martes 9 de
junio de 2009
El
rapto de Europa
Siempre que anuncian tormenta electoral siento una
irrefrenable tendencia a recoger trapo y ponerme al pairo. Así, pienso, es la
única manera de hacer asumible el destrozo neuronal que un proceso de tal tipo
produce incluso en las mentes más equilibradas.
Y así ha sido que, los dioses mediante, para mí tengo que no he salido del todo mal parado de la recién librada batalla con los elementos desencadenados. Bien es verdad que no sólo me puse al pairo sino que también me até al palo mayor. Porque toda prudencia es poca cuando la furia y los cantos traen aromas libaneses.
Como decíamos ayer, Europa, la bella princesa libanesa que no pudo resistirse a los encantos de Nacho Vidal paseando paquete por las playas de Tiro y Sidón. Coqueta, casquivana, caprichosa, irresponsable y, lo que es peor, llena de todos los prejuicios propios de la pertenencia a un determinado grupo o rebaño. Ya digo, para matarla.
Y en esas estamos, inventando mecanismos imposibles para no masacrarnos los unos a los otros, que no otra ha sido la querencia a lo largo de los siglos. Hasta ayer mismo como quien dice. Y lo que te rondaré.
Europa, cincuenta Estados, mil Naciones, diez mil Pueblos, cien mil Barrios... cada uno con la "seva identitat" y la "seva llengua". Intocables, ambas. Nuestra riqueza es nuestra diversidad dicen los hijos de la gran chingada. Diversa será tu puta madre es lo único que se me ocurre decirles... y no me voy porque soy viejo, que si no... ¡América, América!
Y así ha sido que, los dioses mediante, para mí tengo que no he salido del todo mal parado de la recién librada batalla con los elementos desencadenados. Bien es verdad que no sólo me puse al pairo sino que también me até al palo mayor. Porque toda prudencia es poca cuando la furia y los cantos traen aromas libaneses.
Como decíamos ayer, Europa, la bella princesa libanesa que no pudo resistirse a los encantos de Nacho Vidal paseando paquete por las playas de Tiro y Sidón. Coqueta, casquivana, caprichosa, irresponsable y, lo que es peor, llena de todos los prejuicios propios de la pertenencia a un determinado grupo o rebaño. Ya digo, para matarla.
Y en esas estamos, inventando mecanismos imposibles para no masacrarnos los unos a los otros, que no otra ha sido la querencia a lo largo de los siglos. Hasta ayer mismo como quien dice. Y lo que te rondaré.
Europa, cincuenta Estados, mil Naciones, diez mil Pueblos, cien mil Barrios... cada uno con la "seva identitat" y la "seva llengua". Intocables, ambas. Nuestra riqueza es nuestra diversidad dicen los hijos de la gran chingada. Diversa será tu puta madre es lo único que se me ocurre decirles... y no me voy porque soy viejo, que si no... ¡América, América!
sábado 13 de
junio de 2009
Pase
de modelos
"En el mundo árabe e islámico la mujer es como un mueble que se puede cambiar cuando quieras y nadie te preguntará por qué", ha dicho El Coronel.
Un tipo elegante, con recursos -mayor accionista de la Fiat y cosas por el estilo-, y un par de lo que hay que tener para lo que sea -tirar aviones de pasajeros y así-.
Estoy totalmente de acuerdo con Zapatero, hay que hacer una Alianza de Civilizaciones, y lo que haga falta, con esa gente a ver si se nos pega algo. Incluso "la pinta", que es que aquí tenemos una de lo más desaboría. Siempre con el terno y pelo cortado a navaja... así no se va hoy día a ningún sitio que merezca la pena.
jueves 18 de
junio de 2009
¿En
qué te basas?
Haciendo zapping, de
pronto, ¡leches!, Galileo Galilei. En TV5 Monde. Quedo colgado. Pocas biografías más
esclarecedoras de lo que es, por así decirlo, este mundo traidor. Galileo, ya
de chaval, había cogido la mala costumbre de contestar a quien quiera que fuese
que le lanzara una soflama: "Y en qué te basas para afirmar eso". En
realidad, tal frase debiera haberse convertido en la reina de las frases, pero
somos como somos y si hay algo que no nos gusta es que nos pongan en un brete
cuando creemos estar seguros de algo. Y aunque no lo estemos, que si aparentarlo nos sirve para sostener el
edificio, buena gana de confesar la desnudez del rey.
