martes, 12 de enero de 2016

lunes 1 de septiembre de 2008

Hefestos es cojo.


Quizá no se hayan enterado porque apenas ha dado de qué hablar en los medios nacionales, así que, por si las moscas, se lo voy a decir yo: el otro día, en Barajas, se vino al suelo un avión cuando apenas había despegado.

Bueno, vale, iré en serio que no es lícito, y menos prudente, hacer chistes a costa de las tragedias de los otros. Porque, como bien dice el adagio, Dios castiga y no da voces, y así, cuando menos te lo esperas te da un varapalo para que te enteres de lo que vale un peine. El caso es que se cayó un avión y hubo muchos muertos. En sí, un hecho banal. Pasa todos los días. Lo mismo que todos los días se mata gente en los coches, o porque se cae de los andamios, o porque se atraganta con un hueso de pollo. Cosas en general de las que es normal que se hable por motivos varios que no viene a cuento analizar ahora.

Pero es que una cosa es hablar y otra cebarse. Y, al parecer, eso es lo que ha habido con lo del avión, puro encebamiento. Al final, según me han contado, que, ya saben, yo por higiene mental no veo televisiones españolas, bueno, ya digo, al final ha resultado ser algo así como en los chistes de Gila: informaban de que el pasajero en la tercera fila por la izquierda era hermano del primo del suegro del árbitro que pitó el penalti, etc.. Información absolutamente costrosa para alimentar los bajos instintos de la plebe... o, acaso, como sospechan algunos, para apartar las mentes de los serios problemas que enfrenta el país. Manipulación informativa en cualquier caso. Nada nuevo ni, tampoco, algo que vaya a dejar de pasar en el futuro por mucho que se denuncie.

Pero hay sobre todo un aspecto en todo este ensañamiento que me parece especialmente detestable. Se trata del empeño por negar la posibilidad del accidente. Han pasado más de diez días y, en los periódicos teóricamente más serios, todavía es noticia de primera página que si el piloto dijo, que si dejo de decir, queriendo dar a entender que si se hubiesen hecho las cosas como Dios manda se podría haber evitado el accidente. Pues no, mire usted, si se pudiese haber evitado no hubiese sido un accidente sino una negligencia o un error. Porque un accidente, por definición es imprevisible. Y lo es porque es humanamente imposible controlar las infinitas variables que determinan el devenir. Así que, se cruzan cuatro cables de mala manera y ya la tienes armada. Porque Dios así lo ha querido y no hay más que decir.

Sí, de verdad, es insoportable esa ideología que se vende: si pasa algo malo es porque alguien es un sinvergüenza y hay que ir a por él. Así, de un hospital todos tiene que salir curados. Y un avión no se puede caer. Y todo lo que depende de la técnica es por definición infalible. Sólo los humanos que la manejan la hacen falible con su torpeza. Así que, que paguen por ello.

Por lo demás, en el terreno ya de la lógica, las autoridades competentes realizan ya las investigaciones pertinentes para delimitar en lo posible las causas del siniestro. Llevará su tiempo. En cualquier caso, ellos, que son los competentes, saben de sobra que Hefestos es cojo. Por cierto, ¿cuántos entre todos esos que han opinado en radios, periódicos y televisiones sabrán que Hefestos es cojo? O acaso, simplemente, quién es Hefestos.

Coda.- Nadie está libre de accidentarse. El otro día, sin ir más lejos, me levanté a orinar a media noche y, cosa incomprensible, en vez de enfilar el baño, gire a derecha y rodé por las escaleras. Ni les cuento el batacazo que me di. Por el querer de los dioses. Ya digo.

martes 9 de septiembre de 2008

La guerra


Hace años, en el curso de aquellas largas sobremesas, escuchaba a Dani disertar con entusiasmo sobre las memorias de Jünger. Dani era traductor y amigo, a su vez, de quien había traducido las citadas memorias. Son detalles sin importancia, pero de todo ello me quedó perdido por algún rincón del alma el propósito que, hace días, leyendo una Tercera de ABC, reencontré. Era ya, de todo punto imposible, posponer la lectura de lo que tanta admiración causaba en tan preclaras mentes. Fui a Madrid y lo compré. "Radiaciones" es el título. Lo estoy leyendo.

