizca de pitorreo: ¡Qué
bonito esssssss, una familia cristiana...!
domingo 19 de
abril de 2009
Spencer
Tracy
Realizadas ya las abluciones y demás tareas ineludibles de la mañana, me he dicho: ¡qué largo se te va a hacer el día! Y más con ese resquemorcillo que te sube por el lado izquierdo de la quijada para desembocar por las profundidades de la cuenca orbital... tendré que hacer algo.
El día
estaba fresco, con nubes y claros, y, lo mejor, con brisa del norte. Bueno, más
que brisa un viento franco. Y eso ha sido, precisamente, lo que me ha incitado
a agarrar la bicicleta con la intención de llegar, por los caminos de sirga,
hasta Osorno. Unas mandarinas, frutos secos, chocolate y el libro de problemas
matemáticos para los descansos del camino. Serían las doce o así cuando he
arrancado.
En
principio, todo en orden. El viento de popa facilitaba el avance. Pero pronto
ha surgido la inevitable pejiguera. Las lluvias de los pasados días han dejado
el camino en no pocas partes con el pavimento blando y pegajoso. A veces,
llevaba una tonelada de barro en cada rueda. Y la rueda, al girar, lo
desprendía con alegría en dirección a la parte más expuesta de mi anatomía. He
acabado hecho un verdadero Adán.
Por lo
demás, lo mismo de otras veces. Bueno, se ven menos aves porque se han debido
ir ya para las latitudes árticas. Y los árboles empiezan a verdear. Pero gente…
un par de coches y una moto a toda pastilla, en todo el camino. La barquita
acristalada con la que alguien piensa forrarse, sigue muerta de risa en su
embarcadero. A este paso, se les muere antes de estrenarla.
Se ve que
cuanto más al sur, más ha llovido. Al menos eso es lo que hacía pensar un suelo
cada vez más pegajoso. Ha llegado un momento en el que ya no podía avanzar, so
pena de echar el bofe. He buscado una salida y he continuado por la carretera.
Unos seis o siete kilómetros hasta Osorno.
Antes de
entrar al pueblo he pasado por un restaurante de carretera con la intención de
engullir un menú si la cosa se presentaba medianamente aceptable. No he tardado
ni un minuto en salir de allí pitando. Sucio, deprimente... esos
establecimientos empeoran los domingos. Las familias con niños y abuelos les
dan un aire de campo de concentración. Mucho mejor a diario, con los obreros y
choferes, y los vividores…
Siempre me
ha gustado Osorno. Un lugar del medio oeste. Se diría que del próximo tren se
va a apear Spencer Tracy para solucionar un viejo contencioso entre vecinos. Las
calles vacías. La iglesiona amenazante. Una Plaza Mayor donde sólo da vueltas
el aire. Allí me he sentado, al socaire de una marquesina. Tres adolescentes
cantaban una canción de moda ayudadas de un gadget cualquiera. Las he
preguntado si se estaban preparando para Operación Triunfo, pero apenas me han
contestado con algo más que un gruñido. No han tardado en largarse. He sacado
mis viandas y mi libro y me he dispuesto a pasar de la mejor forma posible la
hora y pico que todavía me quedaba antes de tomar el tren.
Apenas se
veía gente. Algún grupo de campesinos añejos y endomingados que salían de un
bar para entrar en otro. Un tipo que bajaba por la cuesta del lado sur de la
plaza, se ha sonado al aire y luego ha limpiado los restos de mucosidad de sus dedos
pasándoselos por la cabellera. Presentable ya, se ha metido en un bar. De
pronto ha aparecido por allí una mamá joven con su bebé y un perro pulguriento.
El perro no ha tardado ni dos minutos en depositar su regalito en los dos o
tres centímetros de césped de que dispone la plaza. Y así ha quedado la cosa.
De momento. No ha tardado en salir de un bar un joven rapado y con piercing que según todos los indicios no
era otro que el marido de la chica del perro. Pues bien, el tipo, a
indicaciones de su esposa, se puesto a indagar en el césped y no ha tardado en
descubrir la mercancía. Ha sacado del bolsillo una bolsa de plástico de color
rosado, se ha agachado y, con inusitada habilidad, ha escamoteado la caca en un
visto y no visto. Después, ha arrojado el envoltorio en una papelera y se ha
ido a echar el brazo por encima del hombro de su mujer. Y se han ido los tres,
más el perro, tan felices, a comer supongo.
