sábado 10 de
noviembre de 2007
Eran otros
tiempos
Mi querido amigo Santi ha tenido la amabilidad de dedicar una de las entradas, hijos avechuchos, de su magnífico blog, bajo la invocación de venus", a comentar, no sin cierta ironía, mis apreciaciones sobre la educación de los niños. Quizá debiera decir yo, como el de Hipona en sus Confesiones, que habiendo estado tanto tiempo persuadido de mí con engaño que sabía la certeza de la verdad, había parlado con liviandad y fervor de mancebo muchas cosas dudosas, como si fueran averiguadas. Pero el caso es que en vez de mancebo soy abuelo, condición ésta que se supone estar cargada de experiencia, es decir, de la madre de la ciencia. Por tal será que cuando veo imágenes como ésta de la serie que el genial Fernando Sánchez de Salamanca hizo para ilustrar unas petulantes "Cartas a Cándido" que escribí cuando sólo era padre, o sea, juez y parte en lo que a educación de los hijos se refiere... cuando veo tal imagen, digo, siento que sí, que aquellos eran otros tiempos, pero no necesariamente peores en lo que a técnicas educativas se refiere. Porque no hay más que ver la habilidad impávida con la que el rapaz sostiene los libros para darse cuenta de que es un pájaro de cuidado y se la trae al pairo la tortura a la que trata de someterle un cura malcomido que no osa utilizar la palmeta como seguramente, en justicia, debiera. Eso por un lado, pero supongamos que no, que el niño es bueno y el cura un sádico, bien, pues entonces tampoco se estaría echando en saco roto la punición, sino, más bien, todo lo contrario que sabido es que en un sistema educativo tan acreditado como el anglosajón se recomienda someter a los alumnos a un régimen convenientemente pautado de injusticias como método idóneo para enseñar a bandearse en un mundo en el que la injusticia reina por doquier.
En fin, cuánta pretensión hay en lo de atreverse a pontificar sobre tan peliaguda y controvertida ciencia, ahí es nada, la educación. Ahora que eso sí, Santi, en el asunto ese de las felaciones de los niños africanos no hay relativismo cultural que valga. Como técnica pedagógica me parece de una guarrería insoportable.
lunes 12 de
noviembre de 2007
Multiplícate
por cero
¡Multiplícate por cero, cacho tonto el culo!
Sí, Majestad, le comprendo, porque aquella reunión para nada, o para nada que no puedan solucionar subalternos, debía ser como para poner de los nervios al más templado. Y, encima, a lo mejor te tienen allí un montón de horas sin un mal whiskito que echarse al coleto. Ya digo, para desesperar. Y con el bobo de Zapatero al lado venga a templar gaitas. O intentándolo, que a ese me parece que le tienen menos respeto que al coño la Bernarda.
Sí, Majestad, quedó muy simpática su salida de tono. Pero un Rey es un Rey y si se prodiga en reuniones de tres al cuarto es como cuando los curas consagran el vino en un bowl de plástico y luego, para comulgar, en vez de hostias dan campurrianas de Cuétara. Así todo se va al carajo en cuatro días. Así, inevitablemente, se pierde la majestad, Majestad.
Y luego, lo más inconcebible de todo, el Zapatero ese quedándose en la sala cuando el Rey se fue. O sea que la cosa quedó, más o menos, como si el Rey hubiese salido a mear. Inconcebible, ya digo, que un gesto de repulsa de un Jefe de Estado no sea automáticamente secundado por todos sus sherpas. Pues nada, allí se quedó el jefecillo de los sherpas dando lecciones de urbanidad a los Caudillos a la vez que les pedía perdón posicionándose, o deposicionándose, en las antípodas ideológicas de Aznar. Claro, el momento lo exigía. ¡Menudo papelón que nos hizo el muy melón!
En fin, ya lo dije un día, sólo he instalado antena parabólica porque no quiero ver las teles españolas. Quiero enterarme lo menos posible del comadreo del día a día de este país. Es para llorar. ¡Madre mía, pero que representantes de mierda tenemos! ¿Será, digo yo, que la mierda sólo puede ser representada por la mierda? No me lo puedo creer.
martes 13 de noviembre de 2007
No por nada sino
porque a veces tendemos a pensar que se ha llegado a una situación insostenible
en la que se hace indispensable pararle los pies a algunos. En este caso a los
responsables de la televisión estatal española -de las regionales, como de las
mujeres en el tango, mejor no hay que hablar-que con motivo de una reyerta de
funestas consecuencias entre malhechores comunes se ha hartado de insistir que
se trataba de nazis agrediendo a antifascistas. Es decir, los chicos malos
pegando a los buenos. Porque los antifascistas, así, tal como suena, no pueden
ser otra cosa que chicos buenos- non servium -que se organizan
para librarnos del mal supremo: el trío calavera... no, perdón, qué digo, el de
las Azores.
