lunes 19 de
mayo de 2008
é un
dereito básico!
Pues muy bien, de acuerdo, o galego é un dereito básico. ¿Qué hay de malo en ello? , que diría quien todos saben y yo me callo.
Y ahora voy a transcribir lo que encontré en mi particular "Cuaderno Gris"
10 -enero- 96
“De las pasiones
nacen las opiniones: la pereza del espíritu las hace cristalizar en
convicciones.”
¡Ahí es nada! Que
por falta de frases bonitas no quede. ¡Madre mía, cuántos conceptos
escurridizos en tan estricta oración! Bueno, supongo que, aún a fuer de ser menos
elegante, también podríamos decir que del interés nacen las opiniones que, si
el interés sigue en firme, convertimos en convicciones sin mayor problema. Ya
lo dijo Mahoma: el interés mueve montañas... ¿o era la fe?, ¿o las
convicciones? Que más da una cosa que otra si todo es lo mismo con tal de que
sirva para salirte con la tuya... aunque la tuya sea ir de cabeza al abismo...
y aquí es, sí, no caben muchas dudas al respecto, donde entra en juego la
pereza mental para impedir ver más allá de las propias narices, o sea, para
hacerte confundir los propios intereses con la salvación del género humano y
cosas por estilo. En fin, total, concluyendo, que todas las frases bonitas se
pueden resumir en una: cada cual va a la suya y, los que más van, son los que tratan
de aparentar que van a la de los otros... es decir, los vampiros. ¡Dios nos
conserve la vista para verlos venir de lejos!
viernes 23 de
mayo de 2008
Sin
papeles
¿Apoya la medida italiana de convertir a los inmigrantes sin papeles en delincuentes? 65%, sí. 33%, no. 1%, no sabe. Así reza la encuesta que propone La Vanguardia y tales son los resultados después de que 2642 personas hayan emitido su voto.
Bien, ya saben que La Vanguardia esta considerado como el medio de comunicación con el que más se identifican las clases medias de la región catalana. Aunque, claro, eso sólo es una impresión sujeta a mil imponderables. Clases medias, pequeño-burguesas, oligarquías regionales, proletariados varios, incluso lumpen-proletariado y, si se me apura, por qué no, pura y dura chusma a secas. Todos leen La Vanguardia porque es "el nostre diari". El de la Catalunya profunda. La de mentalidad abierta, dicen.
Y en esas estamos días después de que Mariateresafernandezdelavega, vicepresidenta del gobierno del Estado, haya declarado a bombo y platillo que Berlusconi es un facha de tomo y lomo por haber promulgado semejante ley: sin papeles=delincuentes.
Dicho lo dicho, se me antoja ahora recurrir al chiste fácil. O al silogismo, que para el caso es lo mismo. Veamos:
Punto 1.-Berlusconi es un facha por promulgar semejante ley.
Punto 2.- Un 65% de los encuestados están de acuerdo con semejante ley.
Luego: Por lo menos un 65% de los que han emitido su voto son fachas. Siempre, claro está, según Mariateresafernandezdelavega.
Corolario: como La Vanguardia es un diari tan representativo de la sociedad catalana hemos de inferir que la sociedad catalana es mayoritariamente facha. ¡Mira tú por dónde!
Bueno, algunas manipulaciones hay en el razonamiento. Nadie es perfecto. ¡Y da tanto gusto llegar a conclusiones!
viernes 6 de
junio de 2008
El
riesgo innecesario
¿Es un arte el toreo? Que sí. Que no. En fin,
el cuento de la Parrala. No me van a
agarrar por ahí.
Y todavía menos me van a agarrar por el lado que escoge la chusma catalanista
para denostar del invento. Como es "español", dicen ellos, no puede
ser sino una salvajada. Ergo, yo, que soy español, o españolista según ellos,
tengo que defenderlo.
Pues no, mire, por donde voy a agarrar los cuernos del toro es por el lado del riesgo innecesario. Y, ya , para redondear la faena, haciendo referencia, como nos recuerda Jacobus, a los que hacen de la contemplación de ese riesgo su espectáculo favorito.
Resulta que servidor ha tenido una profesión que exigía, entre otras, del afinamiento pedagógico para convencer al personal de lo pernicioso que era, respecto del resultado final, someterse a riesgos innecesarios, aún y todo siendo ellos placenteros, verbigracia, ponerse morado a golpe de filetes, fumar lo que venga en gana y otros mil hábitos antihigiénicos que no vienen ahora a cuento. Porque es que, conviene recordar, el cuidado de la salud comienza por conservar la que tenemos. Cuando la tenemos, claro está.