Entre
comer algo, un par de problemillas de rectas en el plano, y lo ya relatado, se
me ha echado encima la hora del tren sin enterarme. Así que me he dirigido a la
estación. Tampoco allí había gente. Nunca hay gente en esa estación. Ni
siquiera se ha apeado Spencer Tracy cuando ha parado el tren.
Lo demás,
sestear un poco con el traqueteo y llegar a casa en menos de lo que se dice.
Ahora, con
los últimos resplandores, relajado y tal, les cuento el anodino cuento de mi
vida. Y mañana será otro día. ¡Ah! Se me olvidaba: el amago de jaqueca quedó en
nada.
jueves 23 de
abril de 2009
Oye,
esta rusa...
Me sorprendió recibir hace un
par de días este correo de Jacobo Nipónico. Se trata de la entrada que publicó
en su blog El
diario del Nanbanjin el 25
de mayo de 2008:
En mi escuela franquista
el maestro va y nos suelta: A lo mejor esos de Rusia no son tan malos como
los pintan... Quizá al recuerdo de esa frase le deba mi pasión inmemorial
por la tierra de Pushkin, y que ahora,
en mi universidad, desempeñe tan feliz el papel de protector oficioso de las
lectoras de ruso.
Este año nos ha tocado un espécimen sin duda notable: practica el baile flamenco, es pianista más que mediocre y, para colmo, conoce las lenguas clásicas mejor que yo mismo. Ayer me ofrecí a llevarla a la sala de lectura de prensa. "No te molestes: no tengo ningún interés. En Moscú ni la leo ni tengo televisión".
Un fulano le hace siete niños a su hija. Tifón asesino en Birmania. El Madrid gana la liga. Boda íntima en la Casa Blanca. Noticias todas cuyo único propósito es echar mantos de olvido sobre el vacío, afirmarnos en la convicción de lo buenos que somos y de la suerte que tenemos de ser así; noticias que nos vampirizan el jugo de la vida. Oye, esta rusa...
Este año nos ha tocado un espécimen sin duda notable: practica el baile flamenco, es pianista más que mediocre y, para colmo, conoce las lenguas clásicas mejor que yo mismo. Ayer me ofrecí a llevarla a la sala de lectura de prensa. "No te molestes: no tengo ningún interés. En Moscú ni la leo ni tengo televisión".
Un fulano le hace siete niños a su hija. Tifón asesino en Birmania. El Madrid gana la liga. Boda íntima en la Casa Blanca. Noticias todas cuyo único propósito es echar mantos de olvido sobre el vacío, afirmarnos en la convicción de lo buenos que somos y de la suerte que tenemos de ser así; noticias que nos vampirizan el jugo de la vida. Oye, esta rusa...
Reconozco
que, así, de entrada, pensé que se trataría de algún traspapeleo, porque, ¿qué sentido podía tener?
Pero no tardé en caer en la cuenta. Jacobo
no da puntada al aire y, de forma sagaz y discreta, me ha querido dar un toque
para que piense si no estaré perdiendo miserablemente el tiempo con tanta
lectura de periódicos y tanto mirar la tele...
aunque no sea la española. Y es que debo de dar la impresión de que no hago
otra cosa, o, si no, que eso es lo más importante que hago en la vida si se
juzga por las entradas de este blog en las que hay continuas referencias y links a noticias y artículos de
diferentes medios de comunicación. Bien, reconozco que podría ser una impresión
justificada, por lo menos en parte. Tengo tanto ocio que es casi inevitable que
me abandone a los placeres fáciles de la reiteración. Reiterar la crítica más o
menos acertada a toda esa chusma que nos toma por el pito de un sereno. Lo hizo
en su día Karl Kraus en su revista Die Fackel
-La antorcha- con mucho éxito de público selecto. Lo hace ahora con
inusitada brillantez Arcadio Espada. Y, para ser justos, deberíamos añadir que
tanto el éxito del uno como brillantez del otro no han servido para mover un
ápice de sus posiciones sectarias y manipuladoras a las masas famélicas de
periodistas y sus respectivos caudillos. Así que... ¿qué hago yo por esos pagos
estériles donde ni los más avezados tiradores aciertan sobre las víboras?
Bueno, sí, ya sé lo que hago: dejar que me vampiricen
el jugo de la vida. Lo acabo de comprender al releer el comunicado de Jacobo.
