miércoles 25
de junio de 2008
Aromas
de interior
Hace tiempo que no me reía tanto leyendo la prensa digital. La causa de tanta hilaridad reza así: ¿A qué huele Lérida?
Una prueba más, señores y señoras, de hasta donde llega la creatividad de las gentes dans ce coin de les Espagnes avec autant de personalité. La calidad despierta los sentidos, dicen. Bien, de acuerdo, aunque hay quien piensa que los adormece. Pero ellos son así y hay que dejarlos. Frescura, juventud, empuje, dinamismo, montaña, tierra mojada, lluvia, son algunos de los conceptos que quieren sugerir con las velas, inciensos y ambientadores que pondrán a la venta por doquier. Odotipo identificativo lo llaman.
Bien, les confesaré una cosa: en cierta ocasión compré una casa en la provincia de Lerida y ésta fue la carta que, forzado por las circunstancias, envié y me publicarón en La Vanguardia, el, por así decirlo, boletín oficial de la comunidad con, ya digo, autant de personalite:
Aromas de interior
El asunto del nunca suficientemente bien ponderado medio ambiente es peliagudo de verdad. Sufro mucho viendo las agresiones al entorno, más aún ante la indiferencia de quienes debieran impedirlas y de la sociedad en general, que pasa de malos rollos. ¡Ahí están los ecologistas, que no cesan de alertarnos con sus negros presagios!
Sí, pero después de leer el tan informado y juicioso artículo de Xavier Sala i Martín Los mandamientos de la ley de Dios (17/VI/2004), me paso por el Arco del Triunfo las funestas premoniciones y tomo la determinación de preocuparme sólo por lo que me concierne. A saber. Muy cerca de mi casa, justo en el corazón de Catalunya, alguien ha puesto un a modo de asedio de mierda. Sí, sí, de mierda; mierda a levante, mierda a poniente, mierda por el sur, mierda por el norte. No tengo escapatoria: si sopla mestral, malo; si es la marinada, peor; y la tramuntana ya ni les digo. Tan es así que, de haberse pronunciado el sermón de la montaña por estos lares a buen seguro que el orador habría añadido a la lista de bienaventurados a los que padecen anosmia, porque de ellos es el privilegio de gozar sin trabas de todos estos parajes sin par a menos de una hora de Barcelona.
Me he gastado una millonada en ventanas de cierre hermético, pero ni así; el hedor tiene tales propiedades invasivas que se cuela hasta por las rejillas del gas y, como es aconsejable ventilar, entonces, de no darse un anticiclón de las Azores de esos que dejan el aire en suspenso, ya la tenemos armada.
En fin, una delicia. Así las cosas y por pensar que lucho por lo mío, pregunto a Xavier Sala i Martín, que ha demostrado que de economía sabe un cacho: ¿es tan rentable todo este enmierdamiento del campo catalán? ¿No impide este tipo de explotación agropecuaria el desarrollo de otras actividades con más valor añadido? Querría saberlo para orientar mi futuro y con esa información saber si debo poner pies en polvorosa.
PEDRO ECHÁNOVE
Bellmunt de Segarra
El asunto del nunca suficientemente bien ponderado medio ambiente es peliagudo de verdad. Sufro mucho viendo las agresiones al entorno, más aún ante la indiferencia de quienes debieran impedirlas y de la sociedad en general, que pasa de malos rollos. ¡Ahí están los ecologistas, que no cesan de alertarnos con sus negros presagios!
Sí, pero después de leer el tan informado y juicioso artículo de Xavier Sala i Martín Los mandamientos de la ley de Dios (17/VI/2004), me paso por el Arco del Triunfo las funestas premoniciones y tomo la determinación de preocuparme sólo por lo que me concierne. A saber. Muy cerca de mi casa, justo en el corazón de Catalunya, alguien ha puesto un a modo de asedio de mierda. Sí, sí, de mierda; mierda a levante, mierda a poniente, mierda por el sur, mierda por el norte. No tengo escapatoria: si sopla mestral, malo; si es la marinada, peor; y la tramuntana ya ni les digo. Tan es así que, de haberse pronunciado el sermón de la montaña por estos lares a buen seguro que el orador habría añadido a la lista de bienaventurados a los que padecen anosmia, porque de ellos es el privilegio de gozar sin trabas de todos estos parajes sin par a menos de una hora de Barcelona.