Pero es que, además, los políticos, sobre todo si son socialdemócratas, no paran de hacer leyes, muy sesudas todas ellas, conminándonos a evitar caer en tentaciones que pudieran poner en peligro nuestras vidas . Las nuestras y las del vecino. Sobran los ejemplos.
Y estando así las cosas, millones y millones gastados en prevenir los riesgos innecesarios, van unos tipos, la mar de cultos ellos, y nos quieren convencer de que lo que hace un chaval jugándose la vida delante de un toro es puro arte. Y venga a hacer literatura con toda esa simbología patatera. La inteligencia contra la fuerza bruta y demás zarandajas. ¡Pues anda que no hay por ahí fuerzas brutas a las que sería muy interesante oponerse con inteligencia! Claro que, entonces, a lo mejor había que estudiar antes matemáticas y cosas así. Una mierda, en definitiva.
Y luego van y rivalizan en inventar elogios hacia ese ese tal José Tomás, un suicida él a todas luces. Que si roza la divinidad, que si es el torero puro y absoluto, que si esto y que si lo otro, a cual más cursi y vacío. ¡Pero, por Dios, cacho mamón, te gustaría ver a tu hijo en semejantes trances! ¿Arte, dices? Quítale el morbo de la posible muerte en directo y cuéntame luego en qué queda todo eso.
Ya digo, por mí podéis seguir recreándoos en vuestra bajeza moral de voyeristas del peligro ajeno. Al fin y al cabo, en algo al menos, os redimen los altos precios que pagáis por las entradas al espectáculo. Pero, por si no lo sabéis, os diré lo que lo que Hamlet le dijo en cierta ocasión, respecto de las tradiciones, al cabronazo de su padrastro: que hay más honor en abandonarlas que en conservarlas. En inglés, aún queda mejor: more honour´d in the breach than the observance.
martes 10 de
junio de 2008
Piquetes o
"cargados de razones"
Durante los años que
permanecí en el Hospital de Valdecilla de Santander, primero como aprendiz y
luego como oficial, tuve el honor de trabajar al lado de una persona
excepcional. Se llamaba, y espero que se siga llamando, Palmira. Palmira nunca
se cargaba de razones: ella estaba allí para servir y lo demás, los sabios
análisis que cuestionaban el sistema, no le interesaban una higa. Siempre
estaba al quite y, si la tensión subía, tenía la respuesta oportuna, ya en
forma de chiste, ya de consuelo. Sin duda Palmira formaba parte de una especie
en vías de extinción. El caso es que con la llegada de la democracia y sus
consiguientes libertades, Palmira tuvo que hacer frente a quienes pretendían
imponer una huelga en la sanidad por motivos que a ellos les parecían
irrefutables. Palmira, así como quien dice, les mandó a la mierda. ¡Pues no
faltaría más! Ella estaba allí para enfrentar a un enemigo que nunca da tregua,
el sufrimiento ajeno. Y lo tenía claro: el que está en esa lucha, cabalga en
solitario. Así que a ella, que le dejasen de reivindicaciones gremiales y demás
zarandajas, que con el reconocimiento al que se hacía acreedora ya estaba
pagada y de sobra. Todos la querían.
El caso es que siempre que hay huelgas y se ven en los telediarios a esos piquetes que imponen por el terror sus procedimientos, lo primero que se me viene a la cabeza es la valentía de Palmira. Bueno, y también, lo reconozco sin rubor, Chuck Norris. ¡Qué inmenso placer no hubiese sentido el otro día si en vez de aquel pobre hombre se hubiese bajado del camión Chuck Norris y les hubiese dado unas cuantas "explicaciones" a los energúmenos del piquete que le impedía avanzar!
Resumiendo, que, como a mí maestra Palmira, me importa un bledo que me llamen facha, reaccionario, o lo que les venga en gana a los detentadores de la verdad gremial, pero eso de los piquetes me parece absolutamente intolerable y, si por mi fuera, se llevarían su merecido, pero multiplicado por dos. Y que conste que no tengo nada contra las huelgas. Incluso en ocasiones me parecen un sano recurso para mejorar ciertas aptitudes prepotentes del poder en cuestión. Pero nadie tiene derecho a imponer "su verdad" por la fuerza. Y menos todos esos indignados sobrecargados de razones con las que tratan de revestir de respetabilidad, si no su imbecilidad, que sí en muchos casos, sí, al menos, su manifiesta incompetencia para desenvolverse en el mundo como individuos libremente constituidos.