Así que en adelante, si no como la rusa, casi. ¡Por Dios, con todo lo que tengo a mano! Toda esta naturaleza en plena explosión. La guitarra. La bicicleta. Los proscritos. La geometría analítica. The Pillow Book, que me envió el otro día Jacobo. The Life of Samuel Johson escrita por James Boswel. Poesía y Verdad, un hallazgo inapreciable vía Pedro. El disco duro lleno de las mejores películas gracias a mi hermana Marifé y su hijo Álvaro. Y... para qué seguir. Si sigo leyendo periódicos y viendo telediarios sólo se podrá achacar a algún tipo de trastorno de difícil remedio
Así que en adelante, si no como la rusa, casi. ¡Por Dios, con todo lo que tengo a mano! Toda esta naturaleza en plena explosión. La guitarra. La bicicleta. Los proscritos. La geometría analítica. The Pillow Book, que me envió el otro día Jacobo. The Life of Samuel Johson escrita por James Boswel. Poesía y Verdad, un hallazgo inapreciable vía Pedro. El disco duro lleno de las mejores películas gracias a mi hermana Marifé y su hijo Álvaro. Y... para qué seguir. Si sigo leyendo periódicos y viendo telediarios sólo se podrá achacar a algún tipo de trastorno de difícil remedio
viernes 1 de
mayo de 2009
La
Moza de Campos
No es que hiciese muy buen día para lo que me proponía, pero ayer tuve un día muy pesado por casero y hoy necesitaba desintoxicarme a costa de lo que fuese. Y lo que fuese ha sido el viento del nordeste, viento en definitiva, que, como ya sabrán, es el peor enemigo del ciclista. Total, que he agarrado la bicicleta y me he ido a tomar el tren de las once menos veinte con destino a Frómista.
Increible, pero cierto: el tren iba abarrotado de ciclistas. Me las he visto y deseado para colocar la bicicleta entre la balumba de ruedas y cascos que todo lo invadía. Menos mal que ha reinado la solidaridad entre los aficionados del pedal. Varios se han levantado de sus asientos para ayudarme. He pensado que a lo mejor me veían muy viejo para tales trotes. Ha seguido una animada conversación. Los destinos eran de lo más variado. Uno, que no había forma de callarle, ha repetido por activa y por pasiva que hoy iba en tren para tomarse un respiro porque tenía el culo deshecho. El hombre pedaleaba el Camino de Santiago sin haberse sometido antes a una mínima secuencia de entrenamientos.
En menos de lo que se dice, el tren ha parado en Frómista. Me he bajado. Acto seguido he ido a tomar el camino de Támara. Un ramal de la carretera que va a Astudillo, justo a la salida del pueblo, enfrente de las cuatro esclusas escalonadas del canal... una maravilla de piedra labrada.
Todo recto y casi llano y, por si eso fuera poco, con un viento feroz de popa, los siete kilómetros han sido un visto y no visto.
En el pueblo de Támara, cuatro gatos. Me ha llamado la atención una gran pintada: "Queremos el bar abierto". Por fortuna, la iglesia sí que estaba abierta. Me he metido dentro y me he puesto a hacer gimnasia contra la artrosis cervical. He intentado sacar la cámara para fotografiar el órgano, pero inmediatamente se me ha tirado al cuello un tipo con cogote de labrantín, así que he desistido. Ya la bajaré de internet, he pensado para mí. Una señora bastante mona que andaba por allí me dicho: "esto es maravilloso". "Sí , dios mío, cuántas cosechas no habrá aquí metidas", le he contestado. "Bueno, pero el caso es que aquí está ahora", me ha rematado. Tiene razón, he pensado, lo que importa es lo que hay que lo que hubo ya pasó.
Bueno, después me he largado por ahí a sacar todas estas fotos. Y cuando me he cansado, he tomado la carretera de Santoyo, que también allí dicen que hay cosas de mérito. Al poco he desistido. El viento me daba al cien por cien de frente. No he venido aquí a luchar contra los elementos, me he dicho. Mejor lo dejo para otro día. He dado la vuelta para volver por donde había venido. También me daba de frente, pero con un ángulo de cuarenta y cinco grados. Me ha costado lo suyo, pero las choperas a barlovento han sido una ayuda nada despreciable.