Ya se sabe, la
primera treta del trato para cualquiera que manda consiste en manipular el
significado de las palabras con la asquerosa finalidad de apuntalar el sistema
de pensamiento maniqueo. ¿Antifascistas? Sí, hombre, chicos majos, un poco
rebeldes, cosa de la edad, pero buena gente, de los nuestros en definitiva.
¿Neonazis? ¡Uf! No hay más que decir. Xenófobos. Violentos. Quizá, quizá, no sé
si atreverme... ¿de los de Aznar, quizá?
Ya, ya sé que
exagero, pero no se crean que tanto. Vayan, si no, a todas esas infinitas
páginas web que tratan del asunto. O más fácil, a todos esos comentarios que
los lectores hacen en los periódicos digitales. Ya digo, puro maniqueísmo. Como
si no tomar partido te borrase del mapa.
Y que no se le ocurra
a nadie aventurar razonamientos que pudieran clarificar la insoportable
realidad de que toda esa gente es una y misma chusma surgida de los márgenes
del sistema. A ese ni dios le sigue. ¡Tío plasta! Y nazi, por supuesto.
En fin, ya lo dijo
hace mucho el de Alfarache: "este camino corre el mundo. No comienza de
nuevo, que de atrás le viene el garbanzo al pico. No tiene medio ni remedio.
Así lo hallamos, así lo dejaremos. Etc., etc.."
jueves 15 de noviembre de 2007
Dice Rajoy, ya saben,
el líder de la derecha, que si gana las próximas elecciones propondrá que en
las escuelas se dediquen más horas a estudiar los números y menos a numerar los
diferentes tipos de matrimonios posibles según la aquilatada clasificación pergeñada
por Zerolo. Como no entiendo mucho de política no puedo opinar sobre la bondad
o necedad de la medida con la que Rajoy amenaza a la chiquillería, pero lo que
si puedo asegurar es que si lo hace con el fin de tratar de aumentar la
competencia matemática de la nación, ya le digo desde aquí que lo va a tener
muy difícil porque el listón, hoy por hoy, está tan alto que mucho me temo sea
prácticamente imposible superarlo. Lo digo con conocimiento de causa porque
tengo un montón de conocidos, incluso algunos amigos, amén de los varios
millones que sé de oídas, que tiempo ha tienen perfectamente resuelto el por
siglos dado como irresoluble teorema de la cuadratura del círculo. Sí, sí, como
les digo. Han cogido el cuadrado de los buenos sentimientos, la solidaridad, no
a la guerra y todas esas cosas maravillosas y lo han encajado a la perfección
en la praxis de una vida tan muelle que a nadie le puede extrañar que, así, con
lo que consumen, escasee el petróleo y se recaliente hasta el planeta. Por
ejemplo, un suponer, hoy por la tarde a la manifa contra los abusos de los
americanos en cualquier sitio, que bien sabido es que los americanos no dejan
títere con cabeza allí donde ponen el pie. Acto seguido, corriendo a casa que
mañana hay que madrugar para tomar el avión rumbo a cualquier destino allende
los mares. Si es Cuba, mejor que mejor. No, es que así, además, les ayudan a
liberarse de la opresión imperialista. Porque esa es otra de las cuadraturas
que encajan perfectamente en el círculo de la estulticia: ser antimperialista a
ultranza a la vez que te aprovechas de las innegables ventajas que proporciona
la pertenencia al supuesto imperio. ¿Ventajas dices, compañero? ¿Qué ventajas?
Yo no veo ventajas por ningún sitio. ¿Acaso te refieres a este relativo bienestar?
Pues te recuerdo que este bienestar lo tenemos porque estamos explotando al
resto del mundo. El mundo sería mucho más justo y seguro si no hubiese barcos
de guerra americanos por todas partes. El día que se licencie a todos los
militares estaremos a un paso del paraíso. Sí, sí, ya te entiendo, tu vives
como dios porque no puedes hacer otra cosa, que si no... ahora mismo te
cambiabas por un cubano de esos que tienen la conciencia inmaculada respecto a
lo de explotar a terceros. No, hombre, no digo yo eso, pero si no fuese por el
bloqueo...