En fin, lo dicho, que en ocasiones me gustaría ser Chuck Norris para poder parar los pies a esos cretinos que pretender aplastarte con el peso de sus pobres razones. Y poder seguir mi camino en solitario. Para poder ser solidario si me da la gana.
viernes 13 de
junio de 2008
Las
lluvias inclementes
Lenguaje,
pensamiento/ tan raudo como el viento,/ civilizada disposición aprendió, y
también, /a esquivar los dardos de las lluvias inclementes.
No es de ahora. Lo escribió un autor de tragedias hace unos 2500 años. Eurípides, creo que se llamaba. Seguro que tenía en la cabeza el lenguaje de los políticos cuando se le ocurrió.
No es de ahora. Lo escribió un autor de tragedias hace unos 2500 años. Eurípides, creo que se llamaba. Seguro que tenía en la cabeza el lenguaje de los políticos cuando se le ocurrió.
-¡Te pillé! Has dicho
crisis.
-¡Mentira! Sólo he hablado de desaceleración seria del crecimiento.
-Luego, crisis.
-No, aceleración de la desaceleración acelerada.
-Luego, crisis.
-Y venga y dale. Que no, hombre, que sólo se trata de un enlentecimiento de la aceleración desacelerada enlentecida.
-Luego, crisis.
Bueno, reconozco que lo mío no es los juegos de palabras, pero, lo dicho arriba es, en espíritu, más o menos, el diálogo de besugos que se traen estos días políticos y periodistas de un bando y el otro. Porque, ¿saben?, políticos y periodistas son como uña y carne. Ellos sabrán el porqué de esa incongruencia, pero la adscripción partidaria del periodista es incuestionable. Una especie de batallón de modistillas, o cheerleaders, que jalean a su equipo.
Y digo yo, ¿y a mí qué me importa si es blanco o negro si no caza ratones? ¡Ay, Felipe de mi vida, cómo echo en falta ahora tu gracia salerosa! Y no este Zapatero que es un soso de mierda. Podría decir, por ejemplo: esto es una tendencia acelerada a la recesión del despelote desmadrado. O: una secuencia resbalosa del descojonamiento universal. No sé, pero algo que sonase atrevido, original y con cierta gracia sandunguera.
Y los otros: Pero es crisis. Tienes que decir que es crisis. ¿Por qué no quieres decir que hay crisis?
Pues muy sencillo, queridos, porque cada cual cuenta la feria según le va en ella. Y mira en qué coche más cojonudo acabo de llegar. Así que, juzga tú. Y, encima, con estos sueldos que no se los alta un torero. ¡A ti te quería ver yo en mi lugar! ¡Anda ya con la crisis! Será pa ti que no ves la hora para poder tragallo. Y es que, ya lo dijo el arcipreste:
Hurtaba la raposa a su vecino, el gallo./ Veíalo esto el lobo, mandábale dejallo./Decía no estar bien lo que es ajeno hurtallo./ Él no veía la hora para poder tragallo.
-¡Mentira! Sólo he hablado de desaceleración seria del crecimiento.
-Luego, crisis.
-No, aceleración de la desaceleración acelerada.
-Luego, crisis.
-Y venga y dale. Que no, hombre, que sólo se trata de un enlentecimiento de la aceleración desacelerada enlentecida.
-Luego, crisis.
Bueno, reconozco que lo mío no es los juegos de palabras, pero, lo dicho arriba es, en espíritu, más o menos, el diálogo de besugos que se traen estos días políticos y periodistas de un bando y el otro. Porque, ¿saben?, políticos y periodistas son como uña y carne. Ellos sabrán el porqué de esa incongruencia, pero la adscripción partidaria del periodista es incuestionable. Una especie de batallón de modistillas, o cheerleaders, que jalean a su equipo.
Y digo yo, ¿y a mí qué me importa si es blanco o negro si no caza ratones? ¡Ay, Felipe de mi vida, cómo echo en falta ahora tu gracia salerosa! Y no este Zapatero que es un soso de mierda. Podría decir, por ejemplo: esto es una tendencia acelerada a la recesión del despelote desmadrado. O: una secuencia resbalosa del descojonamiento universal. No sé, pero algo que sonase atrevido, original y con cierta gracia sandunguera.
Y los otros: Pero es crisis. Tienes que decir que es crisis. ¿Por qué no quieres decir que hay crisis?