Total que, ya saben, Galileo había descubierto que no era el sol el que daba vueltas alrededor de la tierra sino exactamente lo contrario. Y a la iglesia tal descubrimiento le venía de pena, porque si Dios había hecho al hombre a su imagen y semejanza lo lógico es que le hubiese puesto en el centro del Universo Universal y no en un planetucho cualquiera. ¡Menudo marrón tener que dar explicaciones para justificar tal debacle! ¡Ni pa Dios!, dijeron los curas, a este tío nos lo cargamos y hacemos como que todo sigue igual. Y como en aquel tiempo no había twitter para pasar el dato a las multitudes, los curas lo tenían chupao. O eso creían.
Así que nada, le montan un proceso con mucho aparato para obligarle a retractarse so pena de muerte. Pero las cosas se complican. Era el renacimiento y la Iglesia había comenzado a perder fuelle. Cada vez eran más y más influyentes los que se preguntaban por la razón fundamentada de las cosas. No era tan fácil cargarse al que ya era una celebridad entre las mentes más esclarecidas de la época. Lo encierran en los calabozos cinco estrellas del Vaticano para ganar tiempo. Y allí va el Papa a ver si le convence de la conveniencia de que cierre el pico. Y se produce un diálogo muy interesante. Y no porque no fuese de besugos, que lo fue. No, digo que fue interesante porque en ese diálogo se puede apreciar la manipulación de las palabras, tan querida por todos los chorizos que en el mundo son y han sido, para intentar prolongar con ello el goce de los privilegios inmerecidos.
Usted, dice el Papa, defiende la realidad y yo defiendo la verdad. ¿Cuál es la diferencia?, contesta Galileo. La realidad cambia continuamente mientras que la verdad es inmutable. Bien, ya se habrán dado cuenta de que aquel Papa y los Ayatolas del Irán de hoy día son una y la misma mierda. Tienen una verdad inmutable para aplastar con ella a quien quiera que sea que se opone a sus designios. Y cito a los Ayatolas porque están de candente actualidad, pero podría hacer una lista más larga que la guía de teléfonos. Porque hasta el ciudadano más humilde tiene alguna verdad incontrovertible que le sirve para dar por el saco a alguien. Les pondré un ejemplo bastante cotidiano y pedestre para fundamentar mi teoría:
Irene Lozano, una chica que escribe como los ángeles. Y eso al margen de que sus afirmaciones caigan más o menos simpáticas o se esté más o menos de acuerdo con ellas. Pero es difícil negar que casi siempre desprenden independencia de criterio. Independencia de criterio y en un medio tan decantado hacia donde todo el mundo sabe como es el ABC. Bien, pues los lectores, en su mayoría, no la soportan -se nota en la valoración que dan a sus artículos-. Y no la soportan porque Irene es impredecible y ellos tienen su verdad. Y no les gusta que se la tambaleen. Con lo bien que viven así, sabiendo quien es el malo de la película.
Total que, ya saben, Galileo había descubierto que no era el sol el que daba vueltas alrededor de la tierra sino exactamente lo contrario. Y a la iglesia tal descubrimiento le venía de pena, porque si Dios había hecho al hombre a su imagen y semejanza lo lógico es que le hubiese puesto en el centro del Universo Universal y no en un planetucho cualquiera. ¡Menudo marrón tener que dar explicaciones para justificar tal debacle! ¡Ni pa Dios!, dijeron los curas, a este tío nos lo cargamos y hacemos como que todo sigue igual. Y como en aquel tiempo no había twitter para pasar el dato a las multitudes, los curas lo tenían chupao. O eso creían.
Así que nada, le montan un proceso con mucho aparato para obligarle a retractarse so pena de muerte. Pero las cosas se complican. Era el renacimiento y la Iglesia había comenzado a perder fuelle. Cada vez eran más y más influyentes los que se preguntaban por la razón fundamentada de las cosas. No era tan fácil cargarse al que ya era una celebridad entre las mentes más esclarecidas de la época. Lo encierran en los calabozos cinco estrellas del Vaticano para ganar tiempo. Y allí va el Papa a ver si le convence de la conveniencia de que cierre el pico. Y se produce un diálogo muy interesante. Y no porque no fuese de besugos, que lo fue. No, digo que fue interesante porque en ese diálogo se puede apreciar la manipulación de las palabras, tan querida por todos los chorizos que en el mundo son y han sido, para intentar prolongar con ello el goce de los privilegios inmerecidos.