¡Leches! Es que
tienen respuesta para todo. Ya digo, son matemáticos eficientísimos que lo
mismo que cuadran el circulo, casan churras con merinas y mezclan los cojones
con el comer trigo como si juego de niños fuese. En fin, que como dijo
Nosequién: sentirse buena persona es algo maravilloso, y si encima vives como
dios, ya digo, la cuadratura del círculo. Matemática pura.
viernes 16 de noviembre de 2007
Reunidos en Valencia
durante unos cuantos días un grupo de científicos de entre lo más granado del
cotarro medio ambiental, han llegado a la conclusión de que "hay que
tomar medidas". Como lo oyen: hay que tomar medidas. Así, con tan
escuetas palabras nos lo ha comunicado Lorenzo Milá en el telediario de las
nueve. Bien, ya sabemos que hay que tomar medidas, ¿pero cuales? Como Lorenzo
no ha especificado nada, tan pronto como Maldonado ha terminado con los
pronósticos del tiempo he corrido al ordenador, lo he encendido y, sin
pensármelo dos veces he abierto la página de Google, he escrito en el recuadro
apropiado, tomar medidas, e, inmediatamente, he presionado la tecla intro.
Miren ustedes lo que
ha aparecido como primera opción. Claro, me he dicho al instante, en Valencia
siempre están con lo mismo. Lo debe dar el clima. O los naranjos. Pero, bueno,
a lo que iba, que ahora ya sabemos un poco más de lo que hay que hacer para combatir
el cambio climático: lo primero, ir a Valencia. Lo segundo, inevitable si estás
en Valencia, embaular unas cuantas paellas. Tercero, comprar un metro rígido
(una regla o cartabón de dibujo puede servir excepto para los muy dotados).
Cuarto, conseguir una buena erección, lo cual, después del régimen de paellas,
está al alcance de cualquiera. Quinto, tomar la medida. A partir de ese
momento, y siempre y cuando no te lleves una desagradable sorpresa, empezarás a
notar como los casquetes polares vuelven a adquirir consistencia, los mares a
bajar su nivel y la lluvia dorada a derramarse dulcemente sobre los
continentes.
Para que luego digan
que estas reuniones aparte de no servir para nada nos salen muy caras a los
contribuyentes. Las malas lenguas.
lunes 19 de
noviembre de 2007
1984
Todo el mundo sabe que 1984 es la fecha en que sitúa la acción de su famosa novela futurista el autor británico Orwell. Se suponía que para ese año las ciencias habrían adelantado tanto que el poder, el Gran Hermano, tendría un ojo tan poderoso que estaría perfectamente al corriente de lo que hacemos y decimos todos. Bien, pues en 1984 no, pero en 2007 sí que hay ojos que nos observan por todas las partes y, la verdad, hay ocasiones en que, a efectos de seguridad, tanto daría que fuesen los ojos del culo los que nos controlan.
Es que, tío, qué país. Pasan cosas que o te las tomas a risa o te vas. Por ejemplo, comentaba el otro día, lo del ya famosísimo "¿por qué no te vas?" y el consecuente desplante del rey haciendo mutis por el foro en solitario. Que si había pactado el desplante con el Presidente, que si patatín,que si patatán, !vamos hombre! No se lo creen ni los socialdemócratas. Se mire como se mire, la quedada de Zapatero y sus muchachos tomando copas con los caudillos sólo se puede interpretar como una humillación al Rey. Por lo menos, visto desde la perspectiva de cualquier país de los denominados como "de nuestro entorno". Y nadie, periodistas o políticos me refiero, ha hecho el menor comentario al respecto. Por lo menos yo no lo he visto por ninguna parte.
Pero lo del Rey, pecata minuta comparado con lo de ayer por la noche en el telediario. Van y como noticia de salida nos sueltan un vídeo de dos etarras colocando unas bombas en los juzgados de un pueblo del País Vasco. Bien, es el vídeo que tomaron las cámaras de vigilancia de dichos juzgados. Hacía una semana que nos habíamos enterado con todo lujo de detalles de lo de las bombas. Se trataba de dos bombas, una a la vista, de la que avisaron, y otra trampa para lo que no hace falta explicar. No explotaron por defecto de fabricación. Un erchaina se quedó sin dedos inspeccionando días después los defectos de una de ellas. Pero lo bueno es que durante horas se estuvieron paseando junto a la bomba trampa escondida en una papelera todo tipo de servidores públicos, amén de políticos y periodistas, que no sé si lo son, con el consiguiente riesgo que cualquiera puede imaginar. Y nada, ni un comentario del presentador sobre lo sorprendente de que ese vídeo no hubiese sido inspeccionado inmediatamente por la erchaina, habiéndose evitado así tanto riesgo innecesario. Ni una palabra. Debemos de suponer que el Ministro de Interior no tiene nada que decirnos. Por ejemplo que las cámaras, en realidad, son decorativas. O que la erchaina no miró los vídeos a su debido tiempo porque ellos están para recoger las nueces, cosa que sería imposible si no dejasen sacudir el árbol a los encargados de hacerlo. En fin, toda una demostración de buen hacer que, si no para otra cosa, servirá para dejarnos meridianamente claro el porqué de la necesidad de las policías autonómicas.