Pues muy sencillo, queridos, porque cada cual cuenta la feria según le va en ella. Y mira en qué coche más cojonudo acabo de llegar. Así que, juzga tú. Y, encima, con estos sueldos que no se los alta un torero. ¡A ti te quería ver yo en mi lugar! ¡Anda ya con la crisis! Será pa ti que no ves la hora para poder tragallo. Y es que, ya lo dijo el arcipreste:
Hurtaba la raposa a su vecino, el gallo./ Veíalo esto el lobo, mandábale dejallo./Decía no estar bien lo que es ajeno hurtallo./ Él no veía la hora para poder tragallo.
martes
17 de junio de 2008
En
la virtud de la beneficencia.
Hubo hace unos doscientos años en mi pueblo un tipo, de profesión arcediano que, por lo que cuentan, era un corazón con patas. Dicen las crónicas de la época que "todas la mujeres públicas de París, Madrid o Cádiz, estafaban y sacaban protección a un hombre cuya pureza hubiera dejado mal a la cortesana griega que apostó a hacer pecar a todos los filósofos." El buen arcediano no se cortaba un pelo a la hora de soltar pasta sin pararse a pensar sobre su procedencia. Y así fue que, en cierta ocasión, echó mano a donde no debía, dando lugar con ello a un muy desagradable malentendido. Malentendido que, una vez solucionado, dio lugar a la ya, por todo el mundo conocida, famosa sentencia: "Hay que evitar en la virtud de la beneficencia el acaloramiento de la compasión, que no sólo expone a hacer inútil y estéril el bien, sino a ocasionar males de consideración."
En realidad, no venía a decir nada nuevo, ya que, bastantes años antes, La Rochefoucauld nos había advertido sobre el particular. Dijo: "Cada ser humano se prefiere a si mismo incluso cuando parece sacrificarse por otro, y ese pecado original de amor propio corrompe cualquier esfuerzo virtuoso."
Sin duda es un aviso muy oportuno para todos los navegantes de las ONGs y demás Madres Teresas que andan por el mundo haciendo, ¿quién lo podría dudar?, una tarea de todo punto loable. Lo cual no quita para que, como la experiencia enseña, muchos de esos "benévolos", debido a la hinchazón de la vanidad y otros beneficios que extraen de su trabajo, se conviertan en unos tiranuelos de la más despreciable calaña. Es decir, de los que, como actúan por mandato divino, no se pueden equivocar y, por tal, no tienen porqué soportar las críticas de nadie... y ya no sólo por algunas extralimitaciones de las que mejor no hablar por lo odiosas que resultan, si no, también, por los excesos de celo redentor, cual, por ejemplo, pudiera haber sido el de la famosa Madre Teresa de Calcuta al oponerse con todas sus fuerzas, por lo demás sobrenaturales, a cualquier tipo de control de la natalidad en su India del alma. Quizá, ¿quién sabe?, en su inconsciente más profundo aletease la convicción de que si naciesen niños de una forma más proporcionada se le iba a acabar el filón del que extraía su gloria. No sería extraño, pues, que detrás de tanto amor cósmico aliente un deseo de caos que lo es, también, de justificación y reconocimiento.
En fin, que es difícil saberlo y arriesgado sugerirlo, pero nada me puede librar de la sospecha de que la caridad de los virtuosos pudiera, no pocas veces, de alguna forma, ayudar a dilatar, a la larga, la injusticia.
El mundo es ansí
Lo dejó claro Baroja y, hoy, yo, a falta de mejor cosa que
hacer, lo voy a intentar corroborar.
El caso es que ha amanecido un día de esos que ni mandado hacer de encargo
puede salir mejor. Así es que a media mañana he aparejado la burra y he tirado carretera
adelante, por la que va de Alar hacia Cervera.
El cielo estaba completamente azul salvo algunas nubecillas de evolución por la parte de la
cordillera. Soplaba una brisa suave del sudoeste, muy apropiada para atemperar
el rigor de un sol casi vertical -estamos en pleno solsticio de verano-.
Bordeando el camino, campos de cebada, ya en sazón, y otros de trigo a punto de
estarlo. Y todos ellos con una cenefa de amapolas entreveradas de otras flores
azules cuyo nombre desconozco. He dejado a la izquierda Prádanos, el pueblo que dicen de los osos. O
los sosos, que no sé. Y pronto he visto en la distancia, entre los chopos, los
altos muros ocres de San Andrés del Arroyo. Una verdadera joya ese San Andrés.