Tenía hambre cuando he llegado a Frómista. He acudido al bar en el que hace unos días me trataron aceptablemente por diez euros. Hoy, más o menos, igual. Bueno, la camarera, por motivos diversos, me ha llamado caballero no sé cuantas veces. "¿Ha quedado satisfecho, caballero? ¿Estaba bueno el filete, caballero? Y así por el estilo. Es un bar de espejos y metales brillantes. Como de los años ochenta. Almodovariano por así decirlo. En la mesa de al lado comía una pareja de jubilados franceses vestidos de ciclista en competición. En la de más allá se ha sentado un anciano grande, de nacionalidad indefinida, y también de riguroso ciclista en competición. Me ha llamado la atención que en su multicolor camiseta sobresalía la leyenda "Triple By-pass". Vaya, he pensado, este tío a lo mejor pertenece a un club de operados del corazón. Y si esas salchichas que ha pedido son de las que hacen por aquí, mucho me temo que muy pronto le van a tener que hacer el cuarto pontaje. Mejor pensar en otra cosa, me he dicho. He pagado y he salido en busca de un lugar resguardado para sestear un poco hasta la hora del tren.
Como suele pasar, el resguardo encontrado ha resultado ser un lugar concurrido. Todos los peregrinos que llegaban al pueblo, pasaban por allí y me preguntaban algo. Uno resultó ser de Corea. Otros dos de Chequia. No tardó en aparecer, el, por así decirlo, "tonto del pueblo" que se colocó a mis espaldas, sabiamente apoyado en la pared. Y en éstas que llega un peregrino y se sienta a mi lado. Se quita las zapatillas. Luego un calcetín y le huele. Luego otro y lo mismo. Y así hasta seis. Después se masajeó los pies con una crema que olía a farmacia antigua. Y ya, entonces, sintiéndose reconfortado, supongo, se mostró dispuesto a hablar. Era brasileiro. De Sao Paulo, en concreto. Dicharachero el tipo. De pronto se vuelve, mira hacia el tonto y dice: "Este, Notre Dame". ¡Leches!, me digo, es verdad, se parece a Cuasimodo. Grandón, un poco encorvado, con una mandíbula descomunal, y un solo diente, enorme también, en la boca siempre abierta. El de Sao Paulo se fue a tomar una coca-cola y yo a la estación a tomar el tren de regreso.
Muchas mas cosas enjundiosas podría contar de la excursión a "La Moza de Campos", pero temo aburrirles, así que concluyo por hoy.
Coda.- La Moza de Campos es como llaman los entendidillos a la iglesia, catedral dicen ellos, de Támara de Campos.
jueves 14 de
mayo de 2009
Entre
Mandala y Lebowsky
¡Jo tío , cómo te lo montas! Expresión admirativa que se suele emplear para darle a entender a alguien que envidias su manera de andar por el mundo. Porque en eso consiste todo, en andar por el mundo de la mejor manera posible, o sea, sin comerse el coco y disfrutando a dos carrillos de los dones de la tierra. Es, digamos, una aspiración universal que, como todas las aspiraciones, adquiere su punto álgido en la adolescencia para ir perdiendo fuelle a medida que la experiencia va suministrando sus lecciones. Sin embargo, hay individuos que, por lo que sea, son inmunes al desaliento y, sea cual sea el número y volumen de los batacazos recibidos, persisten en sus trece. Es más, se diría que la adversidad les afianza en sus convicciones.
Así es que, cuando uno no anda muy dotado por el querer de los dioses para la improvisación natural, se dedique con más o menos entusiasmo a la búsqueda del camino verdadero por entre la abundante maraña de propuestas depositadas en los estantes de las librerías. Y bueno, supongo que el estilo y la marca de las botas cambiarán en función de las diferentes circunstancias generacionales, pero el orden de los factores, juraría, no es conmutativo, es decir, que siempre es el mismo so pena de cataclismo.
Digamos que para empezar, en plena apoteosis de amor cósmico, ibas y echabas mano de "Los conceptos elementales del materialismo histórico" de Marta Honecker. Un bello libro, facilito de entender por aquello de que deja claro quienes son los malos y quienes los buenos. Con quitárselo a los malos y repartirlo entre los buenos se consuma la ansiada utopía. Pero había que ir un poco más allá. Acaso "El Capital" de los hermanos Marx, te decías, pero pronto caías en la cuenta de que, ahí, te asfixiaba la teoría. Praxis es lo que necesito, argumentabas. Y qué mejor praxis que Lenin. "¿Qué hacer?", bonito título... pero, páginas adentro, una ascensión imposible por ausencia de agarraderos. Quizá si lo intento con "Materialismo y empiriocriticismo"... verdadero fárrago del que no costaba apearse ni dos páginas. Bien, siempre nos quedará el "¿Libertad para qué?"
