miércoles 23
de abril de 2008
Hambre
Cualquiera que se informe de la realidad presente por medio de televisiones y periódicos foráneos se habrá percatado de que hay un tema que sobresale entre todos: el hambre en el mundo. Es decir, que no hay manduca para todos. Bien, no es nada nuevo. Ya algunos, cuando jóvenes, quedamos horrorizados leyendo los tormentos a los que se ve sometido el protagonista de "Hambre", la famosa novela de Knut Hamsun. Y, luego, a lo largo de toda la vida, con la machacona insistencia de un ritmo rokero, hemos podido ver en la pequeña pantalla a la hora de la cena a la famélica legión de niños africanos. Nada de particular, en fin, que no pueda sobrellevarse con elegancia. Y, por supuesto, dando muchas gracias a Dios, o a Stalin, por habernos otorgado el beneficio de vivir en tierras abastecidas. Que de bien nacidos es ser agradecidos.
Bien, si se informan de lo que pasa por los medios nacionales verán que el tema estrella, por esta vez, coincide con el de los extranjeros. También es el hambre, aunque en este caso no de pan sino de poder. Mariano contra Esperanza, Esperanza contra Mariano. No me importa reconocer que me tienen enganchado con su lucha por la tajada. Es una batalla deportiva. Es decir: entre iguales. No se ve eso todos los días. Además, y lo digo sin sonrojo, Esperanza me gusta. Le intuyo carnes prietas. Y Mariano también me cae bien, aunque me turba imaginar su culo fofo de opositor.
El caso es que me gusta Esperanza. Y tengo mis razones. Para empezar por que, como dije, le intuyo carnes prietas. Y, in my opinion, es una pija con clase, cosa que después del largo reinado del cutreprogrerío monolingüe es muy de agradecer. Pero es que, además, hay algo en su currículum verdaderamente relevante: su indiferencia aristocrática hacia la babosa campaña de desprestigio que de largo viene manteniendo el grupo PRISA contra ella. Nada me abrió tanto los ojos hacia ese grupo como ver como noche tras noche se dedicaban a presentarla en los Teleñecos como una persona corta de entendederas. ¡Serán majaderos! Bueno, a lo mejor no tanto, y sólo se trataba de atajar lo que, para ellos, era un mal en sus comienzos.
En fin, ya digo, a pesar de todos los perinquinosos peros que pudiera poner a Esperanza, agradezco que haya una señora como ella, ahí, en la liza. Y Mariano, ¿qué quieren que les diga? Me cae bien el tipo... aunque eso del culo fofo, que rima con correoso, le lastra un tanto en la carrera por mis preferencias. Para ser sincero, si por mi fuera, habría un partido a lo Hillary-Obama, entre Esperanza y Gallardón. Entonces, a lo mejor, hasta tomaba partido. Pero no de entrada. Sólo después de verles muchas veces revolcarse por el fango.
Coda.- La foto está sacada de un medio del Grupo PRISA. Interpretaciones a gusto del consumidor. Para mí, ella, está fantástica.
lunes 28 de
abril de 2008
Coños
Está
la cosa que no se puede aguantar. Sale uno a pasear y mire para donde mire sólo
ve coños. ¡Dichosa primavera! Los pájaros, las hormigas, los árboles, lo que
sea, todo esta ahí, venga y dale,
“... aprieta y
cava, y ahora, y todo a un tiempo. A los clines corredor, ahora, por mi vida,
que se va el recuero. ¡Ay amores, que soy vuestra, muerta y viva! Quitaos la
camisa que sudáis; ¿Cuánto tiempo había que no comía cocho!, ventura fue
encontrar a un hombre tan buen participio, a todo pasto, este tal majadero no
me falte, que yo apetito tengo desde que nací, sin ajo y queso que podría
prestar a mis vecinas. Dormido se ha, en mi vida vi mano de mortero tan bien
hecha,...”
Y por si no
tuviese uno bastante con lo que ve, escucha y tal, va y lee lo que le cae entre las manos:
Romance
erótico de primavera
Sé que te debo una carta,
como te debo otras cosas
y todo lo que te debo
te lo canto en estas coplas.
como te debo otras cosas
y todo lo que te debo
te lo canto en estas coplas.
Cariñitos mañaneros
para ponérmela gorda,
sacarme toda la “lichi”
y dejármela sin gota.
para ponérmela gorda,
sacarme toda la “lichi”
y dejármela sin gota.