"Ya que toca estar aquí, hagámoslo con dignidad", apunta Jünger el primer día de su instalación en el frente como capitán de una compañía del ejercito alemán. En su barraca de cañas a orillas del Rhin soporta las penalidades de la guerra. O las disfruta. No queda claro. En cualquier caso las circunstancias impuestas por el destino no le avasallan. Pasan cosas y las cuenta. Los tiros y también las modificaciones que el paso de los meses va imponiendo a la naturaleza. No en vano estudió para entomólogo. Y sus proyectos literarios, que va meditando mientras camina de un fortín a otro. Los libros que lee. Bartleby de Melville, un carácter puramente pasivo. La Teogonia de Hesiodo, imágenes poderosas para la generación espontánea de Erinias, Ninfas y Gigantes. El cuento del Principe Genji. Es que hace mucho frío y no apetece salir de la barraca.

La guerra se encona. Pero la vida sigue.

sábado 13 de septiembre de 2008

La extraña pareja y sus palmeros

 


¡Que se vayan cien veces al carajo! Ni una más ni una menos: cien. Lo dijo ayer Chávez con su característica prosodia de caudillo decimonónico. Bueno, viniendo de donde viene la invitación ya se habrán imaginado quienes son los que se tienen que ir cien veces a tan lúgubre lugar. El caso es que la bravata fue pronunciada a la sombra de dos superbombarderos rusos. Así, como para rematar con gracia la faena.

Sí, esa extraña pareja de rusos que se ha propuesto entretenernos con su reinvención de la historia en forma de comedia. Medvedev con ese caminar tan a lo nonchalance. Y, luego, que no se sabe si es que está mal hecho o es que tiene mal sastre. Bueno, un poco pato sí que parece ser. Y con su impasible ademán... así, a primera vista, cae bien el tipo.

Y Putin, el de la mirada torva. Siempre con un par de lo que hay que tener. En ARTE emitieron un programa sobre su mamá de lo más esclarecedor. Una señorina de pueblo-pueblo viviendo en la más costrosa de las miserias porque su hijo no quiere saber nada de ella. Claro que, por supuesto, en Rusia nunca nadie se atrevió a emitir ese programa, no por nada, sino sólo por miedo a perder la salud.

Se lo está montando esa simpática pareja. Me gustaría ver las "jais" que se trajinan. Porque entre ellos no creo que haya nada. Aunque nunca se sabe.

Total, que más de lo mismo. A la historia de Rusia me refiero. Nunca aprenderán a gestionar los ingentes recursos que poseen. Se lo gastan todo en músculo y lujo. Les pierden las apariencias. Y al pueblo llano que le den vodka. En fin, ya veremos por dónde nos salen ahora que el petróleo ha bajado de 150 a 100 dólares el barril. Con lo mal que suelen llevar los horteras lo de apretar el cinturón...

jueves 18 de septiembre de 2008

Tranqui, tronqui

¿Quién dijo miedo? Que nadie se mueva que está todo controlado. Lo ha dicho José Luis en el Templo de la Soberanía Popular: «Prefiero la industria española a cualquier otra industria de cualquier otro país del mundo».



Así que, a qué venir ahora con jeremiadas. Porque el Presidente no va a decir una cosa así sin estar debidamente informado. ¡Leches, que éste es un país serio! La octava potencia económica mundial por más señas. En fin, no quiero cansarles, así que me voy a limitar a mostrales las fotos de unos cuantos productos manufacturados por la industria nacional para que vean hasta qué punto está justificada la rotundidad de nuestro Presidente.

martes 23 de septiembre de 2008

Arana y Prat

 



Repudian, condenan, y, claro, lo hacen con creciente énfasis, como queriendo dar a entender que están a punto de reventar de indignación. Sí, sí, de indignación, o sea, de eso que reviste de respetabilidad a un imbécil. Y ya vamos así para 49 años y la cosa no tiene visos de irse a solucionar. Viene de lejos.

Sabino Arana, Prat de la Riva, esos héroes locales a los que nadie de fuera de su ámbito parece prestar atención. ¿Por qué, digo yo, no se colocan murales por las calles de Madrid con sus textos más significativos? A lo mejor así mucha gente acababa por comprender cual es el virus que nos ataca. Porque, no se engañen, eso tan naturalmente noble que llaman pueblo se pirria por las ideologías que le señalan una unidad de destino en lo universal. Y cuando más decadentes y apurados se ven más les va esa marcha.

Sí, esos textos que parecen sacados del Mein Kampf. Bueno, yo tranquilo, porque como nacido en valle pasiego podría aspirar en el País Vasco a la condición de mercero. No es que sea mucho, pero menos da una piedra. De haber nacido en Andalucía o Extremadura... puto maketo de mierda.

Coda.- Por si no lo han visto les recomiendo que estudien con atención este
vídeo
que colocó Jacobus Japonicus en su blog. No sé de dónde saca tales joyas este Jacobus.


jueves 25 de septiembre de 2008

Telemadrid.