Me he gastado una millonada en ventanas de cierre hermético, pero ni así; el hedor tiene tales propiedades invasivas que se cuela hasta por las rejillas del gas y, como es aconsejable ventilar, entonces, de no darse un anticiclón de las Azores de esos que dejan el aire en suspenso, ya la tenemos armada.
En fin, una delicia. Así las cosas y por pensar que lucho por lo mío, pregunto a Xavier Sala i Martín, que ha demostrado que de economía sabe un cacho: ¿es tan rentable todo este enmierdamiento del campo catalán? ¿No impide este tipo de explotación agropecuaria el desarrollo de otras actividades con más valor añadido? Querría saberlo para orientar mi futuro y con esa información saber si debo poner pies en polvorosa.
PEDRO ECHÁNOVE
Bellmunt de Segarra
Aclaro, para alivio de ignorantes, que
Xavier Sala y Martín es una prestigioso economista avec beaucoup de
personalite que, a parte de descojonarse de las funestas premoniciones de
los ecologistas, no para de preconizar la independencia de la Catalogne como
remedio de todos los males que la acechan, incluido, supongo, el insufrible
olor a mierda.
En fin, cosas veredes...
lunes 30 de
junio de 2008
¿Crisis?
¿De qué crisis me habla usted, Señor?
Ya se habrán percatado de que los políticos
andan enzarzados en estériles polémicas sobre la evidencia o no de "la
crisis". Y claro, cada uno de ellos , como no podría ser de otra manera,
barre para casa con un descaro que para sí quisieran los bandidos de la sierra.
Sólo les puede ser permitida tal desfachated, me digo, gracias al grado de
embrutecimiento e insensibilidad colectiva en el que nos hemos instalado con
total desenfado. En fin, que ya todos somos Sanchos y los enhebramos, uno detrás
de otro, como él lo hacía para reconcomio de Don Quijote: ande yo caliente...
al que Dios se la dé... el que venga detrás... la caridad bien entendida...
dame pan y llámame... etc..
Y las carreteras están llenas de coches, los restaurantes llenos de comensales,
las playas llenas de bañistas, así que ¿de qué crisis me habla usted?
La cesta de la compra ha subido un veinte por ciento, el gasóleo está a 1,30
euros, el paro por las nubes, la inflación, mejor ni mentarla, y, sobre todo,
la mala leche de los pillados por el toro que amenaza con desbordarse. ¡Y luego
dice usted que esto no es crisis! ¿Dígame qué es esto, entonces?
Se lo voy a decir yo: esto es la pleamar de una marea viva de falta de respeto
al prójimo. Viene de lejos y ha adquirido unas proporciones que no hay dios que
lo pueda aguantar. No conozco persona decente en este país que no esté al borde
de la apoplejía por tener que soportar a la vecindad. Y menos mal que existe el
orfidal y similares porque, si no, la orgía de asesinatos sería de las
de aquí te espero. Todo el mundo anda drogado: unos para divertirse y otros
para evadirse de los que se divierten.
¿Y por qué hemos llegado a semejante desquiciamiento? También se lo voy a
decir: porque padecemos, entre otras, la maldición del turismo. La tourist
curse. Es, más o menos, como la oil curse de tantos países
productores de petróleo. Dinero fácil, en definitiva, puesto en las manos de la
gente iletrada. Sí, sí, porque ganamos mucho siendo los divertidores de la
chusma más chusma del mundo mundial. Venga pachanga y putas y drogas... y ya
puestos, por qué no sumarse a la fiesta de los turistas. Y venga botellódromos,
y zonas de esparcimiento juvenil -siempre, por cierto, nocturno-, y carreras de
motos, y, lo que sea con tal de que haga un ruido infernal... va usted a la
playa, por ejemplo, y será imposible que no tenga la sensación de que alguien
esta haciendo mayonesa a su lado. Son las motos acuáticas que zumban sin cesar
en lontananza. Y así todo. Va al parque a escuchar a los pájaros y ya
sabe lo que espera: legiones de jardineros armados de artilugios a motor de
gasoil para lo que sea que antes se hacía silenciosa y divinamente con dalles y
rastrillos. Y si se queda en casa, serán los perros del vecino que ladran como
posesos. En fin, sería inútil y tedioso prolongar la lista de agravios porque
seguro que ya se habrán dado cuenta de lo que estoy hablando.