Pues para qué va a ser, para descubrir que el amor cósmico va desnudo y tu quieres ir vestido. La segunda etapa, la del individuo. Hay que aprender a amarse. Paso previo, el conocerse. Bien, a algunos como, por ejemplo, Matos, salmantino universal, apenas les costó un "Siddhartha". Pero a otros, tal mi caso, les fue preciso un largo recorrido. "Las enseñanzas de Don Juan", mil veces cambiar de posición antes de encontrar la postura cómoda. Aún estamos en ello. "El Gran Mandala"... ensuciar lo mínimo y no dejar residuos en el acto de satisfacer las necesidades alimenticias o del tipo que sean.
Bien, creo que fue Empédocles el que dijo que Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y su perímetro en ninguna. Pues un Mandala es más o menos lo mismo, un círculo mágico que armoniza nuestro interior con nuestro exterior sin que sepamos muy bien dónde está el uno ni el otro. Por eso hay que buscar. Cada día. Cada cual dibuja su círculo con sus simetrías y sus colores. Todos diferentes, todos iguales. Para mí, cada mañana, "El ciclo de las quintas". Su magia, su armonía, su equilibrio.
Por cierto, si todavía no lo han hecho, les recomiendo ver "El gran Lebowsky". Película de grandes enseñanzas. Para muestra un botón: que el existencialismo es tremendamente fatigante.
sábado 16 de
mayo de 2009
Urbi et
orbi
"Por los poderes que me han sido conferidos por las
instancias divinas yo te declaro ciudadano a todos los efectos de una entidad
superior llamada Euskadi, lo cual, ni
que decir tiene, te convierte en heredero espiritual por vía directa, tanto de
las desmedidas ambiciones terrenales de Ignacio de Loyola como de la tremebunda paranoia asesina
de López de Aguirre. "
Me envía Jocobo esta graciosa foto de Ibarreche que ha encontrado husmeando por ahí. Jacobo tiene una bien justificada, si bien que leve, obsesión con el País Vasco. Hay que tener en cuenta que pasó allí muchos de los veranos de su infancia en casa de unos tíos que habían emigrado allí desde su Salamanca natal. Si a eso se le añade su pasión por las lenguas que en cierta medida achaca al haber aprendido los rudimentos del euskera en aquellos veranos infantiles, nada tendremos que reprocharle sino todo lo contrario. Porque Jacobo dispone de elementos, por así decirlo mamados, para ejecutar los más finos análisis explicativos de esa plaga que nos cayó del cielo no se sabe bien si por el querer de los dioses o por la ignorancia secular de nuestros gobernantes.
El caso es que una de las frases que con más frecuencia tenía que escuchar Jacobo durante sus veranos donostiarras de boca de su tío salmantino era más o menos así: "desde luego que esta gente es una raza superior". Se refería, huelga decirlo, a los vascos. A los de pura cepa, claro está. Por así decirlo, esa fue la "gota malaya" que fue perforando hasta dejarlos para el arrastre los cerebros de los hijos de la emigración. Ellos, por mucho que se esforzasen, y muchas ingenierías que dominasen, nunca podrían alcanzar la ansiada condición de patricios. Lo más, lo más, se podrían disfrazar de aberzales para pasar desapercibidos en las romerías y demás celebraciones patrióticas, y, de paso, hacerse un seguro de vida frente a las tentaciones lopezaguirrescas del personal con pedigrí.
Y en esas estamos. Unos, los auténticos, impartiendo bendiciones y manumitiendo a los sumisos. Otros, los plebeyos, suspirando porque les dejen ser como el señorito. Desde luego, qué maldición la provincia que se obstina en seguir siéndolo.
Coda.- El otro día paseaba por las calles vacías de Madrid al mismo tiempo que se retransmitía un partido de fútbol, por lo visto importantísimo, en el que el Barcelona era uno de los contendientes. Bien, hubiesen visto ustedes el entusiasmo que salía por las puertas y ventanas de los bares cada vez que el Barcelona hacía una jugada brillante. ¡Quién hubiese podido decir entonces que los madrileños son los enemigos naturales de los catalanes! En fin, cosas veredes. Y paciencia te den los dioses para no liarte a leches.