Luego te das media vuelta
porque quieres estar sola
recreándote en ensueños
que tienen sabor a polla.
porque quieres estar sola
recreándote en ensueños
que tienen sabor a polla.
Yo me pego a tus espaldas,
sintiendo tu carne, toda,
con las manos te recorro
y te acaricio la cona.
sintiendo tu carne, toda,
con las manos te recorro
y te acaricio la cona.
Tú no haces objeciones,
que la lujuria te engolfa;
lo que sientes te estremece,
complacida te abandonas.
que la lujuria te engolfa;
lo que sientes te estremece,
complacida te abandonas.
Si por ti y por mí fuera,
dejaríamos que las horas
se escurriesen de este modo,
pasase la vida toda;
repasándonos los cuerpos,
que todo lo demás sobra;
que si lo sabes usar
a la perfección funciona,
pues pa recargar las pilas
sólo se precisa soba.
dejaríamos que las horas
se escurriesen de este modo,
pasase la vida toda;
repasándonos los cuerpos,
que todo lo demás sobra;
que si lo sabes usar
a la perfección funciona,
pues pa recargar las pilas
sólo se precisa soba.
Por eso al cabo de un rato
de sentir que me presionas
con tu culo en mis ingles
siento renacer la cola
que centinela se erige
y entre tus muslos demora
hasta adquirir la dureza
que se aproxima a la roca;
y luego, al menor descuido,
nuevo rejón te coloca.
de sentir que me presionas
con tu culo en mis ingles
siento renacer la cola
que centinela se erige
y entre tus muslos demora
hasta adquirir la dureza
que se aproxima a la roca;
y luego, al menor descuido,
nuevo rejón te coloca.
Te quedas como traspuesta,
reconcentrada y gozosa,
contrayendo las entrañas
pa mejor sentir la cosa;
que robármela quisieras
y guardarla pa ti sola.
reconcentrada y gozosa,
contrayendo las entrañas
pa mejor sentir la cosa;
que robármela quisieras
y guardarla pa ti sola.
Yo noto la sensación
que se me viene por olas,
cosquilleo en las entrañas,
un regocijo en la chola:
si no me concentro a tiempo,
te anego la chirimolla.
que se me viene por olas,
cosquilleo en las entrañas,
un regocijo en la chola:
si no me concentro a tiempo,
te anego la chirimolla.
No quiero seguir cantando
por miedo a ponerme obsceno;
creo que con lo ya dicho
ya sabrás pa que te quiero.
por miedo a ponerme obsceno;
creo que con lo ya dicho
ya sabrás pa que te quiero.
No me lo tomes a mal,
ni te agarres un cabreo,
mejor será que me envíes,
la respuesta por correo.
ni te agarres un cabreo,
mejor será que me envíes,
la respuesta por correo.
jueves 1 de
mayo de 2008
Talibanes
Va el tipo, un antiguo dirigente de la BBC, y suelta: "esto es un asco, señores; desde que las mujeres mandan todo se ha llenado de programas de cocina". ¿Para qué quieres más? Le saltaron al cuello desde todos los ángulos. Por principios. Con dos ovarios.
¿Razones? ¡Pero qué cosas pide usted! Hay límites que no se pueden traspasar porque los ha puesto Dios -o la corrección política- y punto. Talibanes.
Luego, resulta que hay elecciones en Italia y van y las ganan unos tíos que han sido de la extrema derecha. Horrible, claman por aquí y por allá. Y posiblemente tengan razón, aunque también entra en lo verosímil que esa gente haya purgado sus veleidades y sean, a día de hoy, bastante normalitos. Ahora bien, los que a buen seguro no las han purgados son todos esos que un día fueron comunistas y no muestran el menor empacho al confesar que comulgaron con una ideología tan perversa y asesina, si no más, que la de los nazis de los que con tanta saña y razón denuestan. ¿Y saben por qué esa incongruencia? Pues muy sencillo: porque son talibanes.