Y estando así las cosas, pregunto: ¿Quién es el guapo que puede dormir
plácidamente? Se lo diré: nadie. Y sigo preguntando: ¿Y sin dormir quién es el
guapo que estudia matemáticas? Nadie. ¿Y si nadie estudia matemáticas, quién
nos va a sacar de lo que sea que sea esto que unos llaman crisis y otros época
difícil? Porque todo parece indicar que lo de la chusma mundial se va a acabar.
Viajar en avión se va a poner caro. Y así todo lo demás.
No sé, si a alguien se le ocurriese la forma de transformar el ruido en
energía, entonces, a ver
quién era el guapo que se atrevía a tosernos. Seríamos los líderes del universo
universal. Como en la cosa del fútbol.
viernes 4 de
julio de 2008
Sr. Emilio
Hace unos días tan perfectos que no queda más remedio que armarse de valor, agarrar la bicicleta y tirarse carretera adelante. El aire de la mañana es delgado y fresco. Poco a poco se va templando, pero, entonces, se levanta una brisilla del oeste que pa que les voy a contar.
Los campos de cebada ya están amarillos. Los de avena, también, pero de un tono más apagado. Los de trigo, continúan verdes, pero como mostrando la querencia a virar. Los de centeno... no sé; no les veo por ninguna parte. Y las cenefas rojoazuladas que los orlaban, empiezan a marchitarse. Bueno, parece que los girasoles ya despuntan. Habrá que esperar para que empiecen a refulgir entre los rastrojos, allá, por septiembre.
He ido hasta Moarbes
de San Pedro. Quería hacer una foto al Sr.
Emilio en el porche de su casa, la que construyeron entre él y su mujer, ya va
para 70 años. Allí estaba cuando he llegado, peleando con las mielgas que
invaden su glacis. Las condenadas tienen
unas raíces.... me ha dicho. Le he pedido que posase y no se ha hecho de rogar.
Luego, sin mediar preámbulos, me largado su perorata. Lo ha visto todo. Tiene
98 años. El otro día sacó la bicicleta para ir al huerto que tiene en Santibáñez de Ecla.
Ya había puesto la comida en el soporte cuando su hija le llamó desde la cocina
para decirle algo. Cuando volvió a salir, ya no estaba la bicicleta: se la
habían robado. El hombre está desconsolado. En realidad, según he podido saber,
fue la Guardia Civil la que se la llevó para evitar males mayores. Porque
Emilio está bien, pero , como dicen los catalanes, una cosa es una cosa y otra
cosa es otra cosa. Y a los 98...
Emilio hizo la guerra en Asturias, mano a mano con el padre del cura de Alar. Con la bayoneta del mauser, entre los dos, excavaron una hura en la trinchera. Así dormían sin mojarse. Pero cuando escribía a casa no podía decir que estaba en una trinchera porque en Moarbes una trinchera es un arroyo. Cuando acabó lo de Asturias le enviaron a Burgos de carpintero. Allí, la mujer de Franco le pidió que le hiciese una cama turca. Él no tenía ni idea de lo que era una cama turca. Cuando se lo explicaron, dijo que eso era muy fácil.
Emilio tiene dos obsesiones que son dos caídas en el abismo: la de los pueblos y la de la Iglesia. Yo no sé qué va a pasar, dice. Luego, señalando la verde vega, prosigue: de aquí sale todo; a la ciudad llega todo hecho. Pero se va todo el mundo... ya no queda ni una moza. Empezaron quitando a los maestros que eran una gran autoridad... y, luego, dejó de haber baile... ya no hay bailes en los pueblos... claro, así las mozas se van todas a la ciudad.
Respecto a la Iglesia, argumenta que todo el mundo se ha dado cuenta de quien es esa gente. Nadie quiere saber nada con ellos.
No había forma de pararle. Asentir, era darle cuerda. Y entrar en argumentos con él, no me parecía procedente. Así que le he dejado, como quien dice, con la palabra en la boca y he tirado para Moarbes de Ojeda. Bueno, allí he estado echando unas miradas a la iglesia que tiene uno de los pórticos más notables de toda la región y parte del extranjero. Un verdadero Pórtico de la Gloria, con su Cristo y sus Apóstoles arriba y sus músicos abajo. En fin. Añado
Emilio hizo la guerra en Asturias, mano a mano con el padre del cura de Alar. Con la bayoneta del mauser, entre los dos, excavaron una hura en la trinchera. Así dormían sin mojarse. Pero cuando escribía a casa no podía decir que estaba en una trinchera porque en Moarbes una trinchera es un arroyo. Cuando acabó lo de Asturias le enviaron a Burgos de carpintero. Allí, la mujer de Franco le pidió que le hiciese una cama turca. Él no tenía ni idea de lo que era una cama turca. Cuando se lo explicaron, dijo que eso era muy fácil.
Emilio tiene dos obsesiones que son dos caídas en el abismo: la de los pueblos y la de la Iglesia. Yo no sé qué va a pasar, dice. Luego, señalando la verde vega, prosigue: de aquí sale todo; a la ciudad llega todo hecho. Pero se va todo el mundo... ya no queda ni una moza. Empezaron quitando a los maestros que eran una gran autoridad... y, luego, dejó de haber baile... ya no hay bailes en los pueblos... claro, así las mozas se van todas a la ciudad.
Respecto a la Iglesia, argumenta que todo el mundo se ha dado cuenta de quien es esa gente. Nadie quiere saber nada con ellos.
No había forma de pararle. Asentir, era darle cuerda. Y entrar en argumentos con él, no me parecía procedente. Así que le he dejado, como quien dice, con la palabra en la boca y he tirado para Moarbes de Ojeda. Bueno, allí he estado echando unas miradas a la iglesia que tiene uno de los pórticos más notables de toda la región y parte del extranjero. Un verdadero Pórtico de la Gloria, con su Cristo y sus Apóstoles arriba y sus músicos abajo. En fin. Añado
foto al respecto.
Total, que he rematado la jugada entrando, ya de vuelta, en San Andrés del Arroyo a comprar unas pastas. La monjita me ha dicho que están recién hechas. Espero que no se condene por mentirosa.
Total, que he rematado la jugada entrando, ya de vuelta, en San Andrés del Arroyo a comprar unas pastas. La monjita me ha dicho que están recién hechas. Espero que no se condene por mentirosa.
lunes 14 de
julio de 2008
Il va de
soi
Sostiene Benedicto que pederastia y sacerdocio son incompatibles. Así, como suena. Bueno, a bote pronto, a uno se le ocurre preguntarse si es que a Su Santidad no le gusta inmiscuirse en lo que no es de su estricta incumbencia y por eso deja en el aire la posibilidad de que la pederastia sea compatible con otras profesiones. La enseñanza por ejemplo. Yo, por cuestiones de índole personal, necesité de dos colegios de religiosos para completar el bachillerato. Bien, pues en los dos era tema de lo más manido entre el alumnado la catalogación de ciertos curas o hermanos como "piporros" y, de paso, la identificación de sus "protegidos". Ser el predilecto o protegido de un cura o hermano piporro, marcaba. ¡Y de qué manera! Porque nunca se sabía si era por inocencia, miedo o, sencillamente, que le iba el rollo. La sombra de una sospecha. Un escándalo, en definitiva.
¿Y cómo podían suceder tales cosas? ¿Acaso alguien nos quiere convencer de que el obispo de la diócesis, el director del colegio, los otros hermanos o curas, no estaban al tanto de lo que era vox pópuli? ¿O lo sabían, pero no le daban importancia? ¿O es que acaso eran firmes partidarios del principio de la cabeza debajo del ala? Si no lo mentamos, no existe, debían pensar. Y, a todo esto, ¿qué hacían los padres de los niños? Porque es inexplicable que no estuviesen en cierta medida al tanto. Un verdadero enigma, tantas incógnitas.