Usted, dice el Papa, defiende la realidad y yo defiendo la verdad. ¿Cuál es la diferencia?, contesta Galileo. La realidad cambia continuamente mientras que la verdad es inmutable. Bien, ya se habrán dado cuenta de que aquel Papa y los Ayatolas del Irán de hoy día son una y la misma mierda. Tienen una verdad inmutable para aplastar con ella a quien quiera que sea que se opone a sus designios. Y cito a los Ayatolas porque están de candente actualidad, pero podría hacer una lista más larga que la guía de teléfonos. Porque hasta el ciudadano más humilde tiene alguna verdad incontrovertible que le sirve para dar por el saco a alguien. Les pondré un ejemplo bastante cotidiano y pedestre para fundamentar mi teoría:
Irene Lozano, una chica que escribe como los ángeles. Y eso al margen de que sus afirmaciones caigan más o menos simpáticas o se esté más o menos de acuerdo con ellas. Pero es difícil negar que casi siempre desprenden independencia de criterio. Independencia de criterio y en un medio tan decantado hacia donde todo el mundo sabe como es el ABC. Bien, pues los lectores, en su mayoría, no la soportan -se nota en la valoración que dan a sus artículos-. Y no la soportan porque Irene es impredecible y ellos tienen su verdad. Y no les gusta que se la tambaleen. Con lo bien que viven así, sabiendo quien es el malo de la película.
jueves 9 de
julio de 2009
Una
de narcisismo
Era un deseo largamente acariciado. Y ya se sabe, "he who desire
but act
not, breed
pestilence."
La víspera, para abrir boca, dimos un largo paseo por los bosques que circundan Alar. Luego una botella de la Ribera del Duero y algunas frugales viandas. Y a velar armas. Entre la voluminosa oferta, escogimos a Tarantino. Grindhouse: Death proof. Una bonita y sencilla metáfora de la vida misma. Es decir, que sin consecuencia no hay salvación. Así que si quieres vivir como los hombres y escupir los tacos con la misma gracia que ellos, olvídate de lo que tienes entre las piernas y aprende karate y a pegar tiros, porque si no lo haces así vendrá el "Especialista Mike" de turno y te destruirá. En fin, realmente estimulante y muy recomendable para la famélica legión de chochonas liberadas que lo quieren todo por su cara bonita.
La verdad es que no nos matamos a madrugar. Serían las once y media cuando llegamos a Vidrieros para iniciar la ascensión al Curavacas. Yo me calce las botas. Pedro optó por las sandalias. Bueno, poco se puede decir de una hazaña semejante si no es que sólo una voluntad de hierro te puede llevar hasta la cima. Y más, si a las naturales dificultades de la empresa le tienes que añadir el peso sobre la espalda de las muchas décadas vividas.
Ya de retirada, paramos en Triollo con la intención de comer algo. ¡No lo hubiésemos hecho! Salteadores de caminos que no saben hacer la o con un canuto. La España de siempre que se resiste a crecer. En fin, qué le vamos a hacer, tendremos que vivir con esa cruz encima.
Por lo demás, felices de habernos reconocido en nuestros todavía sólidos poderes
La víspera, para abrir boca, dimos un largo paseo por los bosques que circundan Alar. Luego una botella de la Ribera del Duero y algunas frugales viandas. Y a velar armas. Entre la voluminosa oferta, escogimos a Tarantino. Grindhouse: Death proof. Una bonita y sencilla metáfora de la vida misma. Es decir, que sin consecuencia no hay salvación. Así que si quieres vivir como los hombres y escupir los tacos con la misma gracia que ellos, olvídate de lo que tienes entre las piernas y aprende karate y a pegar tiros, porque si no lo haces así vendrá el "Especialista Mike" de turno y te destruirá. En fin, realmente estimulante y muy recomendable para la famélica legión de chochonas liberadas que lo quieren todo por su cara bonita.
La verdad es que no nos matamos a madrugar. Serían las once y media cuando llegamos a Vidrieros para iniciar la ascensión al Curavacas. Yo me calce las botas. Pedro optó por las sandalias. Bueno, poco se puede decir de una hazaña semejante si no es que sólo una voluntad de hierro te puede llevar hasta la cima. Y más, si a las naturales dificultades de la empresa le tienes que añadir el peso sobre la espalda de las muchas décadas vividas.
Ya de retirada, paramos en Triollo con la intención de comer algo. ¡No lo hubiésemos hecho! Salteadores de caminos que no saben hacer la o con un canuto. La España de siempre que se resiste a crecer. En fin, qué le vamos a hacer, tendremos que vivir con esa cruz encima.