Me envía Jocobo esta graciosa foto de Ibarreche que ha encontrado husmeando por ahí. Jacobo tiene una bien justificada, si bien que leve, obsesión con el País Vasco. Hay que tener en cuenta que pasó allí muchos de los veranos de su infancia en casa de unos tíos que habían emigrado allí desde su Salamanca natal. Si a eso se le añade su pasión por las lenguas que en cierta medida achaca al haber aprendido los rudimentos del euskera en aquellos veranos infantiles, nada tendremos que reprocharle sino todo lo contrario. Porque Jacobo dispone de elementos, por así decirlo mamados, para ejecutar los más finos análisis explicativos de esa plaga que nos cayó del cielo no se sabe bien si por el querer de los dioses o por la ignorancia secular de nuestros gobernantes.
El caso es que una de las frases que con más frecuencia tenía que escuchar Jacobo durante sus veranos donostiarras de boca de su tío salmantino era más o menos así: "desde luego que esta gente es una raza superior". Se refería, huelga decirlo, a los vascos. A los de pura cepa, claro está. Por así decirlo, esa fue la "gota malaya" que fue perforando hasta dejarlos para el arrastre los cerebros de los hijos de la emigración. Ellos, por mucho que se esforzasen, y muchas ingenierías que dominasen, nunca podrían alcanzar la ansiada condición de patricios. Lo más, lo más, se podrían disfrazar de aberzales para pasar desapercibidos en las romerías y demás celebraciones patrióticas, y, de paso, hacerse un seguro de vida frente a las tentaciones lopezaguirrescas del personal con pedigrí.
Y en esas estamos. Unos, los auténticos, impartiendo bendiciones y manumitiendo a los sumisos. Otros, los plebeyos, suspirando porque les dejen ser como el señorito. Desde luego, qué maldición la provincia que se obstina en seguir siéndolo.
Coda.- El otro día paseaba por las calles vacías de Madrid al mismo tiempo que se retransmitía un partido de fútbol, por lo visto importantísimo, en el que el Barcelona era uno de los contendientes. Bien, hubiesen visto ustedes el entusiasmo que salía por las puertas y ventanas de los bares cada vez que el Barcelona hacía una jugada brillante. ¡Quién hubiese podido decir entonces que los madrileños son los enemigos naturales de los catalanes! En fin, cosas veredes. Y paciencia te den los dioses para no liarte a leches.
miércoles 20
de mayo de 2009
Itálica
famosa
fueron un tiempo Itálica famosa.
Me envía Jacobo
esta foto que, dice, es todavía mejor que la del lekandari impartiendo bendiciones. La feria de
Sevilla. La tradición que no cesa.
Seguro que es porque no saben que hay más honor en abandonarla que en
conservarla, Hamlet dixit.
El caso es que viendo los caretos que exhiben
nadie diría que andan de fiesta. Lo de las jóvenes quizá sea porque no les hace
gracia tener al lado una momia faraónica. Las pobres, a los toros por cojones. Por zeñoritas
zevillanas. Y la momia, porque con tal
de no estar en el catafalco hace lo que sea.
No sé, pero pa
mí que tiene algo como de Barry Lyndon. La decadencia de una clase social que
está abriendo su camino hacia la guillotina. Tienen que desaparecer para que se
purifique la especie y pueda venir un mundo nuevo. Y mejor. Sin toros, sin
manolas, sin zeñoritas zevillanas. Y sin duquesas que den el cante.
sábado 23 de
mayo de 2009
Perpetuar
la especie
En una pasada rápida por los diversos canales antes de poner
la peli de la noche, me quedo un momento
suspendido en un programa que entrevista a una joven científica española que
está trabajando en un centro de investigación de biología marina en Suecia. La chavala es mona y agradable. No
abandona nunca la sonrisa. En un momento dado saca una masa inerte de una
cubeta. "¿Qué es eso?", pregunta el periodista. "Un pepino de
mar". "¿Y qué hace?, sigue el interrogatorio.
"Comer y reproducirse para perpetuar la especie", es la respuesta
escueta y contundente. ¡Leches, igual que yo!, pienso de inmediato.
Bueno, el caso es que aquí andamos muy ufanos creyendo que somos mucho mejores y más inteligentes que el pepino de mar, pero convendría revisar esa creencia. Y a lo mejor entonces se nos bajaban un poco los humos. Porque el pepino de mar también hace cosas interesantes que son de gran utilidad para que el sistema en su conjunto funcione como la seda. En concreto, filtra la arena y la devuelve al lecho marino libre de las impurezas que son letales para numerosas especies. ¿Y piensan que hace su trabajo como un autómata? Yo no lo aseguraría. Es más, si me apuran diría que el pepino actúa conforme a un plan meticulosamente programado. Se despierta una mañana y dice: por aquí la están palmando muchos pececillos debido a la mierda que tiran todos esos cabrones bípedos que se han instalado en la costa, así que voy a empezar a limpiar por aquí y a ver si en una semana lo dejo todo como una patena, igual que Zapatero dejó el Estatut. Porque es muy probable que los pepinos de mar sepan quien es Zapatero y, no te digo ya, el Estatut de Cataluña.