Desengáñense, pasa lo que pasa porque el mundo esta lleno de talibanes. Y les podría dar mil soporíferas razones por las cuales nos asola esa plaga maldita. Pero no teman, ni siquiera lo intentaré. Pero, como tampoco quiero que queden a uvas, voy a dejarles aquí unas cosillas -no sé si vendrán muy a cuento- que escribió un amiguete hace ya bastantes años:
"La venganza sobre el Espíritu y otras trasfondos de la moral.- La moral... ¿dónde creéis que tiene sus más peligrosos, más rencorosos defensores?... He aquí un fracasado que no posee suficiente espíritu para sentirse satisfecho de lo que tiene, y que no obstante ha recibido suficiente cultura como para saberlo; se aburre, siente hastío de sí mismo, se desprecia; para colmo, desposeído por una pequeña herencia del consuelo supremo, de la "bendición del trabajo", del olvido de sí mismo en la "tarea cotidiana", es un ser que, en el fondo, siente vergüenza de su existencia -tal vez, bajo su más profunda cara, alberga algún pequeño vicio en lo más recóndito de su alma; por otra parte, no puede impedir corromperse cada vez más, volverse siempre más irritable y vanidoso debido a lecturas a las que no tiene derecho, o a frecuentar personas demasiado intelectuales para su capacidad digestiva: envenenado hasta la médula - , ya que para un fracasado de esta estirpe el espíritu es veneno, y veneno también la cultura, la soledad y la propiedad; se hunde finalmente en un estado de rencor, en un deseo crónico de vengarse... ¿De qué crees que tiene necesidad, absoluta necesidad, para conservar frente a sí mismo una apariencia de superioridad sobre espíritus más fuertes que el suyo, para darse, por lo menos en la imaginación, la voluptuosidad de la venganza lograda? De la moralidad, siempre de ella, sin duda alguna, tiene necesidad de los preceptos de la moral, de la gran arca de la justicia, de la sabiduría, de la santidad, de la virtud; tiene necesidad de la actitud estoica (¡ah, estoicismo, qué bien ocultas lo que no se tiene!...) tiene necesidad de la capa de silencio superior, de mostrarse afable, de la dulzura, y de otros idealistas encubrimientos bajo cuyos ropajes vemos a los incurables que se desprecian a ellos mismos y que son también los incurables vanidosos."
lunes 5 de
mayo de 2008
Pacifistas
Comprendo perfectamente que no todo el mundo dispone del estado de ánimo ni del músculo espiritual para enfrentarse a un tocho del calibre de "Las guerras del Peloponeso" de Tucídides, pero, si alguien está dispuesto a lanzarse a esa piscina, le puedo asegurar que nadando en sus aguas encontrará bien explicados, si no todos, si casi todos los mecanismos que hacen que funcione de tal modo esto que hemos dado en llamar mundo. O Mundo.
La gente es como es y de nada sirve pensar que están equivocados cuando hacen lo que no te gusta. Lo que cuenta es identificar bien tus propios intereses para colocarte en el partido que los defiende. Y olvídate del pacifismo, porque, cuando pintan bastos, los muertos se reparten por igual entre demoníacos y angelicales.
Los de Corintio sienten crecer el poder de sus vecinos, los atenienses, y acuden a los lacedemonios en busca de ayuda. Atenas disfruta de un régimen de libertades. Lacedemonia es una tiranía de la aristocracia. Atenas exige impuestos a sus aliados. Lacedemonia, no. Bueno, todos conocen que aquella fue una guerra de la democracia contra la tiranía. Y como la democracia es exigente con el pueblo y la tiranía es paternalista, ¿adivinan quién ganó? La perversión del lenguaje. Los de la tiranía luchaban por la libertad de los griegos, o sea, por el "paga el señorito". Y vaya si la consiguieron. Pero quedaron tan devastados por el todos contra todos que llegaron los Macedonios, tiranos también ellos, y, sin problemas, se pusieron a mandar.