Por lo demás, felices de habernos reconocido en nuestros todavía sólidos poderes
viernes 17 de
julio de 2009
¿Dónde
está la diferencia?
Una de las cosas que suele producir desazón en los
ciudadanos medianamente civilizados es contemplar los estúpidos garabatos que los
niños de papá estampan en las paredes tan pronto se dan cuenta de que las
acaban de limpiar. Es una inocente forma de dar rienda suelta a la rebeldía
juvenil, dicen los sociólogos a la
violeta. Otros, más atrevidos, sostienen que es una forma de arte popular. En
cualquier caso, peor sería que se dedicasen a triturar viejecitas, añaden unos y otros para redondear
su impoluto análisis. Y el ayuntamiento
del lugar venga a gastar dinero público -de nadie, en definitiva- en limpieza
de paredes... eso sí, sólo en las calles por donde pasan turistas que, a las
otras, que las parta un rallo.
Bueno, se habrán dado cuenta ya de que estoy hablando de España. El otro día vi un reportaje sobre cómo maneja este mismo asunto el Ayuntamiento de Ginebra. Calvinismo en estado puro. Han creado una brigada que se las ingenia para enterarse de quién es el artista o, en su caso, el vándalo de turno. Y no fallan una porque la ciudadanía colabora. Una vez en posesión de la información apetecida,ya, todo va sobre ruedas: se procede a la limpieza de la obra de arte o, según cómo se mire, reparación de la intervención vandálica, se hace una aquilatada estimación de los gastos que ello ha provocado y se pasa la factura al o los autores. Y en caso de insolvencia de los susodichos, pagan los papis. No hay forma alguna de escapar a la justicia calvinista. Todo el mundo lo sabe. Y por eso ya va para quinientos años que disfrutan de democracia.
Bueno, se habrán dado cuenta ya de que estoy hablando de España. El otro día vi un reportaje sobre cómo maneja este mismo asunto el Ayuntamiento de Ginebra. Calvinismo en estado puro. Han creado una brigada que se las ingenia para enterarse de quién es el artista o, en su caso, el vándalo de turno. Y no fallan una porque la ciudadanía colabora. Una vez en posesión de la información apetecida,ya, todo va sobre ruedas: se procede a la limpieza de la obra de arte o, según cómo se mire, reparación de la intervención vandálica, se hace una aquilatada estimación de los gastos que ello ha provocado y se pasa la factura al o los autores. Y en caso de insolvencia de los susodichos, pagan los papis. No hay forma alguna de escapar a la justicia calvinista. Todo el mundo lo sabe. Y por eso ya va para quinientos años que disfrutan de democracia.
martes 28 de julio de 2009
Imagine
Imagine there's no
heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today...
Imagínate que toda la gente de pronto se da cuenta de que poseer segundas viviendas es un atraso:
-cargarse de trabajo durante las vacaciones y fines de semana que a ellas se acude.
-hipotecar la educación de los hijos.
-recocerse en su propio jugo.
-privarse de las oportunidades culturales y sociales que da la diversidad de destinos.
-contribuir a la degradación del paisaje.
Imagínate que toda la gente de pronto se aficiona a ir a los sitios andando o en bicicleta:
-volveríamos a escuchar la música de los pájaros y del viento cuando acaricia las hojas de los árboles.
-pasearíamos por las ciudades como si fuesen jardines.
-viajaríamos de día a día, como de ciudad a ciudad, en el coche de nuestro cuerpo, o de nuestro destino, asomados a las calles y a las plazas, a los gestos y a los rostros, siempre iguales y siempre diferentes como, al final, lo son todos los paisajes. Pessoa, dixit.
Imagínate que toda la gente de pronto empieza a pensar que los caminos de tierra son bellos:
-pararíamos la barbarie de las cementeras.
-cerraríamos el paso a la prevaricación de los caciques locales.
-nos embardunaríamos del barro primigenio cuando llueve y del polvo purificador cuando el sol aprieta.
Imagínate que toda la gente de pronto cae en la cuenta de que el ruido es molesto:
-podríamos hablar con los amigos en cualquier lugar de la ciudad.
-las hojas de los parques se volverían a recoger con rastrillo y la yerba se volvería a segar con dalle.
-dormiríamos a pierna suelta.
-evitaríamos multitud de malos rollos con los vecinos.
Imagínate que toda la gente de pronto cae en la cuenta de que en ningún sitio se pierde tanto la vida... y la silueta, como junto a la barra de un bar... mejor dejar de imaginar y volver a poner los pies sobre la tierra.
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today...
Imagínate que toda la gente de pronto se da cuenta de que poseer segundas viviendas es un atraso:
-cargarse de trabajo durante las vacaciones y fines de semana que a ellas se acude.
-hipotecar la educación de los hijos.
-recocerse en su propio jugo.
-privarse de las oportunidades culturales y sociales que da la diversidad de destinos.
-contribuir a la degradación del paisaje.
Imagínate que toda la gente de pronto se aficiona a ir a los sitios andando o en bicicleta:
-volveríamos a escuchar la música de los pájaros y del viento cuando acaricia las hojas de los árboles.
-pasearíamos por las ciudades como si fuesen jardines.
-viajaríamos de día a día, como de ciudad a ciudad, en el coche de nuestro cuerpo, o de nuestro destino, asomados a las calles y a las plazas, a los gestos y a los rostros, siempre iguales y siempre diferentes como, al final, lo son todos los paisajes. Pessoa, dixit.
Imagínate que toda la gente de pronto empieza a pensar que los caminos de tierra son bellos:
-pararíamos la barbarie de las cementeras.
-cerraríamos el paso a la prevaricación de los caciques locales.
-nos embardunaríamos del barro primigenio cuando llueve y del polvo purificador cuando el sol aprieta.
Imagínate que toda la gente de pronto cae en la cuenta de que el ruido es molesto:
-podríamos hablar con los amigos en cualquier lugar de la ciudad.
-las hojas de los parques se volverían a recoger con rastrillo y la yerba se volvería a segar con dalle.
-dormiríamos a pierna suelta.
-evitaríamos multitud de malos rollos con los vecinos.
Imagínate que toda la gente de pronto cae en la cuenta de que en ningún sitio se pierde tanto la vida... y la silueta, como junto a la barra de un bar... mejor dejar de imaginar y volver a poner los pies sobre la tierra.
sábado 1 de
agosto de 2009
La
Hidra de Lerna
Por si no lo saben les diré que la Hidra de Lerna era un monstruo terrible que fue criado
por Hera, la vengativa mujer de Júpiter,
una especie de "amachu" vasca,
para poner a prueba a Heracles, o sea,
en este caso, la pericia de los españoles.
La Hidra, que con sólo mirarte te mataba, tenía entre sus otras muchas fatales cualidades la de regenerar sus cabezas tan pronto se las cortaban. En definitiva que si no llega a ser por las excepcionales dotes para la lucha de Heracles todavía andarían los griegos padeciendo las consecuencias de tan pernicioso vecino.
El caso es que, aquí, en España, tenemos nuestra Hidra, la Vasca, y no disponemos de Heracles alguno para eliminarla. Y así nos va, venga a llorar y gritar en los funerales como comadres siniestras. Incubando pestilencia. Y todo porque nuestras autoridades, por motivos que se me escapan, no desean enfrentarse a las perfectamente diagnosticadas causas de la enfermedad. No sé, se diría que están esperando a que se alce alguna mano justiciera al margen de cualquier legalidad... que ya se esta haciendo esperar demasiado.
La Hidra, que con sólo mirarte te mataba, tenía entre sus otras muchas fatales cualidades la de regenerar sus cabezas tan pronto se las cortaban. En definitiva que si no llega a ser por las excepcionales dotes para la lucha de Heracles todavía andarían los griegos padeciendo las consecuencias de tan pernicioso vecino.
El caso es que, aquí, en España, tenemos nuestra Hidra, la Vasca, y no disponemos de Heracles alguno para eliminarla. Y así nos va, venga a llorar y gritar en los funerales como comadres siniestras. Incubando pestilencia. Y todo porque nuestras autoridades, por motivos que se me escapan, no desean enfrentarse a las perfectamente diagnosticadas causas de la enfermedad. No sé, se diría que están esperando a que se alce alguna mano justiciera al margen de cualquier legalidad... que ya se esta haciendo esperar demasiado.
viernes 14 de
agosto de 2009
La
Novia del Mar
Bien, no estoy muy seguro de que si Jorge Sepúlveda levantase la cabeza le quedasen
ganas de volver a cantar aquello de "eres novia del mar que se inclina a
tus pies y mil besos te da, etc., etc.."
Acabo de pasar un par de días por allí y en todo ese tiempo no he podido quitarme de la cabeza esas leyes de la física que tratan de las disoluciones saturadas, los puntos o presiones críticas, aumentos de temperatura, solidificaciones, precipitaciones, en fin, cosas todas ellas de las que no tengo ni idea, pero que me da que tienen algo que ver con ese ambiente a punto de petrificarse a nada que se le aumente en una unidad el número de personas o de coches.