Bueno, menos mal que otra cosa no, pero Ángeles de la Guarda... en esto arrasamos en todas las estadísticas.
jueves 22 de
noviembre de 2007
Matter
of small moment..(Cuestión baladí)
Holmes y Watson pasan la tarde en su apartamento de Baker Street. Holmes está nervioso, se levanta de su butaca, va a la cómoda, abre un cajón, saca material y métodos, y se dispone a chutarse su solución preferida de cocaína. Al treinta por ciento, creo recordar. A Watson se le llevan los demonios por tener que ser testigo de una adicción tan destructiva. Se lo advierte y le anuncia que, de seguir así, él se va. Entonces es cuando Holmes improvisa otra de sus frases lapidarias : "I suppose that its influence is phisically a bad one. I find it, however, so transcendently stimulating and clarifying to de mind that its secondary actión is a matter of small moment." Lo he transcrito en la lengua original porque, por lo poco que sé de lenguas, creo que no hay otra como el inglés para la cosa lapidaria. Pero que nadie tema quedarse a uvas que aquí mismo va la que a mi me parece una traducción aceptable: "Supongo que sus repercusiones físicas son malas. Sin embargo, la encuentro -a la cocaína- tan extraordinariamente estimulante y clarificador para la mente que considero que sus efectos secundarios carecen de la menor importancia."
Bueno, no hubiese querido unos prolegómenos tan extensos pero así me ha salido y ahora no me queda más remedio que suscribirlos. El caso es que me ha parecido venir a cuento porque justo vengo de pegarme un chute de esos que son bálsamo para las heridas que nunca cierran, para los dolores que incitan al espíritu a rebelarse, etc., etc.. Les contaré: ha amanecido un día plomizo y de aire en calma. Todo parecía indicar que en cualquier momento se podía desencadenar la lluvia fina que tan de moda han puesto últimamente los políticos como metáfora de su sibilina capacidad de penetrar sutilmente voluntades sin romperlas ni mancharlas. Eran las doce y ya estaba cansado de no hacer nada, así que me he dicho, o mueves el culo o vas a acabar más tieso que la pata un santo. Pa bici no hacía, así que he optado por el de San Fernando. He salido de casa, he tomado la senda que atraviesa los campos y en dos o tres minutos ya estaba en el camino de sirga que bordea el canal. He seguido por él hasta la primera esclusa. Allí he cruzado el canal y lo he abandonado para seguir por el camino de concentración (parcelaria) que cruza más o menos en diagonal toda la vega hasta el pueblo próximo. Unas cinco millas, más o menos. Ya estaba casi culminando cuando ha empezado a caer el fino meteoro. Como iba debidamente pertrechado, casi lo he agradecido. Serían casi las dos cuando he llegado a mi objetivo con los pies un poco húmedos y, por lo demás, bastante hambriento. Lo confieso: iba a tiro fijo. De sobra sé, y no se me olvida, que los jueves toca cocido en el Asador el Roble. Ya, nada más entrar, la primera satisfacción al sentirme tratado como de la casa. Se diría que ya me tienen asignada mesa como, por ejemplo, a Pessoa en aquel restaurante de La Baja de Lisboa. El agua, el vino de La Ribera, el pan de Herrera, y... el cocido. Sopa de fideo para empezar. En plan fino se diría de las que resucitan a un muerto. En plan borde, de las que se la levantan. ¿No quiere más? No, no, que hay que dejar sitio. Los garbanzos con el repollo a un lado del plato ovalado. La carne de vacuno, la costilla, la mano, el tocino, el chorizo, la morcilla y el tocino, del cerdo, el relleno... gloria bendita que diría Pepe Blanco a Carmen Morell. El tocino lo he dejado. Y los huesos de la mano. De postre he dicho que manzana asada, pero sólo una, que el otro día la segunda casi me remata. Y, por supuesto, café. Lo hacen justo a mi gusto.