 

Por cierto, si alguien es amante de las pesadillas le recomiendo pasarse los martes por la noche por Telemadrid. Hay allí un debate de ideas que garantiza al espectador emociones del tipo "la caída de la casa Usher". Oyendo a aquellos tipos, y tipas, sientes como se ensanchan las grietas del sistema hasta no poder por menos de considerar que si no se te viene todo encima es por puro milagro. Bueno, dentro de aquel primoroso plantel de agoreros siempre hay un par de contrapunteadores -una especie de sparrings- que apenas tensan la melodía: se les suele doblar el músculo a la primera de cambio. Y, si no, allí está el árbitro para echar una mano.


Y no te digo nada si , ya, ves ese programa inmediatamente después de saborear el Telediario de la Uno. Entonces, esquizofrenia garantizada. Porque ya venías con el enigma resuelto. La "esfinge" era Bush y ahora, resulta que, van estos tíos y te dicen que, de Bush nada de nada, que la "esfinge" son los socialistas. ¿En qué quedamos? ¿Quién que no haya hecho un master en, yo qué sé, por ejemplo en "
identidad catalana", va a poder procesar tan exhaustiva y contradictoria información?

Lo confieso, estoy para el arrastre. Creo que en adelante me voy a dedicar en exclusiva a los
concursos de "olla ferroviaria" que eso no come tanto el coco.

 

lunes 29 de septiembre de 2008

Lección de periodismo




Bien, demos por sabido que este asunto hiede. Así y todo, narices taponadas mediante, les voy a pedir un favor: lean
esto, y luego esto, después esto otro. Y aunque no creo que sea necesario advertírselo me voy a permitir hacerlo: no echen en saco roto el lugar jerárquico que ocupa la noticia.

Estoy seguro que si han tenido la paciencia, casi infinita, de seguir mis indicaciones habrán extraído no pocas conclusiones. Y, también, no menos perplejidades que, a la postre, son las que ilustran.

Por ejemplo, ¿qué tira más, la patria o la ideología? ¡Buena pregunta! Pues verán, en este caso, el órgano de la burguesía catalana, La Vanguardia, salvedad hecha de que esconde la noticia en las quimbambas, no difiere en prácticamente nada de lo que dice el ABC, órgano, según la mayoría de los catalanes, de la españolidad más rancia que dar se pueda. Por contra, El País, órgano donde los haya de la racionalidad progresista integradora -léase socialdemócrata-, aparte de esconderla también en las quimbambas, muestra, a mi juicio, un desprecio indisimulado por los manifestantes. Vamos, que más papistas que los papistas nacionalistas. Bien es verdad que los papistas nacionalistas tiran más a conservadores democrata-cristianos... ¡jo, qué lío!

En fin, como dijo Nosequién: opinión es sinónimo de situación. Así que, para nacionalistas, los socialdemócratas. A las pruebas me remito.

 

 

jueves 2 de octubre de 2008

¿A dónde hemos llegado?

 


Se lo diré: hemos llegado a la absurda situación de que Edipo en plena juventud ya necesite tres piernas. ¿La culpa? El Rey, Suarez, Aznar, Zapatero. Y todos nosotros. Por decir algo.

Menos mal que todavía queda
algo con lo que uno puede gozar. Irene, yo quisiera ser ese hombre que necesitas para que, con una botella de rioja, ni fin del mundo ni leches.
Este es el algo a que me refiero en el párrafo anterior.
RIOJA CONTRA LA CRISIS
POR IRENE LOZANO
Jueves, 02-10-08
EL 14 de julio de 1789 había más franceses comiéndose un helado que asaltando la prisión de la Bastilla. Hasta que llegó Georges Duby y mandó parar, la Historia era la historia del poder, si acaso con una ráfaga a pie de página informando de las fuerzas que se le oponen. La inercia sigue inclinando a la gente corriente al sabio gesto de tomarse un helado, a despecho de acontecimientos feroces que nos bufan a la cara. Y si no es temporada, valen unos calamares, unas habas con jamón y un Rioja del 98, que abriga la conversación.
Qué gran año. Nos habíamos reído todos de la patochada de Fukuyama, pero para el 98 ya estábamos habituados a comportarnos como si la historia hubiera terminado realmente. Y lo encontrábamos placentero. Diez años después, podemos apurar algo de aquella placidez gracias a que alguien tuvo la precaución de embotellarla. Ahora sólo resta degustarla despacio, como se saborean los besos en su lento discurrir de la piel al alma, para no inquietarse ante el fin del capitalismo ese que dicen. Puede ser ésta la era incomprensible en que la historia terminó por segunda vez, o por tercera, contando el 11-S. Quizá nos esté tocando vivir algo tan ilógico como el fin de lo concluso, pero hasta en los epílogos más turbulentos hay dos amantes abrazados. Pueden quebrar los bancos, hundirse las aseguradoras o desplomarse las bolsas: donde tintinean dos copas, no se oye estrépito de escombros, y los matices que diferencian la decadencia del derrumbe se difuminan lejanos, como la preocupación por los ahorros. La consigna es derrochar, agotar los besos que han sido descorchados. Verdaderamente, un buen vino y un buen hombre bastan para tomarse con calma el fin del mundo.