En fin, que aparte de comer y reproducirnos, todo lo demás es filtrar arena para mantenerse en forma y no perder los diversos apetitos. Y así vamos perpetuando la especie, cosa que, si bien no es que sea indispensable para que los planetas sigan girando, si es algo a lo que no nos podemos sustraer porque las moléculas de nuestra hélice fundatriz así lo tienen estipulado.
sábado 30 de
mayo de 2009
El
triunfo de Baco
... de color rojo
violeta cereza brillante e intenso. Gran potencial aromático fino y rico en
matices de fruta del bosque (mora, frambuesa) típicos de la variedad. Complejo
y bien estructurado de ataque persistente amplio y sabroso y de gran redondez
en boca.
Así, sin comas, amontonando los adjetivos, y por un solo euro en el MAXI-Día más cercano a su domicilio.
Así, sin comas, amontonando los adjetivos, y por un solo euro en el MAXI-Día más cercano a su domicilio.
No hace
falta acudir a los clásicos para saber que, cuando más viejo se es, más, por lo
general, gusta el vino. Añadiré que, no sólo a los viejos, también a los
jóvenes, sobre todo, a qué engañarse, si son desgraciados.
El caso es que, se mire como se mire, pocas cosas hay en el mundo que hayan dado tanto de sí como el vino. Viene de largo. Los judeo-cristianos lo remontan a Noé en un intento cutre de darle un linaje ilustre. Mejor olvidarse de eso. Para saber de todo su originario esplendor, acudid a los antiguos griegos.
Todo empezó cuando Europa, la hija de Agenor, rey de Tiro, estaba en compañía de unas amigas bañandose en la playa. Zeus, que como es Dios está en todas las partes y todo lo ve, se quedó maravillado de los encantos de Europa y decidió que ¿por qué no? Se transformó en toro, manso por supuesto, y se acercó a las muchachas. Europa, que sin duda era la encargada de partir el bacalao en aquel grupo de zagalas, se acercó al toro, una especie de Nacho Vidal, todo hay que decirlo, y empezó a acariciarlo. Caricia va, caricia viene y Nacho como un corderito. Entonces Europa, confiada, se subió a su lomo. Nunca lo hubiera hecho. El toro echó a correr y nunca más se supo.
Cualquiera se podrá imaginar la desesperación de Agenor por la pérdida de su hija más amada. No se podía resignar. Y así fue que mandó a todos sus hijos en busca de su hermana. Uno de ellos, Cadmo, tiró hacia Grecia donde tras ciertas peripecias, fundar Tebas, plantar viñas y tal, casó con Harmonía. Y tuvieron descendencia. Una de las hijas, llamada Semele, era de especial belleza. Y Zeus que todo lo ve... ¡cómo no!, se encaprichó de ella. Polvo va, polvo viene, Semele, como no podía ser menos, quedó embarazada. Entonces, Hera, ya saben, la mujer de Zeus, celosa hasta la muerte, decide vengarse. Le dice a Semele que si quiere saber lo que es bueno de verdad le pida a Zeus que se muestre ante ella en todo su esplendor. Semele pica y Zeus, que de colado que está nada le puede negar, va y se muestra ante ella de tal manera poderoso, ¡rayos y truenos!, que la deslumbra y mata. Entonces Zeus, a pesar de su desolación, actuó con rapidez para salvar el fruto de seis meses que Semele llevaba en su vientre. Lo extirpa y se lo injerta en el muslo. A los tres meses, de aquel injerto nace Dionisos, el que es conocido como dios del vino y, por añadidura y, como consecuencia, del delirio místico. Bien, si quieren redondear la historia les recomiendo que corran a agenciarse "Las Bacantes" de Eurípides, libro tan altamente instructivo que, de existir un cierto grado de racionalidad en nuestro sistema educativo, doy por seguro que sería de obligada lectura antes de pasar a secundaria.