Ahora me quedo sentado, ahora me levanto. A gusto del consumidor. Así fue aquella guerra y todas las que le siguieron. Porque siempre hubo y habrá atenienses ansiosos de avanzar hacia cotas olímpicas y lacedemonios temerosos de que les cambien el terruño. Y el terruño tira más que soga de marinero o pelo de coño. Dicen los de Corintio a los lacedemonios:
"... no sabéis con quién os las habéis al enfrentaros a los atenienses. ¡Qué diferencia, qué diferencia total con vosotros! Ellos aman las innovaciones y no tardan en llevar a la práctica lo que han concebido y decidido; vosotros conserváis lo conocido, pero carecéis de inventiva incluso para lo que es indispensable. Ellos se muestran audaces más allá de sus fuerzas; atrevidos, más allá de toda expectativa, llenos de esperanza en los mayores peligros. Vuestra actitud consiste en hacer siempre menos de lo que podéis; desconfiáis de lo que es cierto; imagináis que nuca saldréis airosos de situaciones difíciles. Ellos actúan y vosotros contemporizáis; ellos viajan al extranjero y vosotros no os movéis de casa. Ellos, cuando salen de su país, piensan en sacar algún provecho; vosotros, si salís de casa, pensáis que saldréis perdiendo. Victoriosos, ellos avanzan todo lo que pueden. Si son vencidos, ceden el menor terreno posible. Si fracasan en sus proyectos se creen despojados de sus propiedades; si ganan territorio por la guerra, es poca cosa en comparación con lo que esperan obtener. Si la experiencia les decepciona, conciben otras esperanzas para rehacerse del fracaso. Para ellos sólo es concebible la esperanza de éxito para sus proyectos y por eso los ejecutan inmediatamente. Todas sus empresas las llevan adelante en medio de dificultades y peligros incesantes. Disfrutan poco del presente porque siempre quieren más. A sus ojos no hay otra fiesta que el cumplimiento del deber: un reposo sin ocupación les pesa más que una actividad penosa. En resumen, diciendo que su natural consiste tanto en ser incapaces de estar tranquilos como en no dejar que los demás lo estén, se dice la estricta verdad. "
viernes 9 de
mayo de 2008
Se
os va a acabar el cuento
Hoy, le voy a copiar el tema a Jacobo Japonicus.
Ya saben, lo de que Zapatero va a dedicar sus desvelos a hacer que España sea más laica. Si cabe, diría yo. Y Mariateresafernandezdelavega, con su carita de nacar, va y dice en el parlamento que el pueblo lo demanda. Y Trillo, ese levantino de pro, va y le contesta arrebolado que deje de joder con la bicicleta que aquí la inmensa mayoría quiere más marcha palillera.
El caso es que venía de comprar el pan y me he topado con Ángel. Ángel arrastra consigo toda la sabiduría del pastor que fue. Y la socarronería. Lo sé bien porque solemos pasear juntos por las tardes. Camina silencioso y, de pronto, se para, clava la cachava en el suelo y se apoya en ella echando el cuerpo hacia delante en perfecto isósceles. La sensación de equilibrio y descanso es total. Entonces, va y dice: ¡Un año...! Y te larga una historia sacada de la propia experiencia y con más contenido semiológico, o semántico, o cómo se diga, que las del mismísimo Roland Barthes. Hoy, me ha dicho: ¡Jo, Pedro, cómo llovió ayer! -es que ayer no pudimos pasear-. Y parece que hoy va de lo mismo, le he contestado. Y él: ya lo dice el refrán, cuando llueve el día de la Ascensión... No le he dejado acabar: ¡Jo, Ángel!¿En qué quedamos? ¿Crees o no crees? ¿Cómo es eso que dices del firmamento? Y, entonces, entre risas, ha soltado su chascarrillo preferido. Se trata del telegrama que envían los rusos al Papa. Dice: hemos llegado a la luna. stop. estamos en el firmamento. stop. como no veamos a Dios. stop. se os va a acabar el cuento. ¡Ja, ja ja!
Bien, es evidente que a Ángel, que también es pueblo, lo del laicismo se la trae al pairo. Y a Rafael, y a Mariano, y a Fidel, y a toda la peña del paseo vespertino en general que sólo quiere que todo vaya de la mejor manera posible para que no fallen las pensiones. Que esa sí que es religión.
En fin, que bueno sería que Zapatero, y Trillo, y todos esos cantamañanas que salen en los telediarios sin que hayan hecho nada de particular para merecerlo, se pusiesen a leer, por ejemplo, "La Possibilité d´une île", de Houellebecq. Seguro que aprendían divirtiéndose. Y dejaban de dar la lata. Por lo menos en lo que hace a las sotanas.
jueves 15 de
mayo de 2008
Plantar
cara
El PSOE cántabro aboga por la unión de todos los partidos para plantar cara a ETA. Leí el titular, lo volví a leer, y no conseguí comprender su significado. Cuando joven, allí, en una academia londinense de idiomas, nos ponían como ejercicio descifrar los crípticos titulares de los rotativos ingleses, confieso que tenía problemas, pero les puedo asegurar que muchos menos que los que tengo ahora para saber lo que ha querido decir el que ha dicho lo de "plantar cara a ETA". Y lo bueno es que a lo mejor cobra y todo por decir cosas así. Ni que ETA fuese el Dr. Mabuse. o Moriarti, o Fumanchú. O a lo mejor sí y yo no me entero. Hombre, las cejas del "lekandari" algo apuntan en ese sentido de malignidad . Y, ya, si se da la vuelta y te deja toda esa coronilla al descubierto... sí desde luego que algunos hilos se deben de mover desde la "lekandarisa". O desde "Xabinetxea". Porque a ellos nunca les rompen la cara a pesar de lo que dicen y mira que les tienen a mano. Claro que puede que sean como el pelo del lekandari: nada que ver lo de delante con lo de atrás. En fin, se podría explorar esa vía, pero no sé porque... ¡con las coronillas hemos topado!
Y digo yo, ya puestos, no sería mejor contratar a Terminator. Porque es que plantando cara ya llevamos no sé cuantos años y no ganamos para cirugía estética de todo lo que nos la han partido.
Tú, vas, y le dices a Terminator, oye, hay ahí unos chavales que no paran de dar la lata, mira a ver si puedes hacer algo. Y el ya sabe lo que tiene que hacer: está programado al efecto.
En fin, ya ven, más fácil imposible. Y sin necesidad de la unión de todos, cosa que, por otra parte, se me antoja de todo punto imposible porque, en contra de lo que opinan los hemipléjicos morales, no somos borregos.
domingo 18 de
mayo de 2008
Pilongas
Ángel siempre acude satisfecho a la cita vespertina. Relata lo que ha comido. Relata lo que ha comprado. ¡Elegante!, dice para rematar su orgullo por lo engullido, por lo comprado. Todo proteínas. O proteínas con grasas. ¿Y fruta y verduras?, le digo por decir algo. No me entran, responde socarrón.
Ayer Ángel tría el gesto compungido. Pensé que era porque Rafa se estaba quedando con todas las setas del camino. Los champiñones y las de carrerilla. Las de cardo ya las había apañado Ángel por la mañana y se las había llevado a Rafa. Todo un detalle. "Sí, cuatro medio pochas", puntualizó éste. "A mí las de cardo no me van", dejó caer Ángel haciendo caso omiso del desprecio del otro.
Subimos por la ladera siguiendo el rastro de los seteros. "Cago en diez, las tengo rabiosas", dijo de pronto Ángel. Todo el pueblo sabe que a Ángel le atormentaron en tiempos las hemorroides. Le veían apacentar los rebaños y su contrahecha postura no dejaba lugar a dudas. Pero eso era cosa del pasado y sin embargo ahora... ¿No llevas la castaña?, le inquirió, doctoral, Rafa. Sí, dijo el otro con gesto de desistimiento. ¿Pero la has cambiado este año?, insistió. No me hice con la respuesta porque para entonces Rafa ya estaba poseído por esos ataques de incontinencia verbal que le agarran cada sí y cada no con resultado de reiteración extenuante.
Rafa también padeció la tiranía del ojete rabioso hasta que en un viaje al sur alguien le descubrió el remedio maravilloso: hay que llevar siempre, con frío o calor, invierno o verano, lo mismo da, una castaña pilonga en el bolsillo. Fíjense bien, tiene que ser pilonga. Y hay que cambiarla cada año porque van perdiendo su poder terapéutico. ¿A que no sabías eso?, me pregunta por enésima vez con aire triunfante. Sí, sí que lo sabía, le digo. Y es verdad, que cuando estudiante en Valladolid tuve noticia de ello por el novio de una prima de mi madre al que la combinación maléfica del oficio de chupatintas con los chatos de vino de Toro le habían procurado la inconfesable enfermedad. Pero desde que llevo la pilonga en el bolsillo, nos había dicho, mano de santo. Recuerdo algunas chanzas al respecto, pero no muchas, que ya por entonces había intuido el no despreciable componente mágico de ciertas terapias. Y entonces va Rafa y vuelve a contar lo del viejo que recoge pilongas y él le pregunta que para qué las quiere y el viejo le dice que para la polilla y entonces Rafa le pregunta si no sabe lo de las almorranas... ¿a que no sabíais que también sirven para la polilla; pones una en un armario y no lo atacan, ¡lo que debe tener la castaña! Y entonces va Mariano y dice zumbón: Joder, Rafa, hay que ver todo lo que aprendiste en el País Vasco. Rafa se ríe. El caso es, le digo, que todas esas cosas no vienen en los libros. Ya, me responde con aplomo, hay muchas cosas que no vienen en los libros. Callo y otorgo.
¡Qué país!
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