 miércoles 8 de octubre de 2008

Las uvas de la ira


Recuerdo que las primeras veces que estuve en Londres, allá por los últimos sesenta y primeros setenta, había una cadena de hamburgueserías muy de moda que se llamaba algo así como "The years of disarter" o "The hangry years". Aquellos locales eran un buen sitio para matar el hambre por muy pocos chelines. Y, luego, aquellas grandes fotografías en blanco y negro de "La gran depresión" que cubrían las paredes daban valor añadido a la ingesta. Al fin y al cabo, nada para disfrutar de algo como la omnipresente conciencia de que otros no pueden hacerlo: al ser posible la mayoría.

Ahora, ya viejo, suelo matar el hambre por unos pocos euros en figones atestados de currantes. Hoy en Herrera, mañana en Nogales, pasado en Aguilar, según me cuadra. Me gusta el ambiente de esos restaurantes. Y su comida hipercalórica. "Como es el único que no es obrero, le atendemos el último", me dijo el otro día la atractiva camarera. Bien, a mí no me importa en absoluto; al revés, disfruto contemplando el ambiente y contrastándolo con las negras premoniciones que vomita el televisor que siempre hay en una esquina del recinto.

Mientras a mí no me toque, allá cuidados. Porque no puede ser que lo mío... las pensiones sin ir más lejos.

El caso es que, según quien sea el que reparte, nadie se salva:
Las parejas que apenas alcanzaban a cubrir gastos y que se endeudaban para especular con una segunda vivienda; los agentes financieros que colocaban hipotecas baratas o crédito al consumo a quienes no podrían soportar ni un leve encarecimiento del dinero; los consumidores que abusaban de las tarjetas de crédito para irse de vacaciones o comprar un coche nuevo; los políticos que garantizaban y siguen garantizando las pensiones públicas y la salud gratuita, pese a que no son sostenibles; todos ellos y otros muchos más han sido y son codiciosos.

Bueno, digamos que mientras dura, vida y dulzura. Y, ya digo, "Para corderos asados,
Terete y allá cuidados". No se pierdan los comentarios de los clientes. Todo un tratado sobre el buen vivir.

jueves 9 de octubre de 2008

¿Y cuándo me lo devuelves?

Cuando fui a vivir a Salamanca, allá, por los últimos ochentas, una de las cosas que más me llamó la atención fue que había yonkis hasta en la sopa. Se movían por allí como pez en el agua y, supongo que debido al ambiente majeril imperante del tipo democracia castrista para todo, los tipos aquellos, cuando se te acercaban, no decían: una limosna por el amor de Dios... no, aquellos desgraciados te espetaban con arrogancia un: oye, préstame un duro. Yo, salvo a algún que otro protegido que tenía por la cosa de permitirme algún lujo, les contestaba invariablemente: ¿y cuándo me lo devuelves? Los tíos, por lo general, se quedaban un poco cortados y, cuando reaccionaban, se largaban mascullando maldiciones, o amenazas, que no sé.

Pues bien, esta crisis que ha venido a salvarnos del pozo de aburrimiento en el que nos encontrábamos, me recuerda a aquellos yonkis y a todas las almas caritativas que les sostenían el vicio sin pararse a pensar en la naturaleza de las consecuencias de su filantrópico acto. A los yonkis aquellos hoy les llamamos ninjas, y a las almas caritativas, banqueros. Sí, sí, no me tomen por loco, lo que ha pasado es que los banqueros han dado a los yonkis o ninjas el dinero que estos les pedían en préstamo. Y, además, con la sana intención de que los duros costasen cuatro pesetas -el índice de inflación era superior al precio del dinero-. En fin, como no tengo ni pajolera idea de economía no me voy a meter en berenjenales de los que es difícil salir. Pero viendo este
cómico vídeo y leyendo esta dramática exposición cualquiera podrá comprender hasta que punto sus ahorros, si por ventura los tiene, están en la cuerda floja. Y todo, si no por el querer de los dioses, sí por la sinvergüenzonería nihilista de los unos y los otros. O sea, casi todos.