Otras lecturas:
La Celestina:
"... poneos en orden, cada uno cabe la suya; yo, que estoy sola, porné cabe mí este jarro y taza, que no es más mi vida que cuanto con ello hablo. Después que me fui haciendo vieja, no sé mejor oficio a la mesa que escanciar, porque "quien miel trata, siempre se le pega de ella". Pues de noche en invierno no hay tal escalentador de cama. Que con dos jarrillos de éstos que beba, cuando me quiero acostar, no siento frio en toda la noche. De esto aforro todos mis vestidos, cuando viene la navidad; esto me calienta la sangre; esto me sostiene continuo en un ser; esto me hace andar siempre alegre; esto me mantiene fresca; de esto vea yo sobrado en casa, que nunca temeré mal año. Que un cortezón de pan ratonado me basta para tres días: esto quita la tristeza del corazón, más que el oro ni el coral; esto da esfuerzo al mozo y al viejo fuerza, pone color al descolorido, coraje al cobarde, al flojo diligencia, conforta los celebros, saca frío del estomago, quita el hedor del aliento, hace potentes los fríos, hace aguantar los afanes de las labranzas; a los cansados segadores hace sudar toda agua mala, sana el romadizo y las muelas, sostiene sin heder en el mar, lo cual no hace el agua. Más propiedades te diría de ello, que todos tenéis cabellos. Así que no sé quien no se goce en mentarlo. No tiene sino una tacha, que lo bueno vale caro y lo malo hace daño. Así que con lo que sana el hígado daña la bolsa. Pero todavía con mi fatiga busco lo mejor, para eso poco que bebo; una sola docena de veces en cada comida..."
Les Paradis artificiels:
"Profondes joies du vin, qui ne vous a connues? Quiconque a eu un remords à apaiser, un souvernir à évoquer, une douleur à noyer, un château en Espagne à bâtir, tous enfin vous ont invoqué, dieu mystérieux caché dans les fibres de la vigne. Qu´ils sont grands les spectacles du vin, illuminés par le soleil intérieur ¡ Qu´elle est vraie et brûlante cette seconde jeunesse que l´homme puise en lui ¡ Mais combien sont redoutables aussi ses voluptés foudroyantes et ses enchantements énervants. Et cependant dites, en votre âme et conscience, juges, législateurs, hommes du monde, vous tous que le bonheur rend doux, à qui la fortune rend la vertu y la santé faciles, dites, qui de vous aura le courage impitoyable de comdamner l´homme qui boit du génie ?"
En fin, para qué seguir.
sábado 6 de
junio de 2009
Sun Tzu
Dice Sun Tzu:
"La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, porque el campo de batalla es el lugar de la vida o de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la destrucción.
Comenta Li Ch´uan:
"Las armas son instrumentos de mal agüero utilizadas a tontas y a locas". La guerra es un asunto serio; da miedo pensar que los hombres puedan emprenderla sin dedicar la reflexión que requiere.
Bien está que nuestros soldados se desplieguen por El Sardinero. Que el pueblo se entere de que existen y están a punto para entrar en combate si las circunstancias lo exigen. Pero no nos engañemos, llevar patriotismo a Santander es igual que llevar hierro a Bilbao. Bilbao y Santander, tan próximas y tan lejanas. Lo que en un sitio sobra en el otro falta y viceversa. Y digo yo: ¿por qué no utilizar la maravillosa autopista que las une para intercambiar un poco de esas mercancías tan mal repartidas?
Dice Sun Tzu:
"El triunfo es el principal objetivo de la guerra. Si se pospone demasiado, las armas se embotan y la moral decae. Cuando las tropas ataquen a la ciudad estarán al límite de sus fuerzas.
Bien, el caso es que llevamos cuarenta años de guerra. ¿Estarán las armas embotadas? ¿Habrá decaído la moral? ¿Y la moral del enemigo? ¿Habrá crecido al comprobar que no nos atrevemos a desplegar nuestros juegos de guerra en su territorio? Ni siquiera nos atrevemos a organizar allí los juegos balon-pédicos. ¡Nos cagamos sólo de pensarlo!
Dice Sun Tzu:
"Si el ejercito emprende largas campañas, los recursos del Estado se agotarán."
Bien, ya digo, llevamos cuarenta años de campaña y nadie nos da cuentas de cuál ha sido su coste y repercusión en las arcas del Estado. Miles de guardaespaldas, operaciones policiales a diario, estragos sin cuento... para qué seguir si tal como nos lo pintan parece que todo eso no hace si no incrementar el PIB.
En fin, ignorantes doctores tiene la Santa Madre Iglesia que le sabrán responder.
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