En esas estuvimos y en éstas estamos. Y parece que la Iglesia quiere ahora lavar sus culpas. ¡A buenas horas, mangas verdes! Cuando ya nadie da dos duros por todo su tinglado... uno de tantos que se llevó por delante el progreso y la ciencia. Aunque hagan como que no se enteran y sigan desplegando todo su "grandeur" de baldaquinos y palios. Sí, hay que reconocerlo, están bien, incluso muy bien, como decorado de fondo para todas esas ceremonias relacionadas con los ritos de paso. Contratas el servicio, lo pagas y, después, si te he visto no me acuerdo. Porque, madre mía, que pandilla de retrógrados para todo lo que tiene que ver con el normal y sano goce de la vida. Aunque, es lógico que así sea, porque nadie mejor que ellos sabe que en un mundo más justo y equilibrado no pintarían nada. Por eso quieren desgraciados pudriéndose in eternis en las UVIs, para tener a donde ir a consolar. Tajo, en definitiva. Pero ya se les acaba.
Sí, se les acaba el tajo a muchos que se toman lo suyo de forma religiosa. Lo denominados "creadores", por ejemplo. Hoy viene la tercera de ABC dando la vara con el asunto ese de los "derechos de autor". Si se acaban los derechos de autor, se acaba la creación, amenazan. Pues lo siento, no les creo. La creación no se acabará nunca porque la gente en general y algunos en particular disfrutan inventando cosas. Y los derechos de autor se van a la mierda porque a la inmensa mayoría le importan una higa y tienen medios de sobra para sortearlos. Es la cosa del progreso, que fulmina privilegios.
En fin, el sufrimiento del mundo y el consuelo de las religiones. No sé si es que ya no cuela o que han cambiado las formas. Quizá estén naciendo por ahí los mesías que traerán la nueva buena nueva,
martes 12 de
agosto de 2008
Regodeo
Avanza agosto impertérrito por el mar proceloso de la crisis. Se diría que hay un cierto regodeo con la cosa. Algo así como si fuese un "conmigo no va". O, más sofisticado aún, "conmigo va", pero no me importa sino todo lo contrario. Misterios de la psicología humana que amortigua el dolor si el del vecino es mayor. Incluso, se diría, lo convierte en placer.
La crisis como catarsis. "Se va a armar una muy gorda", me decían una y otra vez, años ha, unos colegas que andaban con el profundo jodimiento propio de quien se ha propuesto desengancharse de una droga dura. Y yo pensaba, claro, ellos piensan lo que desean -this wish is the father of that thought-. Una muy gorda pondría a la inmensa mayoría en el mismo rasero en el que ellos estaban. Y, entonces, ¡qué gran consuelo! Aunque fuese el de los tontos.
Pues bien, ¿será o no será ésta la muy gorda? Habrá que esperar para ver. De momento, vas a los restaurantes y todos los camareros son para ti. Un poco desangelado, pero se empieza a estar bien atendido. Algo es algo.
sábado 16 de
agosto de 2008
La
clase obrera va en coche al paraíso
Hoy, temprano, agarré la chiva y me fui a por pan. Aquello estaba hecho un cafarnaú de tantos coches como había. Claro, es comprensible, treinta, cincuenta, y hasta cien, metros a pie, con el fresco de la mañana y, encima, luego, tener que volver cargado con la torta y con la hogaza hasta casa, otros treinta, cincuenta, acaso cien metros. No, ya digo, es comprensible.
Después, ya cumplidas mis obligaciones matinales, he pedaleado por los caminos de sirga hasta Herrera. Bueno, la plaza estaba cerrada al tráfico y, como quien dice, desierta. Pero el resto del casco antiguo, cuatro calles de estructura medieval, era una impresionante jolgorio de coches estancados y viandantes zigzaguentes tratando de avanzar entre la turbamulta.
-Es que por aquí no encuentro aparcamiento-, gritaba desde su carlinga entre risas un conductor a otro que parecía del mismo buen humor. Ha sido entonces cuando me he dado cuenta de lo que en realidad está pasando en el mundo: no es ni más ni menos que la clase obrera va en coche al paraíso.