lunes 13 de octubre de 2008

El jardín de las delicias

Corren tiempos que, otra cosa no, pero entretenidos lo son una barbaridad. Tiempos de Crisis, que se dice. Es decir, de profundas incertidumbres. Y las incertidumbres, ya se sabe, a unos les desconcierta hasta el dolor físico, pero a otros, sobre todo a los descontentos con lo que hay, les llena de esperanzas. Esperanzas de que la fiebre dé al traste con todo lo que no se sostiene con el vigor propio de lo que es auténtico... ¿auténtico? Bueno, cada loco tiene su tema. Así, por ejemplo, José Manuel de la Prada parece estar encantado porque, según él, de éstas a lo mejor reencontramos a Cristo. ¡Autenticidad pura y dura!




Claro que lo que no nos dice José Manuel es a qué Cristo vamos a reencontrar, porque haberlos, hailos y muchos. Por ejemplo, el rodeado de demonios tan querido por la carcundia eclesiástica. O bien ese otro que
irradia luz y descubre el poder de los números. La Modernidad, para entendernos. Galileo y todo eso.

Y en esas estábamos cuando
llegó el comandante y mando parar. Porque lo que no puede ser, pese a quién pese, es que estemos tan iluminados para unas cosas y tan a oscuras -y asmonjas- para otras. Claro, los curas, ya se sabe, como cada hijo de vecino, no quieren perder el tajo. Pero hay tajos y tajos, y ese que se asienta sobre los sufrimientos inútiles no se sostiene cuando funcionan las luces.

En fin, como dijo aquel, no hay mal que por bien no venga y, quizá, de ésta, erosionemos ciertos tabús que ya apestan.

miércoles 15 de octubre de 2008

La guerra II

"Levantado temprano para emprender viaje a Voroshilovsk. Caía una fuerte nevada y ello hizo que no pudiera ver mucho del valle del Teberdá ni, luego, del valle del Kubán. Pensamientos y fantasías ligeros, libres, llenos de fuerza espiritual. Lo atribuyo al aire de las montañas y a la fuerza de néctar que encierra la miel, el antiguo manjar no sólo de los dioses, sino también de los eremitas y solitarios, y del que principalmente he estado alimentándome estos días. Si uno tuviera siempre miel en cantidades suficientes, y además pan blanco y vino tinto, abriría las alas espirituales como una mariposa."


No, no lo cuenta un tipo que va por ahí de excursión. Es de los diarios de Jünger. Concretamente, cuando va de retirada por los valles del Caucaso, no por nada, sino porque los rusos bolcheviques avanzan imparables y, sobre todo, inmisericordes.

"Lo terrible es, en efecto, el flujo y reflujo de los poderes, el cual exige un tributo siempre mayor de sangre, lo terrible está en que sean tan cortas las ondas de los errores."

Justo vengo de terminar el primer tomo de las citadas memorias y todavía no he conseguido enterarme de cual es la función de Jünguer dentro de los ejércitos alemanes. Anda de aquí para allá, como pez en el agua, pero, a parte de contar lo que ve y opinar al respecto, no parece que la cosa vaya mucho con él. Para que se hagan una idea de su capacidad de desapego de la realidad, de vez en cuando, para relajarse, en medio de la lluvia de obuses, se va por el campo a practicar su afición preferida, "la caza sutil", es decir, a pillar insectos para su colección -ya les dije que entre sus muchas profesiones está la de entomólogo-.

"Estas cosas no deberían pasar en donde hay un uniforme", dice en cierta ocasión, así, como para sacudirse la repugnancia que le produce la visión de ciertas atrocidades que ejecutan sus camaradas con metódica eficacia. Se acuerda con frecuencia de El Quijote. El caballero andante que por querer de los dioses vino a este mundo de hierro para restaurar en él la Edad Dorada, cuando lo mío y tuyo no existía. La Orden de Caballería, ¡ay!, se lamenta, ha sido arrasada por los Señores de la Técnica. La aniquilación es ya sistemática. Ha adquirido características zoológicas.
Al poderoso no le apacigua la victoria. Al revés, le vuelve más sanguinario.

Es que esta guerra, dice, recuerda a la de "Los treinta años". Guerra entre diferentes religiones. No ha lugar la piedad... algo de eso, creo, es lo que estamos viendo ahora.

En fin. Diarios de Jünger. "Radiaciones". No se los pierdan.

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