Lo siento, tuve la fortuna de nacer señorito y recibir educación señorita. He vivido en la medida que me lo han permitido mis talentos de esa manera y, ahora, ya viejo, sólo pido a los dioses clementes que me permitan rematar de tal guisa. Y por eso, pienso, es por lo que no he podido resistir estar allí, porque aquello choca frontalmente con los principios de autoexigencia que me inculcaron... se lo confieso, estuve un rato en El Muelle y sólo tenía ganas de ir a comprar una motosierra para emular "la matanza de Texas". ¡Aquel Muelle de mis encantos...!
En fin, perdonen que no me levante.
Acabo de pasar un par de días por allí y en todo ese tiempo no he podido quitarme de la cabeza esas leyes de la física que tratan de las disoluciones saturadas, los puntos o presiones críticas, aumentos de temperatura, solidificaciones, precipitaciones, en fin, cosas todas ellas de las que no tengo ni idea, pero que me da que tienen algo que ver con ese ambiente a punto de petrificarse a nada que se le aumente en una unidad el número de personas o de coches.
Lo siento, tuve la fortuna de nacer señorito y recibir educación señorita. He vivido en la medida que me lo han permitido mis talentos de esa manera y, ahora, ya viejo, sólo pido a los dioses clementes que me permitan rematar de tal guisa. Y por eso, pienso, es por lo que no he podido resistir estar allí, porque aquello choca frontalmente con los principios de autoexigencia que me inculcaron... se lo confieso, estuve un rato en El Muelle y sólo tenía ganas de ir a comprar una motosierra para emular "la matanza de Texas". ¡Aquel Muelle de mis encantos...!
En fin, perdonen que no me levante.
domingo 16 de
agosto de 2009
Castilla
maldita
Gracias a Dios y, también, gracias a las buenas gestiones de "Revilluca" y otros comerciales de la anchoa y la patata, ya tenemos en funcionamiento la autopista que vierte cada fin de semana a los castellanos en el vaso idóneo de los verdes valles cántabros.
Escapan de la estrechez de sus mentes condicionadas para diluirse en la ruidosa nada de las masas
ociosas. ¡Qué prodigio!
Castilla, esa tierra maldita. Secarral garbancero, patria de las asperezas. Condenada de por vida a una triste austeridad.
Colinas onduladas como caderas de mujer. Llanuras esteparias à perte de vue. Horizontes lejanos para incentivar los sueños.
Caminos solitarios. Monasterios en ruinas...
Despeñadero de ilusiones vanas. Refugio para iluminados...
No es Alaska, pero..
Castilla, esa tierra maldita. Secarral garbancero, patria de las asperezas. Condenada de por vida a una triste austeridad.
Colinas onduladas como caderas de mujer. Llanuras esteparias à perte de vue. Horizontes lejanos para incentivar los sueños.
Caminos solitarios. Monasterios en ruinas...
Despeñadero de ilusiones vanas. Refugio para iluminados...
No es Alaska, pero..
viernes 28 de
agosto de 2009
Castilla
fálica.
A María la conocí on
the road.
Pedaleábamos los dos. Tras los saludos al uso no tardamos en ponernos de acuerdo
para incursiones atrevidas por regiones medio apaches.
De Alar a Frómista es una jornada pesada. A medio camino, Osorno, el pueblo de "Bad day at Black Rock" y, también, de Los Chopos, el restaurante al que sólo sobreviven los valientes. Un poco más abajo, Marcilla de Campos, un lugar idílico, bueno para pernoctar si... hay dos casas rurales y ninguna tienda. Las casas rurales te las alquilan en bloque y que te las apañes como puedas. Hay un bar, pero no tienen cervezas. Bueno, es Castilla, el lugar donde no abundan "los hoteles con encanto". Mejor pasar de Marcilla.
Frómista es de lo poco que queda en España medianamente cosmopolita. Aunque lo de la iglesia de San Martín lo han puesto tan bien que parece uno de esos pasteles de chocolate que hacen los confiteros catalanes. Ya saben, nuestros munícipes se mueren por ponerlo todo de la mejor forma posible, bonito y tal, y, cuando acaban con la cosa, nunca quedan satisfechos del todo y... vuelta a la rotaflex... ese aparatejo que, si no se van de España, estarán condenados a escuchar unas cuantas horas al día. Total que Frómista mayormente habla inglés. Y la gente, en general, da gusto.
De Frómista a Villalcázar de Sirga uno va siempre acompañado por la procesión de peregrinos que se dirigen a Santiago. Villalcázar está francamente bien. Cosmopolita a tope. Se habla de todo menos español. Los italianos, los que más disfrazados van y más ruido meten.
En Villalcazar decidimos abandonar "el camino" y seguir hacia el sur, por la sucesión de pequeñas lomas que llevan a Villoldo. En Villoldo comemos, por así decirlo, de pena. La temperatura del restaurante rozaba cotas infernales. Y los comensales, por lo general, tirando a patibularios. Bueno, en Villoldo hay un restaurante muy chic, pero lo obviamos por razones obvias.
De Villoldo, pasando por Villafolfo que nada tiene sino su curioso nombre, nos dirigimos hacia Paredes de Nava a donde, un tanto recalentados, llegamos al atardecer. Paredes, según mi particular visión de las cosas, forma parte ya de lo que podríamos llamar la Castilla Fálica. No por nada si no porque hay por todas partes unas torres que quitan el hipo. Un pueblo hermoso, con sus palacios e iglesias. Patria chica de Jorge Manrique y Berruguete. Gente amable. Y hostelería... bueno, ya digo, sin encanto pero con simpatía.
De Paredes a Fuentes de Nava. Más torres y palacios. Y también unas cuantas notables muestras del arte modernista. Los órganos de las iglesias, ni te digo. Los reparó hace poco Chapelet, ese francés que se afincó en Castilla. Por lo demás, los pinchos de tortilla de patata de Fuentes no desmerecen en absoluto.
De Fuentes a Castromocho. Su impresionante torre defensiva reconvertida en iglesia con artesonados mudéjares. Y más cosas por el estilo.
De Castromocho a Villarramiel. Están en fiestas. Es la hora del aperitivo y a fe que el personal cumple con el rito. Se nota que el verdejo corre con generosidad. Comemos en una terraza y nos vamos a sestear a la sombra de los muros de la iglesia más cercana.
De Villarramiel, caída ya la tarde y el calor, hacia Medina de Rioseco. Las llanuras a nuestro alrededor no tienen fin. En Castil de Vela estaba ardiendo una nave. En Belmonte de Campos paramos a echar un vistazo al impresionante castillo abandonado y dejar constancia gráfica de la visita. Un señor que tenía por allí una especie de "locus amenus" nos dio agua y nos dijo que todo estaba como estaba porque la mentalidad castellana era como era. Yo le dije que sí, que para bien y para mal. Él asintió.
Empezaba a sombrear cuando entramos en Medina. Medina de Rioseco es la capital de Tierra de Campos. "Nadie se llamará Señor que no posea en Tierra de Campos un terrón", se decía antaño. Tierra de Campos, el granero de España. Medina da fe de todo eso. No sé, pero a lo mejor en un pueblo como Medina hay más patrimonio histórico que en toda una de esas comunidades autónomas que se autodenominan "históricas". O histéricas, que no sé.
Con el fresco de la mañana salimos para Palencia. Parada en Ampudia. Su torre. Su castillo. Su calle mayor porticada. Tomamos un resfresco con unas croquetas bajo los soportales. Le pregunto a la señora si las croquetas eran del día y la señora me monta un pollo. A María le hace gracia la cosa.
De Ampudia a Palencia con mucho calor y ganas de rematar. Los cuatro últimos kilómetros son una bajada desde los alcores hasta el valle del Carrión. Una delicia.
Nada más entrar en la ciudad se me acerca un ciclista. Neozelandés. Había sido enviado al paro el dieciocho de mayo. Desde entonces anda dando la vuelta al mundo en bicicleta. Ya llevaba en sus piernas las Rocosas y los Apalaches. Se dirigía a los Pirineos. Tipos.
Apenas tiempo para tomar un café en la cantina de la estación y subir al tren de vuelta a Alar.
De Alar a Frómista es una jornada pesada. A medio camino, Osorno, el pueblo de "Bad day at Black Rock" y, también, de Los Chopos, el restaurante al que sólo sobreviven los valientes. Un poco más abajo, Marcilla de Campos, un lugar idílico, bueno para pernoctar si... hay dos casas rurales y ninguna tienda. Las casas rurales te las alquilan en bloque y que te las apañes como puedas. Hay un bar, pero no tienen cervezas. Bueno, es Castilla, el lugar donde no abundan "los hoteles con encanto". Mejor pasar de Marcilla.
Frómista es de lo poco que queda en España medianamente cosmopolita. Aunque lo de la iglesia de San Martín lo han puesto tan bien que parece uno de esos pasteles de chocolate que hacen los confiteros catalanes. Ya saben, nuestros munícipes se mueren por ponerlo todo de la mejor forma posible, bonito y tal, y, cuando acaban con la cosa, nunca quedan satisfechos del todo y... vuelta a la rotaflex... ese aparatejo que, si no se van de España, estarán condenados a escuchar unas cuantas horas al día. Total que Frómista mayormente habla inglés. Y la gente, en general, da gusto.
De Frómista a Villalcázar de Sirga uno va siempre acompañado por la procesión de peregrinos que se dirigen a Santiago. Villalcázar está francamente bien. Cosmopolita a tope. Se habla de todo menos español. Los italianos, los que más disfrazados van y más ruido meten.
En Villalcazar decidimos abandonar "el camino" y seguir hacia el sur, por la sucesión de pequeñas lomas que llevan a Villoldo. En Villoldo comemos, por así decirlo, de pena. La temperatura del restaurante rozaba cotas infernales. Y los comensales, por lo general, tirando a patibularios. Bueno, en Villoldo hay un restaurante muy chic, pero lo obviamos por razones obvias.
De Villoldo, pasando por Villafolfo que nada tiene sino su curioso nombre, nos dirigimos hacia Paredes de Nava a donde, un tanto recalentados, llegamos al atardecer. Paredes, según mi particular visión de las cosas, forma parte ya de lo que podríamos llamar la Castilla Fálica. No por nada si no porque hay por todas partes unas torres que quitan el hipo. Un pueblo hermoso, con sus palacios e iglesias. Patria chica de Jorge Manrique y Berruguete. Gente amable. Y hostelería... bueno, ya digo, sin encanto pero con simpatía.
De Paredes a Fuentes de Nava. Más torres y palacios. Y también unas cuantas notables muestras del arte modernista. Los órganos de las iglesias, ni te digo. Los reparó hace poco Chapelet, ese francés que se afincó en Castilla. Por lo demás, los pinchos de tortilla de patata de Fuentes no desmerecen en absoluto.
De Fuentes a Castromocho. Su impresionante torre defensiva reconvertida en iglesia con artesonados mudéjares. Y más cosas por el estilo.
De Castromocho a Villarramiel. Están en fiestas. Es la hora del aperitivo y a fe que el personal cumple con el rito. Se nota que el verdejo corre con generosidad. Comemos en una terraza y nos vamos a sestear a la sombra de los muros de la iglesia más cercana.
De Villarramiel, caída ya la tarde y el calor, hacia Medina de Rioseco. Las llanuras a nuestro alrededor no tienen fin. En Castil de Vela estaba ardiendo una nave. En Belmonte de Campos paramos a echar un vistazo al impresionante castillo abandonado y dejar constancia gráfica de la visita. Un señor que tenía por allí una especie de "locus amenus" nos dio agua y nos dijo que todo estaba como estaba porque la mentalidad castellana era como era. Yo le dije que sí, que para bien y para mal. Él asintió.
Empezaba a sombrear cuando entramos en Medina. Medina de Rioseco es la capital de Tierra de Campos. "Nadie se llamará Señor que no posea en Tierra de Campos un terrón", se decía antaño. Tierra de Campos, el granero de España. Medina da fe de todo eso. No sé, pero a lo mejor en un pueblo como Medina hay más patrimonio histórico que en toda una de esas comunidades autónomas que se autodenominan "históricas". O histéricas, que no sé.
Con el fresco de la mañana salimos para Palencia. Parada en Ampudia. Su torre. Su castillo. Su calle mayor porticada. Tomamos un resfresco con unas croquetas bajo los soportales. Le pregunto a la señora si las croquetas eran del día y la señora me monta un pollo. A María le hace gracia la cosa.
De Ampudia a Palencia con mucho calor y ganas de rematar. Los cuatro últimos kilómetros son una bajada desde los alcores hasta el valle del Carrión. Una delicia.
Nada más entrar en la ciudad se me acerca un ciclista. Neozelandés. Había sido enviado al paro el dieciocho de mayo. Desde entonces anda dando la vuelta al mundo en bicicleta. Ya llevaba en sus piernas las Rocosas y los Apalaches. Se dirigía a los Pirineos. Tipos.
Apenas tiempo para tomar un café en la cantina de la estación y subir al tren de vuelta a Alar.
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