Justo enfrente de la desviación para el monasterio hay otra que lleva a Santibáñez de Ecla.
Por ella me he metido y no he tardado en llegar al lugar. Me he dirigido a la
fuente, pero antes de llegar a ella, alguien que ha adivinado mis intenciones
me ha dicho que no funcionaba a la vez que me invitaba a pasar a su huerto
donde podría beber todo el agua que desease. Bueno, aquello era un "locus amenus"
de los que tantos hay ahora por todas las partes. No cabe duda de que la gente
de este país ha aprendido por fin a montárselo como Dios manda. Saciada ya la
sed y provisto de las adecuadas informaciones he ido hacia la iglesia. Asentada
sobre una peña que domina todo el caserío, es una de esas que han hecho celebre
la región, ya saben, del "románico palentino". Verdaderamente
notable, en cualquier caso.
Allí, por los alrededores del templo, tomaba el aire un señor con el que no he
tardado en entrar en conversaciones. Estaba triste el hombre. Se quejaba de
cómo es la gente hoy día. Y, para mi sorpresa, ha puesto como ejemplo de la
mala educación a los que suelen venir a pasar el fin de semana en una casa
rural , muy cuca ella, que hay en un lateral del pueblo. He tratado de quitarle
importancia a la cosa con el típico tópico de que siempre ha sido más o menos
igual. No parece que le haya convencido y hemos pasado a otro tema. Él, Álvaro de nombre, es un jubilado de Renfe que por diversos motivos que no hacen al
caso pasa gran parte de su tiempo en el lugar. Y como no le gusta estar ocioso
se ha dedicado a convertir los alrededores de la iglesia en un verdadero Edén.
Todo está allí impecable, con gran variedad de árboles, plantas y setos,
colocados con pericia de diplomado en la materia. Sin duda, todos los vecinos
le debieran estar agradecidos, pero, ¡cosas de la vida!, por desgracia no es
así: hay un vecino, que él sabe quien es pero no quiere decirlo, que le odia. Y
por eso ha sido que el tal ha agarrado un bidón de ácido y se ha dedicado a
matar todas las plantas y setos que ha podido. Pero Álvaro, a golpe de tesón ha conseguido reparar
la mayor parte del desaguisado... en el fondo, pensé, el malvado no ha hecho
otra cosa que darle a Álvaro más motivos
para vivir...
Y entonces hemos llegado a la cancela que da acceso al recinto del templo. Le
he preguntado que por qué estaba aquella piedra tirada allí -véase la foto-. Y
entonces es cuando la historia ha enlazado con lo de la casa rural y la mala
gente que la disfruta. Resulta que un fin de semana vinieron un grupo de
parejas de treintañeros con toda su
prole a ocuparla. Hasta aquí todo normal. Pero claro, los niños, cuando se
juntan varios, ya se sabe. Y los treintañeros,
también. El caso es que los niños, buscando siempre, como es normal de su
condición, algo en donde columpiarse,
dieron con que la hoja derecha de la puerta de la cancela era idónea para sus
propósitos. Todo fue darse cuenta y ponerlo por obra, todos juntos, ocho o así,
colgados del invento, para un lado y para el otro, ji, ji ji, ja, ja,
ja. Y siempre, claro está, bajo la
atenta y divertida, y acaso orgullosa, mirada de sus treintañeros progenitores. Hasta que, ¡cataplúm!, el soporte de la puerta cedió
arrastrando con él la piedra que lo coronaba. Tragedia al canto. Hubo una niña
malherida.
Bien, son cosas que pasan. Ya sabemos de la estulticia humana. Y más de la de
los treintañeros cuando forman manada.
Pero lo que a Álvaro le tiene indignado
no es la tontería de esa gente sino su maldad. Resulta que los papás de la niña
accidentada, ni cortos ni perezosos, no se les ha ocurrido mejor cosa que ir y
poner una denuncia al ayuntamiento del pueblo por tener la cancela de acceso al
templo en malas condiciones. Y el juez ha admitido a trámite la denuncia. Y hay
juicio a la vista. Y la parte demandante reclama cinco millones de las antiguas
pesetas de indemnización. Y el pueblo sólo tiene cuatro vecinos. El resto de
las casas son segundas viviendas.
En fin, juzguen ustedes. En cualquier caso, seguro que los padres han puesto la
denuncia, no por la pasta sino para que no le vuelva a pasar a nadie lo mismo.