Dirán lo que quieran, pero a mí no me la dan con todo eso de la "nouvell cuisine". Para mí eso son mariconadas. Y que conste que no tengo nada contra los homosexuales, sino todo lo contrario, pero las mariconadas no las aguanto. El puto buen gusto que no es más que cursilería y decadencia. A mi modesto juicio, un placer que se precie de tal tiene que colocar o en vez de placer es una mariconada. Ya me dirán lo que se le da a cualquiera medianamente normal el que le estimulen suavemente las papilas gustativas con un pellizco de exquisitez sublime. No sé a donde vamos a llegar en el cultivo de la majadería. Desde la época de Teresa Panza sabemos que a las papilas gustativas sólo las estimula el hambre, y de esa salsa, remachó ella, los pobres tenemos toda la que queremos, así que todo nos sabe a gloria. La salsa del hambre, la sabrosidad de la grasa, y la abundancia para saciarse. Porque no no nos engañemos, sin sensación de saciedad no hay plenitud, euforia, lucidez, en definitiva un atisbo de felicidad.
Bien, en hábitos alimenticios suelo ser más bien austero. Por comodidad y por higiene. Pero como dejó dicho, y debidamente razonado, Séneca, es de inmejorables consecuencias para el espíritu pillarse de vez en cuando un colocón. Como dice la sabiduría popular: una vez al año, hace daño; una al mes, poco es; una al día, hastía; pero una a la semana de muy buena gana. O sea, por ejemplo, los jueves en el Asador El Roble te trincas un cocido y cumples con el rito. En invierno, claro, porque en verano es mortal de necesidad. Y luego regresas por el camino de concentración, y el de sirga, con la música de fondo que produce la lluvia fina al percutir sobre la lona del paraguas. Y vas quemando los triglicéridos asesinos, y las riboflabonas y todas esas cosas que dicen los científicos que tienen las cosas buenas que nos quieren prohibir. Y de vez en cuando sueltas lastre y nadie se entera porque no hay más cámara de vigilancia que Dios que todo lo ve pero se hace el sueco. Y si tienes mocos, te suenas al aire como los personajes de Quevedo. Y fantaseas e imaginas cosas bonitas que te hacen olvidar el cansancio del camino. Y cuando despiertas ya estás de nuevo en casa sentado en la butaca, presto a descabezar un sueñecillo. Y cuando vuelves a despertar, agradeces estar vivo.
lunes 26 de
noviembre de 2007
El
Orgulloso de las Landas
"... Sí, pues nadie creería que la besara sin hacer nada más, pues una cosa trae la otra. Quien besa a una mujer, estando los dos solos, y no hace nada más, creo que es él que no sigue adelante. La mujer que entrega su boca, muy ligeramente da todo lo demás, si hay quien bien lo entienda. Y aunque ella se defienda, ya se sabe, sin duda alguna, que la mujer siempre quiere vencer, excepto únicamente en aquella pelea en la que tiene al hombre cogido por la garganta, y araña, y muerde, y forcejea, pues entonces quisiera ser la vencida. Se defiende, y es tan cobarde en la entrega, que está impaciente y quiere que se le haga fuerza, y luego no lo agradece. "
Esto es lo que iba cavilando para sí un caballero andante del siglo XII, El Orgulloso de las Landas, que sólo ambicionaba batallas y peleas desde que la doncella de sus desvelos se fue un día de juerga con un muchacho galés que pasó por allí.
Para mí que doce siglos no son nada en lo que se refiere a la evolución de la forma de pensar del ser humano en las cuestiones, digamos nucleares, de la existencia. Lo de la jodienda y todo eso. Es decir, lo del sentimiento de posesión, los celos, la autoestima... el narsicismo y, consecuentemente, el ego herido.
Y entonces va Zapatero, o el político de turno, y dice: esto lo arreglo yo con una ley que ya vais a ver como aquí no se va a atrever a poner la mano encima de una tía ni dios. Y hacen la ley, y pasa el tiempo, y todo sigue igual. Y las progres salen a la calle en procesión con los pies desnudos empapados en tinta roja y todo queda muy bonito y después se van a casa con la sensación de haber hecho algo para que el mundo sea un poco mejor.
Yo, la verdad, ni de lejos creo que éste sea un problema tan grave como para ocupar todo el espacio informativo que ocupa. Y concretamente en España mucho menor que en la mayoría de los países de los denominados como de nuestro entorno. Que entre varios millones de parejas que se arrejuntan y separan con absoluta normalidad haya un centenar de ellas cada año con uno de sus miembros, o los dos, tan sicópatas como para llevar sus diferencias hasta límites irreparables, francamente, me parece lamentable, pero no menos comprensible y, ya digo, a efectos informativos, casi banal. Además, ¿con quién quiere Zapatero que se resarzan de sus frustraciones los pobres desgraciados? Pues con quien se tiene más a mano, hombre. Es una ley elemental de la naturaleza. O sea, Zapatero, si quieres acabar con la violencia doméstica, te recomiendo que hagas una ley para que sea imposible que los que vivan en pareja puedan sentirse frustrados. Hacer a todos Ministros, por ejemplo, que eso debe poner mucho
Remataré esta pequeña, y odiosa, reflexión, contándoles a ustedes que no hace mucho veía en una televisión francesa un reportaje sobre una película alemana presentada en un festival, no sé si Cannes o Berlín, que trataba el asunto desde un ángulo totalmente inédito por estos lares: las leches que las tías pegan a los tíos. Por lo que allí se decía son incluso más frecuentes que las de los tíos a las tías. Pero, claro, por razones obvias de dignidad varonil, los tíos se callan como muertos y procuran por todos los medios que la humillación quede intramuros.
Total que, a mi modesto parecer, si no fuese por los políticos que buscan y crean filones informativos para desviar la atención de las cosas verdaderamente importantes, pues, eso, que ni nos enteraríamos salvo en los casos con mucho ingrediente literario.
miércoles 28
de noviembre de 2007
Ecolós
El otro día me tomaba a chiste lo de la inexcusable necesidad de "tomar medidas ya" para frenar el cambio climático. Había sido la sabia conclusión de unos no menos sabios que se habían reunido a pan y manteles puestos en Valencia. Hay mucha gente en estos días reuniéndose por todo el mundo a pan y manteles puestos con tan fausto motivo y... nada. Nadie, que no sean las empresas que ven posible beneficio en aplicar determinados paños calientes, está dispuesto a mover un dedo, o privarse mínimamente de lo sea, por tan egregio empeño. No digo ya los individuos, que se cagan en lo que sea con tal de poder coger, ya sea el buga para ir por la autopista a la segunda residencia el fin de semana, o el low-cost para ir a Barcelona a echar unas copas y unos polvos... no, dejemos a los ciudadanitos de a pie y vayamos a los gobernantes: ¿qué pueden hacer al respecto esos pobres desgraciados? Si ya, con lo que hay, apenas pueden mantenerse en pie sin que por todas las partes les crezcan los enanos, ya dirás tú si encima empezasen a racionar el combustible e imponer austeridad. Consumo al carajo, paro a las nubes, revueltas por doquier, represión descontrolada: el caos en definitiva
No nos engañemos, al género humano le va la marcha apocalíptica. Y no es que siempre no haya habido motivos para temerse lo peor, no, pero si no los hubiese habido se habrían inventado. Ya empezó la cosa con San Juan que dio pistas al personal para la creación de una ingente obra artística dedicada al recordatorio de lo efímero e intranscendente de nuestro paso por la tierra. Luego, después de horrores sin cuento, llegamos a nuestra era y ¿qué es lo que hemos conocido? Primero, cincuenta años con la movida del jodido botón nuclear. Todos los días desayunándose con la noticia de que un desafortunado malentendido podría desencadenar el comienzo del fin. Por mor de una coma mal puesta, el mandatario de turno recibe el mensaje equivocado, abre el maletín y aprieta el botón y ya está: todos a la mierda. Y así, ya digo, cincuenta años. Hasta que un día, sin que nadie nos avisara de su "inminencia de derrumbe" que dicen los cubanos, va y se cae el paredón de Berlín y, con él, todo el cuento se viene abajo. Hay que volver a empezar.
Aquí es donde entran en juego los ecolós. El mundo se acaba porque lo estamos destruyendo nosotros. Así que hay que empezar a medir las toneladas de CO2 que tiramos a la atmósfera. ¿Cómo lo harán? Y venga y dale a amenazar con las más funestas premoniciones. Se diría que, de tan funestas como son algunas, es de suponer que sus emisores han realizado un master al efecto en alguna de las más prestigiosas universidades americanas. Y luego, ya, de reuniones a pan, manteles ,y otras cosas que sospecho pero me callo, puestos, ya ni te digo. En Kioto y todos esos sitios donde sacan conclusiones y proponen medidas que todo el mundo se pasa después por el culo... con buen criterio tiendo a pensar. Y la nave sigue. Y cuando le dé por pararse lo hará al margen de lo que ordene el comandante en plaza.
Y digo yo, a veces pienso, ¿no será todo esto un montaje para doblegar todas esas voluntades que por mor de las circunstancias se vieron obligadas a cambiar su utopismo comunitarista por un ecologismo antinuclear -siempre dando pol saco a los capitalistas-? Bien, el caso es que los hechos cantan. Cada vez hay más ecolós que se apean del burro antinuclear. Molinos de viento, placas solares y demás golosinas ya han demostrado lo que dan de sí. O sea, prácticamente nada. Y el petróleo y el gas y el carbón, aparte de estar en vías de extinción, contaminan la leche. Y los cada vez más numerosos trenes de alta velocidad chupan como cosacos. Ergo, la solución: centrales de cuarta generación.
Y acabo con un par de cosillas que vi ayer mismo en la tele. Una: como noticia de cabecera del telediario en la tele oficial española, aparece Zapatero inaugurando con la pompa que hace al caso un panel de placas solares que proporcionará un diez por ciento de la energía que consume el Palacio Presidencial de la Moncloa. Sin comentarios. Dos: en France 24, la CNN francesa para entendernos, entrevistan a una señora que es presidenta de la corporación internacional que fabrica los generadores nucleares de cuarta generación. La señora habla desde Pekin donde, esa mismo tarde, acaba de firmar con el gobierno chino la construcción de dos plantas nucleares de esas características. Según dijo, son tan seguras que si explotan o se estrella un avión en ellas no sale nada al exterior. Bueno, habría que verlo, pero hay lo que hay y, con las chinas, ya son cuatro las que están en marcha.
En fin, será lo que dios quiera. Y cuando se acabe lo de los ecolós, vendrá otra amenaza. Porque sin el miedo a lo que sea no se conoce forma de organizar todo esto.
domingo 2 de
diciembre de 2007
Fortuito
Que yo sepa Rubalcaba sólo hay uno. Es un barrio de mi pueblo. Justo al fondo de la vega, antes de que el río se meta por sombríos desfiladeros entre las faldas de la Peña Pelada a poniente y las de las Tetas a levante. Más o menos. Cuando yo era niño, había allí un maestro, un tal Don Braulio, que tenía fama de gustarle zurrar la badana de lo lindo. También era famoso aquel barrio por haber en un callejón anodino un monumento conocido como La Cruz de Rubalcaba. Era como un escudo coronado por una cruz y remataba la escuadra que hacían dos paredones de la huerta de una casa solariega en ruinas. Bien, yo lo miraba y remiraba cada vez que pasaba por allí, no muchas por cierto, y no le encontraba en absoluto lo que pudiera tener de notable como para salir en postales y algún que otro libro. Quizá, me decía para mí, cuando sea mayor y tenga más estudios consiga dar con la clave de su celebridad. Y sí, vista ahora, con la perspectiva que dan los años, reconozco que tiene su aquel, así que, ¡acudid turistas en tropel! Por lo demás, excepto que había romería allí el día cinco de agosto, festividad de la Virgen de las Nieves, aquel lugar lejano, a más de dos kilómetros de mi casa, era como si no existiese.
De allí, de ese Rubalcaba con su cruz, es de suponer que proceden todos esos Rubalcabas que circulan por el mundo, dando unos más que hablar que otros. Del que aquí quiero tratar, ha dado y da lo suyo, y no es raro que así sea porque a veces dice cosas que a un caletre estándar, cual pudiera ser el mío, le cuesta Dios y ayuda desentrañar lo que quiso decir cuando dijo lo que dijo porque pasó lo que pasó. Este Sr. Rubalcaba, actual ministro del gabinete del Sr. Zapatero, es oriundo de Solares, de donde el agua sólo sabe a agua. Solares está unos diez kilómetros de Rubalcaba, río Miera abajo. Cuando era chaval iba mucho allí porque Solares era sinónimo de diversión. Nunca en la vida conocí lugar con más gente divertida y anécdotas curiosas por metro cuadrado que en ese pueblo. Y no sólo eso, también el carácter emprendedor de algunos de sus hijos que dio resultados de riqueza que aun se hacen notar por esos mundos, si no de dios, si de esta piel de toro tan, ¿cómo decir?, quizá chirriante podría servir para calificarla.
Pues nada, a lo que iba, que este Sr. Rubalcaba ya hace bastantes años que tiene calle dedicada en Solares, como si fuera un cadáver sin, sin embargo, serlo. Y ahora viene lo bueno: ¿alguien podría explicarme el significado de esa insistencia del Sr. Rubalcaba en especificar que el encuentro de dos desgraciados guardias civiles con tres asesinos nacionalistas vascos fue fortuito? Y venga y dale con que fue fortuito. Bueno, y qué. En qué cambia eso las cosas. Pues parece que sí, porque el Sr. Rubalcaba sigue insistiendo: fue fortuito. Es evidente que mi mollera no da de sí; no capta el matiz, tan meridiano por otra parte. Sí hombre, fue fortuito, por casualidad que los asesinos nacionalistas vascos mataron a dos policías que andaban por el lugar inadecuado a la hora equivocada. ¡Leches, sí, ahora caigo! Lo que el Sr. Rubalcaba nos ha estado queriendo decir es que, les mataron, sí, qué duda cabe señores, pero un respeto, y que esto quede claro para, en llegado el caso, posteriores actuaciones de la justicia: no hubo premeditación ni alevosía. Fue fortuito. Vamos, que por casualidad. Desde luego, estos de Solares nunca paran de contar chistes.
viernes 7 de
diciembre de 2007
La vega
No puedo remediarlo, cada día, a una hora imprecisa, haga sol o llueva, frío o calor, viento o clama chicha, incluso si nieva, me da la ventolera y tengo que agarrar la bicicleta e ir a recorrer los caminos de la vega. Vivo en uno de sus extremos, justo al lado de donde el río aparece por la vaguada que forman dos colinas chatas. Y, también, justo ahí es donde una presa deriva parte de sus aguas hacia el canal. A partir de ese vértice los dos cursos se separan: el río por poniente y el canal por levante. Y, abrazada por ambos, la vega, convertida en vergel por largos siglos de minucioso laboreo.
Caminos de sirga, bordeando el canal. El rumor casi imperceptible del agua va aumentando hasta hacerse turbulento a medida que te acercas a una exclusa. Canoras de todas las clases andan por allí contrapunteándose sin parar. De vez en cuando, espantada, una grulla levanta su pesado vuelo. O el nadar sigiloso de una nutria. O, yo qué sé, que de animales no entiendo, pero pa mí que ratas de agua, comadrejas, hurones y así, hay por allí un montón. Un ecosistema, vamos, de los de tomo y lomo, que diría un verde.
Y, luego, el entretejido de caminos de concentración que te da mil opciones para llegar a Roma. O a Herrera a tomarte un piscolabis. Y vuelta para casa con la música de fondo de los aspersores que riegan o del tractor que ara o del viento sobre las altas copas de los chopos en las que se demoran parejas de grajos ociosos que, de vez en cuando, como para desesperezarse, lanzan un graznido sordo y emprenden un vuelo incierto hacia ninguna parte. Y a lo lejos un silbido que precede el traqueteo del talgo de una. O de las siete. O de un mercancías que trasiega coches nuevos de aquí para allá. O del regional que, pena, penita, siempre va vacío. O casi.
En fin, señores, y señoras, que me acaba de dar la ventolera. Así que me voy pa Herrera. Por supuesto, en bicicleta.
domingo 9 de
diciembre de 2007
Esa
pobre niña
Hace pocos días, mi querido amigo Santi nos contaba en su blog lo turulato que quedó al escuchar a su pequeñajo de cuatro años hacer el elogio de unos descerebrados que pasaban por allí agitando banderas y berreando cantos patrióticos. De su casa, desde luego, no provenía la infección. Pero el niño va a la guardería y ya se sabe que los virus patógenos están extendidos por doquier. Algún cuidador, o los padres de otro niño, u otro niño cualquiera que habría repetido cual lorito lo escuchado en casa. En fin, conjeturas todas que no resuelven el enigma que, por otro lado, tampoco debe preocupar sino, quizá, todo lo contrario, que sabido es que sin contacto con los agentes patógenos no hay forma de inmunizarse. Sólo es preciso, para que ese agente no vaya a mayores y se apodere del organismo tocado, que el receptor goce de buena salud en un no menos saludable ambiente. Así, ya digo, el infecto contacto deviene en salvífica vacuna.
Y, ahora, dicho ya lo dicho, les ruego que observen con atención la fotografía que encabeza esta entrada. Es un padre gallego que acaba de salir de una comisaría a donde ha sido llevado por quemar fotos del Rey y ejemplares de la Constitución. Un héroe en resumen que redondea su gesto triunfante exhibiendo en su brazo derecho lo que se supone es su hijita del alma. Escruten bien y comparen la expresión de los rostros de uno y otra. El fanatismo del chisgarabís en un caso, la indiferencia de la inocente en el otro. Y claro, como no podría ser menos, el chisgarabís va tocado con una gorra a lo Che Guevara para que no se le escapen las ideas. ¡A Cuba le mandaba yo a disfrutar de las conquistas de la revolución!
Pero, a lo que voy, a esa niña que crece en medio de la infección más putrefacta. ¿Qué será de ella? ¿Se adaptará y vivirá feliz en el lazareto de los apestados? ¿O será capaz de generar anticuerpos y cuando, jovencita ya, vea por casualidad un día esa foto no pueda sino exclamar con mezcla de rabia y compasión: ¡pero que padre más imbécil me tocó en suerte!?
En fin, para qué seguir...
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