Le podía haber indicado a aquel tipo: oye, a cincuenta metros o así, justo al otro lado de las murallas, tienes todo el sitio que quieras para aparcar. Pero menos mal que me he callado porque hubiese sido como decirle "tu te trompes, mon amí". Te imaginas, con el amor propio que tiene esa gente. Como si no supiese él lo que tiene que hacer. Lo primero no perder de vista lo que es suyo y tanto esfuerzo le ha costado conseguir. ¡Pues anda que no!
viernes
22 de agosto de 2008
Los
hijos beben, los padres trinquent
Trinquer es la palabra francesa que denomina el acto de brindar, de beber en compañía de otros.
Bien, el caso es que agarres por donde agarres la información de actualidad lo primero que aparece es lo de la crisis, la decadencia y, si eres PRISAadicto, puta USA que tiene la culpa de todo. Son cosas que pasan. La historia se repite. Segundo siglo del Imperio. Demasiada duración del dolçe farniente. Se nace entre algodones, te crían entre golosinas y adoleces perdiendo el sentido cada fin de semana. Desfasarse lo llaman.
La noche de ayer la dedicó la cadena franco-alemana ARTE a tratar el tema. Servicios de urgencias hospitalarios, padres, industriales, políticos, los inefables sociólogos y psicólogos e, incluso, las mismas víctimas, los "ados" que dicen en Francia, todos tuvieron su oportunidad de opinar. ¿Y saben a que conclusión pudo llegar este humilde espectador? Pues muy sencillo, que la culpa es una pelota que, mayormente, siempre está en el aire. De éste a aquel, de aquel a éste. Todos con su lección aprendida para que el muerto no les hieda encima.
Bueno, las autoridades de Hannover, Alemania, después de no sé cuantos años de tener atiborrados todos los fines de semana los servicios de cuidados intensivos pediátricos con niños en coma etílico han decidido prohibir el equivalente alemán de lo que aquí llamamos "botellón". Un ejemplo edificante. Tardío, eso sí, pero edificante.
En Inglaterra era otra cosa. Yo, es que soy tímido, y si no bebo... opinaba un adolescente con aspecto estrafalario. Luego, los industriales coincidieron todos al afirmar que lo de beber forma parte de la cultura británica. Los británicos siempre han bebido a todas las horas y con todos los motivos. Vamos, que siempre han estado borrachos, así que, no problem.
Lo de Francia parece ser que ha mejorado a partir de alguna campaña de concienciación que en su día se hizo. Porque resulta que Francia es el primer país del mundo mundial en porcentaje de cirrosis hepática. Por la cosa del vino. También muy cultural ello. Bueno, parece ser que el consumo se ha dividido por dos en los últimos años. Y, como consecuencia inevitable, los viticultores están que trinan. Como Severina, que está que trina desde que la Virgen se apareció en San Sebastián de Garabandal.
A propósito de España, no comentaron nada. Supongo que porque huelga por paradigmático. Baste echar una ojeada a, por poner un ejemplo, La Vanguardia y se podrá comprobar en las cartas de los lectores lo contentos que andan en Barcelona con todas esas hordas de vikingos que viene los fines de semana a engrasar la economía local. Por no hablar de esas celebraciones que hacen en algunos pueblos de Santander que llaman "blancadas" y que consisten en intoxicar al mayor número posible de adolescentes con vino blanco al mediodía. Escuela de vida, lo llaman.
Total, que en lo que todos los expertos coincidieron fue en que, otrora, los hoy padres, bebían para relacionarse, poco a poco, para mantener ese "puntito" de ebriedad que es como si se diese cuerda a la maquinaria de relacionar. Por contra, hoy día, los chavales, cogen, agarran, y trasiegan lo que pillan, cuanto más fuerte mejor, a toda leche con el fin de perder el sentido en un santiamén. Sin duda, no les debe gustar el mundo en el que habitan. Ejemplos de ello se pueden ver a porrillo en youTUBE.
En fin, a lo mejor la cosa tampoco es para alarmarse. Puede que no sea más que una entre tantas otras de las herramientas que tiene la naturaleza para proceder a la selección natural de las especies. Los más débiles e inútiles son los que cascan. O los que quedan rezagados y luego sólo sirven para barrer las calles, que también es necesario. Aunque también pueden acabar convertidos en Bukowskis a mayor gloria de las letras nacionales.
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