Ya digo, encima buenos. Es lo que se lleva.
lunes 23 de
junio de 2008
Una
propuesta interesante.
Bien, nos pasamos la vida pontificando sobre como deberían ser las cosas para que las cosas sean como deberían ser. Y como dice la canción, así pasan los años, etc., etc., ¿hasta cuando? por lo que más tu quieras...
Pero no siempre es igual. Hay gente que se deja de pamplinas y pone manos a la obra. En los EEUU de América, claro. En los denostados EEUU de América, para ser más exactos. Bien es verdad que, seguramente, es allí donde es más fácil darse cuenta del desaguisado y, por tanto, mayor el impulso a tomar iniciativas correctoras. En cualquier caso, sea por lo que sea, las toman y, con ello, marcan un camino que, si no somos necios, debiéramos seguir.
Porque, seguro que hasta el más tonto del barrio ya se ha dado cuenta de que es una incongruencia que los de Galicia beban agua embotellada en Cataluña y viceversa. Y venga camiones de aquí para allá, como si tal cosa. Y luego, claro, protestas porque el Gobierno del Estado no hace nada para que bajen los precios de los derivados del petróleo. Y todo por ahí hecho un asco. ¿Se han fijado ustedes cómo están las cunetas de la patria? Hay en ellas, entre otras inmundicias, suficiente plástico para...
El caso es que un día ya lejano, paseando por un lugar tan postinero como Comillas, viendo lo que veía cuando miraba hacia el suelo, se me ocurrió el siguiente romancillo:
Balada del repartidor
Dice un antiguo
refránque al que parte y bien reparte,
todos ustedes verán
llevarse la mejor parte.
El que parte puede ser,
pero no el repartidor,
al que todos pueden ver
llevarse la parte peor.
Se ha parado usté a pensar
cuales son las proporciones
de ese ejercito sin par,
soporte de las naciones.
Se levanta con la aurora
y prepara su camión;
recorrerá hora tras hora
las rutas de la región.
Uno lleva Coca-Cola,
el otro va con butano;
otro lleva Pepsi-Cola,
o fritos de Matutano.
Ahora se para en un bar
para dejar un pedido,
beber un blanco y marchar
sin tomar otro respiro.
Trabaja como un esclavo;
sube, baja, mete y saca;
venga y dale, raca, raca,
para ganar cuatro chavos.
Pingüinflas y Mikobrujas,
Tigretones, Bollikaos,
mil bebidas con burbujas,
llegando a todos los laos.
Frutos secos Don Facundo,
Palmeras la Milagrosa,
a cualquier rincón del mundo
ellos llevan cualquier cosa.
Happy Dent sabor a menta;
o unas Ruffles onduladas;
sustancias muy elaboradas
que producen muerte lenta.
Peky Sport aperitivo,
Cotufas Don Celedón,
toneladas de aditivos
con peligro de explosión.
Triky Rissy o Donetes,
o unos Rufinos gigantes,
a millones te los metes
y nunca tienes bastantes.
Con un Gran Cuore de Frigo,
o un Calippo de Fresa,
la perfección va contigo
en los placeres de mesa.
Cervezas, vinos, licores,
existe gran variedad
para calmar la ansiedad
de mayores y menores.
Millones de golosinas
para acallar a los niños,
aunque tales medicinas
les pongan fatal los piños.
Ventajas de pertenecer
al tinglao capitalista,
que podemos escoger
entre interminable lista.
Los precios son muy asequibles,
cualquiera puede pagarlos;
los envases inservibles
por doquier puedes tirarlos.
Ahora da gusto ver
playas, calles y paseos,
adornados por haber
satisfecho los deseos.
¡Gloria a ti, repartidor!
Sin tu esfuerzo sobrehumano
no tendría el comprador
tanta variedad a mano.
Y si no fuera posible
escoger y equivocarse,
mejor sería marcharse
de un mundo tan horrible.
Se habrán dado ustedes cuenta
del papel fundamental
que estos rasos representan
en la comedia social.
Sin ellos la economía
sería ciencia menor,
¿Qué hacer sin la plusvalía,
que genera su sudor?
Caeríamos en el marxismo
ese infierno popular
donde todos van a dar
en el peor pasotismo.
Pero no es nuestro problema;
aquí se reparte a esgaya;
la abundancia es nuestro lema;
consumir nuestra batalla.
Así es la nueva cultura,
la religión del imperio,
cuyo único misterio:
la producción de basura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario